ESTADOS UNIDOS: EMILY GOFF

Servicio Postal de Estados Unidos: ¿principio del fin?

El 1 de agosto pasado, el Servicio Postal de Estados Unidos (USPS) incurrió en el impago de $5,500 millones provenientes de los pagos al Tesoro por los futuros beneficios médicos de sus jubilados.

03 de Agosto de 2012

El 1 de agosto pasado, el Servicio Postal de Estados Unidos (USPS) incurrió en el impago de $5,500 millones provenientes de los pagos al Tesoro por los futuros beneficios médicos de sus jubilados.

No se trata de una suma pequeña, sin duda. Pero para desgracia del USPS (y para ira de los contribuyentes) esta sólo marca el primero de diversos impagos anticipados y posiblemente aún mayores en meses venideros.

El próximo mes, el USPS deberá al Tesoro $5,600 millones, de nuevo a causa de los futuros beneficios médicos de sus jubilados. Poco después, vencerá un pago de $1,500 millones como compensación de los trabajadores al Departamento de Trabajo.

US Postal ServiceA pesar de estos impagos, las actividades cotidianas del USPS continuarán. Todo seguirá igual para sus empleados y los clientes seguirán recibiendo el correo. Pero, si la actual tendencia continúa, no pasará mucho tiempo antes de que tengan lugar otros enormes impagos que acarrearán impagos a los proveedores o incluso la pérdida de nóminas. Hasta el USPS reconoce su nefasta situación económica y prevé que sin una reforma fundamental, la compañía será insostenible.

Aunque la atención se centra justo ahora en los beneficios prefinanciados de las pensiones, la auténtica razón de las graves dificultades financieras del USPS es el constante descenso del volumen de correo pues los clientes usan cada vez más las comunicaciones electrónicas. Los tiempos y la tecnología han cambiado; el USPS no.

Pero aún quedan por desarrollar varias alternativas potenciales para el futuro del USPS. Estrictamente en un sentido retórico, el USPS podría fracasar por completo, llevando al cierre de oficinas postales por todo el país. Una alternativa posible es que los contribuyentes pudieran acabar subsidiando su supervivencia y sus obligaciones de beneficios prefinanciados de entre $15,000 millones y $20,000 millones anuales. El impago de hoy palidece en cuanto se compara con esas gigantescas sumas y, posiblemente, con los futuros rescates financieros.

O también el Congreso podría permitir que el USPS cambie su modelo de negocio y pueda innovar, dándole una oportunidad de luchar para sobrevivir en una economía y en un entorno tecnológico en el que lamentablemente se ha quedado atrás.

El primer escenario va más allá del desagrado para los políticos de Washington o para muchos de los clientes del USPS, mientras que sería irresponsable imponer a los contribuyentes el segundo. Sin embargo, el tercero es la única solución que dará al USPS la oportunidad de permanecer a flote sin cargar a los contribuyentes con miles de millones de una deuda cuyo pago no pueden afrontar.

Pero la ley actual coarta en todo momento la capacidad del USPS para cambiar. Una reforma significativa requiere que el Congreso elimine las restricciones que dictan las operaciones del USPS. Por ejemplo, los mandatos del Congreso requieren el reparto del correo seis días a la semana, lo que hace que sea extremadamente difícil cerrar las oficinas pequeñas que no son rentables. Un proyecto de ley presentado por el representante Darrell Issa (R-CA), que sigue pendiente en el Congreso, daría los primeros pasos en la dirección de dicha reforma.

Precisamente ahora, el USPS se parece a un auto que se dirige hacia el borde de un precipicio, salvo que el volante está bloqueado y un ladrillo está presionado el acelerador. La tecnología ha cambiado, pero al USPS no se le ha permitido adaptar su modelo de negocio y sus servicios en consecuencia. Antes de que ocurra un impago de consecuencias tangibles, el Congreso debería quitar ese ladrillo del acelerador. Y, bastante antes de que el Congreso se haga insensible a los rescates financieros anuales, se debería desbloquear ese volante y darle al USPS la flexibilidad que necesita para operar en pleno siglo XXI.

 

La versión en inglés de este artículo está en Heritage.org.

 

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Emily Goff | Heritage Libertad, The Heritage Foundation