ECONOMIA INTERNACIONAL: GERALD P. O'DRISCOLL JR.

De cómo el Euro llegará a su fin

El euro es la primera moneda en el mundo en ser sacada de la nada. Es una moneda sin un país. La Unión Europea (UE) no es un estado federal, como EE.UU., sino una aglomeración de estados soberanos...

28 de Junio de 2012

Gerald P. O'Driscoll es ex-vicepresidente del Banco de la Reserva Federal en Dallas y académico asociado del Cato Institute.

El euro es la primera moneda en el mundo en ser sacada de la nada. Es una moneda sin un país. La Unión Europea (UE) no es un estado federal, como EE.UU., sino una aglomeración de estados soberanos. Los países europeos están llenos de rigideces, incluyendo aquellas en los mercados laborales —donde las diferencias de idioma y la protección de mercados y profesiones en muchos países impide la movilidad laboral. Eso dificulta el ajuste de las economías de los países a los cambios cíclicos y estructurales de la economía.

EuroPor estas razones, cuando el euro fue creado en 1990, Milton Friedman predijo su muerte en menos de una década. Se equivocó en cuanto al tiempo, pero todavía podría estar en lo correcto en cuanto al hecho.

Grecia es el epicentro de una crisis monetaria y fiscal en la Eurozona. Los mercados temen una "Grexit", la salida de Grecia del euro. Esa salida es inevitable. El fin del euro se determinará en España.

Pero primero consideremos a Grecia, que está involucionando y apartándose de una economía en la que se usa el dinero. Las empresas, los hogares e incluso el gobierno están cortos de dinero. El gobierno no está pagando a sus proveedores y trabajadores puntualmente, por lo que las familias no pueden pagar sus cuentas a las empresas con las que realizan transacciones. Las empresas, a su vez, no pueden pagar a sus proveedores. Hay una abrumadora escasez de dinero.

Normalmente, el crédito complementa al dinero en las transacciones económicas. Sin embargo, hay escasez de crédito en Grecia. Cualquier persona que lo puede hacer, está sacando su dinero del país, transfiriéndolo a bancos en otros países de la Eurozona, como Alemania, o fuera de la Eurozona a bancos en Suiza, Reino Unido y EE.UU. (franco, libra y dólar, respectivamente).

En ausencia de un evento realmente dramático, Grecia saldrá del euro no por decisión propia sino por necesidad. Lo hará no porque el dracma (su moneda anterior) sea superior al euro, sino porque el dracma es superior al trueque. La calidad de vida de los griegos, que ya ha empeorado sustancialmente, empeorará aún más en el corto y mediano plazo. Después de eso, dependerá de los habitantes de Grecia forjarse un nuevo futuro.

Mientras que una salida de Grecia de la euro zona tendrá importantes repercusiones, no va a desatar el escenario apocalíptico que algunos pintan. La salida de España sería un asunto completamente diferente. A diferencia de Grecia, España es una economía importante. Según el Fondo Monetario Internacional, en tipos de cambio oficiales de 2011, la economía de España era cinco veces la griega. Y a diferencia de Grecia, España cuenta con numerosos bancos, algunos grandes y globales.

La tragedia griega comenzó con una crisis fiscal —causada porque el gobierno gastó más dinero del que recaudaba— que se convirtió en una crisis bancaria. En España, hay una crisis fiscal que agudiza la crisis bancaria.

Las crisis fiscales y bancarias están frecuentemente relacionadas porque, en las economías modernas, el Estado y la banca están unidos. Los bancos adquieren deuda del gobierno, apoyando al Estado, y los gobiernos garantizan los pasivos de los bancos. Cuando una parte se debilita, la otra también.

Los bancos españoles se ven afectados no solo porque el gobierno español cuenta con grandes déficits fiscales, sino también debido a los malos préstamos otorgados al sector privado. Muchos bancos españoles prestaron significativamente a desarrolladores inmobiliarios y a los individuos que querían adquirir los inmuebles construidos por los desarrolladores. El sector español de la construcción es sustancialmente más grande en relación al resto de su economía que el sector de la construcción en los demás países de la Eurozona o en Estados Unidos. Y la deuda bancaria para financiar este sector ha credido mucho más rápido que en otros lugares.

Los bancos españoles han asumido grandes pérdidas sobre sus préstamos, pero no es suficiente. Solo está en duda el tamaño exacto que estas tendrán en el futuro, pero no el hecho de que serán muy grandes. El gobierno español ha nacionalizado efectivamente un banco, Bankia —debido a la amenaza de insolvencia— pero es muy probable que enfrente más adquisiciones.

Madrid ha admitido, finalmente, que no tiene los fondos para recapitalizar sus bancos. Los ministros de finanzas de la Unión Europea han comprometido €100.000 millones ($125.000 millones) a tal efecto. La experiencia con las crisis bancarias en general sugiere que las estimaciones tempranas de las pérdidas resultarán ser demasiado bajas. Los líderes políticos comienzan con la negación y luego ofrecen solo un reconocimiento tardío de la magnitud de los problemas bancarios. Esa fue la realidad de la crisis de ahorros y préstamos en la década de los ochenta y de la crisis inmobiliaria de 2007-2008 en EE.UU., de la crisis bancaria en Irlanda, y, hasta ahora, hemos visto lo mismo en España.

La manera cómo se maneja la situación bancaria española determinará el futuro del euro y la posiblemente, de la más amplia UE. ¿Estarán dispuestos los contribuyentes de Alemania y de los demás países solventes a financiar otro rescate aún mayor para los bancos españoles y salvar a los españoles sin recursos? ¿Se le pedirá a los ciudadanos de los países fuera de la Eurozona, como Suecia o Reino Unido, que contribuyan? ¿O acaso se le permitirá a España a descender en una catastrófica crisis bancaria semejante a la Gran Depresión de la década de 1930?

Los problemas bancarios españoles no son el fin, sino solo el inicio de los problemas bancarios europeos. Los bancos en Francia, Reino Unido y Alemania también tienen grandes cantidades de deuda pública y privada de Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España. El gobierno de Chipre ya ha hecho una solicitud "excepcionalmente urgente" de fondos para recapitalizar sus bancos y los mercados están preocupados por la deuda de Italia, que limita la capacidad de Roma para lidiar con los problemas bancarios.

La Eurozona se encuentra en crisis, en el sentido estricto de la palabra: se trata de un punto de inflexión del que podría recuperarse o caer en estado terminal. Un factor importante que podría determinar el resultado es la calidad de liderazgo en Europa.

En general, los líderes políticos en Europa se han comportado bastante irresponsablemente, con algunas excepciones, particularmente en algunos países nórdicos (por ejemplo, Estonia). Pero la falta de liderazgo podría ser el factor decisivo que derive en la desaparición del Euro. Tanto en España como en otros sitios, los líderes han estado dispuestos a aplicar soluciones temporales a sus problemas bancarios, en lugar reconocer la verdadera magnitud del problema. Serán los bancos, y no los déficits fiscales, conducirán al Euro hacia su fin.

Al final, estoy de acuerdo con Milton Friedman. Si Europa hubiese tomado la decisión política de convertirse en un estado federado, una moneda única hubiese sido el resultado natural. Cuando 17 estados decidieron adoptar el euro sin antes contar con una unión política, lo hicieron al revés.

Este artículo fue publicado originalmente en The Wall Street Journal (EE.UU.) el 13 de junio de 2012.

Gerald P. O'Driscoll Jr. | The Cato Institute, sitio web