ESTADOS UNIDOS: RICH TUCKER

Los Juegos Olímpicos demuestran el valor de la competencia

Este fin de semana, el equipo olímpico de baloncesto masculino de Estados Unidos es claramente el favorito para llevarse la medalla de oro. Favorito, pero no está garantizado.

09 de Agosto de 2012

Este fin de semana, el equipo olímpico de baloncesto masculino de Estados Unidos es claramente el favorito para llevarse la medalla de oro. Favorito, pero no está garantizado.

Los americanos se enfrentaron a Argentina el lunes (sólo un punto por delante en la primera mitad) y la semana pasada superó a Lituania sólo por cinco puntos. Se puede derrotar a este equipo. Y esa es una situación bastante diferente respecto a hace dos décadas.

Le Bron James, Dream Team USAEn su nuevo y excelente libro, The Dream Team (El equipo de ensueño), Jack McCallum cuenta la historia del equipo olímpico de baloncesto de Estados Unidos en 1992. Eran los primeros Juegos Olímpicos en los que se permitía tomar parte a los jugadores profesionales americanos (otros atletas habían sido semiprofesionales durante muchos años -recuerde que el mismo grupo de jugadores de hockey soviéticos aparecía cada cuatro años-.

El plantel de figuras de la NBA hizo de los Juegos Olímpicos del 92 más una coronación que una competición. El Dream Team encadenó una serie de victorias de dos dígitos. Los otros jugadores, sabiendo que eran inferiores, a menudo buscaban los autógrafos de los miembros del Dream Team antes de saltar a la cancha.

La competición pareció injusta en aquel momento. Todo parecía hecho simplemente para resaltar cuán superiores eran los mejores jugadores de baloncesto estadounidenses frente a los mejores jugadores del resto del mundo. Sin embargo, una competición tan abierta en realidad ayudó al resto del mundo a subir el nivel de su juego.

“Jugar contra ellos era como una misión imposible”, comentó a McCallum uno de los jugadores españoles del 92, ahora entrenador en su país. “Pero era una buena misión. Todo el mundo del baloncesto estaba esperando esto porque los jugadores, si son serios, quieren jugar contra los mejores sin importarles el resultado. Sólo jugando con los mejores se puede uno convertir en el mejor”.

Y muchas de las estrellas de la NBA de hoy en día (incluidos los extranjeros Dirk Nowitzki, Tim Duncan y Steve Nash) se inspiraron para dedicarse a anotar canastas mientras veían al Dream Team.

El resto del mundo se puso a su nivel con bastante rapidez, comenta McCallum. En el plazo de una década, los profesionales norteamericanos estaban perdiendo en las competiciones internacionales. De hecho, el equipo olímpico de Estados Unidos de 2004 se tuvo que conformar con el bronce.

La economía funciona del mismo modo. La competición tiende a hacer que los demás mejoren. Y ningún país ni ninguna compañía pueden mantener su ventaja indefinidamente. El libre comercio y la competición abierta ayudan a que los países más pobres se centren en las cosas que pueden hacer bien y eleven sus estándares de vida. Y eso es exactamente lo que ha estado sucediendo, con el liderazgo estadounidense, durante varias décadas.

 

La versión en inglés de este artículo está en Heritage.org.
Rich Tucker | Heritage Libertad, The Heritage Foundation