Carta abierta de asociación de policías a los vecinos de Cañuelas
En estas horas, nuevamente, estamos viendo una población enardecida que justicieramente reclama justicia y mejor seguridad. Dos servicios que son básicos en cualquier sociedad civilizada. Dos servicios públicos que desde hace algo más de diez años vienen mostrando ineficiencias por las que la sociedad termina pagando un muy alto costo...
En estas horas, nuevamente, estamos viendo una población enardecida que justicieramente reclama justicia y mejor seguridad. Dos servicios que son básicos en cualquier sociedad civilizada. Dos servicios públicos que desde hace algo más de diez años vienen mostrando ineficiencias por las que la sociedad termina pagando un muy alto costo.
Esta vez es en Cañuelas, por el asesinado de dos honestos comerciantes, los hermanos Marcelo y Leonardo MASSA, a cuya familia hacemos llegar nuestra solidaridad y condolencias.
No se puede menos que reconocer el legítimo enojo del vecindario de Cañuelas. Es más, deben saber que el personal policial de esa ciudad, como el de toda la provincia, comparte la misma indignación porque también son víctimas. Su familias están expuestos a los mismos peligros que sus conciudadanos, además por la impotencia que sufren al no poder hacer más de lo que se les permite hacer; también indignados por la cantidad de compañeros y amigos muertos cumpliendo con su compromiso contraído con la comunidad, muchas veces no valorado ni reconocido por la sociedad a la que sirvió.
Podríamos apelar a nuestros archivos en APROPOBA para demostrar a toda la comunidad bonaerense lo acertado de nuestros pronósticos acerca de la inseguridad. Por supuesto, nunca fuimos escuchados por el gobierno del Ingeniero Agrónomo Felipe SOLA. Toda su atención estaba puesta en los planes de León Arslanián, Saín, Binder, Marta Arriola, Horacio Verbitsky, Eugenio Zaffaroni, las organizaciones de Derechos Humanos y otros personajes nefastos, que hoy día siguen queriendo resucitar ese experimento fracasado que costó y cuesta aún a los bonaerenses un verdadero baño de sangre.
En el año 2003, con motivo del imprudente e imperdonable desguace de la fuerza policial, la campaña de desprestigio y persecución a su personal, anticipamos, entre otras, cosas lo siguiente:
"(...) Si se insiste en seguir haciendo leña de este árbol caído que no soporta ya ni un solo hachazo más; o si se pretende continuar mirando la realidad solo con ojos políticos; haciendo seguridad contra la policía en vez de con la policía; si se persiste en ocupar las energías del estado y de otras organizaciones, como la prensa, solo en los malos policías, dejando a los buenos librados a su suerte, como carne para los buitres. Si la seguridad sigue construyéndose desde escritorios con brillantes técnicos universitarios, dueños de una oratoria envidiable, pero que nunca hablaron con un preso, ni secaron jamás las lágrimas de una mujer recién violada o no compartieron las largas noches con los padres o hijos de un secuestrado; si siguen elaborando operativos a todas luces estériles, que solo sirven para malgastar dinero y cansar al personal; entonces pronto la delincuencia ganará las calles de los pueblos más apacibles, como la han ganado en los grandes centros, y se repetirán las puebladas con gente enardecida reclamando en el lugar equivocado, y seguirán cambiando Comisarios, y se verán obligados a seguir mintiendo, hasta que la realidad se imponga por sí sola y arrase con todo..."
Tal cual lo anticipáramos, se están produciendo puebladas con gente enojada con razón, pero reclamando en el sitio equivocado. Decimos en el lugar equivocado porque los hombres y mujeres policías no son los culpables de esta verdadera catástrofe. Si bien es cierto que existen hechos aislados en los que se ha podido demostrar algún acto de corrupción policial o connivencia con delincuentes, de lo cual los buenos policías son los primeros perjudicados (porque es su vida la que está en peligro mucho antes que la de los demás) el descalabro de la inseguridad no es responsabilidad de la institución policial ni de sus miembros. Es una cuestión que corresponde al ámbito de la política.
La comunidad suele tener mala memoria, inclusive de las cuestiones trascendentes como es la seguridad pública. Por eso, es bueno recordar desde nuestra Asociación Profesional de Policías de la Provincia de Bs. As. (APROPOBA) que en más de una vez las autoridades políticas de la provincia –Ministros, Gobernador, Legisladores, Intendentes- para justificar la destrucción de la fuerza policial más importante del país, dijeron que “...La seguridad es muy importante como para que esté en manos de la policía…”, aludiendo aquella famosa frase similar referida a la guerra y a los militares.
Un razonamiento malicioso. No es comparable una guerra, que es un hecho eminentemente político en el que los militares deben ser sus ejecutores, con la Seguridad ciudadana, que es un servicio público interno, cuya estrategia o planes deben ser elaborados por experto en la materia; si se quiere, con participación de ciudadanos civiles, políticos o no, pero indefectiblemente por los expertos que son policías, en los que la sociedad invirtió años y mucho dinero para prepararlos. Nadie que esté en su sano juicio se atrevería decir “…que la salud es demasiado importante para que esté en manos de los médicos…”
Sin embargo, en nuestra dirigencia existen esas “mentes brillantes” que afirmaron semejantes disparates, con el argumento falaz de que la policía se autogobierna, como si no existiera la democracia ni sus organismos de control.
Y obraron en consecuencia. Designaron civiles para el manejo de todas las áreas de la policía y para la elaboración de planes de seguridad. A tal fin, construyeron todo un andamiaje jurídico compuesto por leyes, reglamentos, resoluciones, etcétera, que dejaron a los expertos uniformados marginados de toda decisión, sea en la administración de personal como en la estrategia y táctica operativa. Es decir que la actividad policial, desde hace ya diez años, está absolutamente reglada, sin margen de discrecionalidad para sus efectivos, y es conducida exclusivamente por funcionarios políticos obviamente civiles.
Justo es reconocer también, que el actual gobierno provincial parece querer recomponer la institución y rearmar moralmente a sus efectivos, aunque es mucho lo que falta por hacer y muchos los palos en la rueda que permanentemente se le pone desde otros niveles del poder…
Por eso es que afirmamos, que la comunidad enardecida, aún con legítima razón, está reclamando en el lugar equivocado…
Sería mucho más fructífero el reclamo, si los vecinos de toda la provincia exigieran a sus Intendentes Municipales -que son los jefes políticos de la comuna- la organización de reuniones populares multitudinarias, en orden, sin agresiones ni insultos, a las que asistan los Señores Diputados de la correspondiente Sección electoral, de todas las agrupaciones políticas, Ministros y miembros del Poder Judicial Provincial y Departamental. Porque a ellos les corresponde tomar las medidas políticas y jurídicas que la fuerza policial necesita como para la emergencia; teniendo presente que las herramientas de trabajo que cuenta la policía hoy para combatir la delincuencia, son las que les dio la misma comunidad que hoy con razón protesta, a través de sus representantes en la Legislatura Provincial. No más. Si no son suficientes o no satisfacen, hay que pedir otras. Pero en el lugar que corresponde.
Es injusto e ingrato que se siga agrediendo e insultando a los únicos que, a pesar de todo, trabajan de verdad y a riesgo de la propia vida por la seguridad. Para lo único que sirven las puebladas frente a las Comisarías es para ser funcional a ese sector de ideólogos que permanentemente acude al gastado argumento de la corrupción policial como causal de la inseguridad, para que las verdaderas raíces de esta tragedia que padecemos los bonaerenses continúen ocultas. Y para desviar la atención seguirán proponiendo como única solución el cambio de comisarios, como lo hacían con las famosas “purgas” a las que algunos apelaban para calmar los ánimos del pueblo; y a seguir mintiendo…
Como están las cosas hoy, el personal policial está cansado de ser siempre el chivo expiatorio pues sabemos que, mientras la población llora a sus vecinos asesinados, ya hay en estos momentos quienes –como buitres- están fregando sus manos y afilando los dientes para salir a obtener réditos políticos de esta desgracia. Tampoco no nos vamos a quedar callados ante quienes tienen la responsabilidad y el deber de instrumentar medidas adecuadas al momento, para que la fuerza policial con la experiencia y valor de sus hombres y mujeres, pueda dar término a la matanza de vecinos y de policías que se viene registrando desde hace mucho tiempo.
Desde Apropoba, exhortamos al personal activo –en este caso de Cañuelas y la zona- a trabajar por el pronto esclarecimiento de estos crímenes. A las autoridades políticas para que asuman las responsabilidades de la hora; y a los vecinos que se esclarezcan mejor sobre la situación, para que griten y exijan en el lugar adecuado, ante quién corresponde. Que dejen de pegarle a los únicos que a pesar de todo, estarán siempre dispuestos a jugarse la vida por ellos.
2 de Julio de 2012
Jesús Evaristo Scanavino
Comisario (R.A.)
Secretario de Organización de APROPOBA | Asociación Profesional de Policías de la Provincia de Buenos Aires
Web: http://www.apropoba.com.ar/ e-Mail: central@apropoba.com.ar
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