ESTADOS UNIDOS: POR LINDSEY BURKE

Con algunas correcciones, la agenda educativa de Mitt Romney sería fantástica

Mitt Romney ha hecho público su plan para reformar el enfermo sistema educativo de Estados Unidos. Se basa en la opción escolar, el empoderamiento de los padres y pide una mayor transparencia de resultados.

27 de May de 2012

Mitt Romney ha hecho público su plan para reformar el enfermo sistema educativo de Estados Unidos. Se basa en la opción escolar, el empoderamiento de los padres y pide una mayor transparencia de resultados. Por el camino, amonesta a los sindicatos educativos –muy acertadamente– por oponerse a la reforma.

Es de destacar que el plan de Romney ampliaría el asediado Programa Escolar de Oportunidad de D.C. (DCOSP) que proporciona becas a niños de familias con bajos ingresos en la capital de la nación. El presidente Obama se ha mostrado hostil hacia este programa de becas. Muy recientemente puso un tope a las inscripciones en el DCOSP, después de haber aceptado su reautorización justo el año pasado.

Mitt Romney, candidato presidencialEl instinto de Romney para ampliar la opción escolar y el DCOSP da en el blanco. Dado que la educación en el Distrito de Columbia está bajo la jurisdicción del Congreso, es totalmente apropiado pedir la ampliación de este programa de bonos escolares.

Romney propone también crear fondos educativos federales transferibles para niños de familias con bajos ingresos y para niños con discapacidades, haciendo automáticamente que se dé cheques escolares bajo el Título I de Que Ningún Niño Se Quede Atrás (NCLB) y a la ley de Educación para Personas Discapacitadas (IDEA). Este es un objetivo loable, pero para reflejar mejor los principios del federalismo, debería corregir el lenguaje para dejar que los estados creen fondos transferibles para el Título I y para la IDEA.

Además, Romney comentó que: “Para recibir el complemento total de dólares para educación federal, los estados deberán dar a los estudiantes una amplia opción escolar. Además, las opciones de aprendizaje digital no deben ser prohibidas. Y las escuelas chárter u opciones escolares similares deberán ser ampliadas para ajustarse a la demanda estudiantil” (Énfasis añadido).

En efecto, la opción escolar, el aprendizaje digital y las escuelas chárter son imprescindibles para mejorar el sistema educativo de Estados Unidos. Pero el gobierno federal no debería estar dictando lo que los estados deben hacer en términos de política educativa. No caigamos en la trampa de convertirnos en tecnócratas conservadores al emplazar mandatos sobre los estados para que implementen ciertas normativas con las que estamos de acuerdo. Ese es el error que algunos conservadores cometieron con Que Ningún Niño Se Quede Atrás.

 

La versión en inglés de este artículo está en Heritage.org.

 

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Por Lindsey Burke | Heritage Libertad, The Heritage Foundation