ESTADOS UNIDOS: POR MIKE BROWNFIELD

Pocos cambios en la economía de Barack Obama

Estados Unidos se encuentra en una encrucijada. El informe sobre el empleo de hoy muestra que, tras dos años en recuperación, la economía estadounidense lamentablemente aún está rindiendo menos de lo esperado, sumando en marzo sólo 120.000 nuevos empleos...

06 de Abril de 2012

Estados Unidos se encuentra en una encrucijada. El informe sobre el empleo de hoy muestra que, tras dos años en recuperación, la economía de estadounidense lamentablemente aún está rindiendo menos de lo esperado, sumando en marzo sólo 120.000 nuevos empleos, alrededor de la mitad del índice de crecimiento del empleo de los tres meses anteriores, que por sí mismos eran algo decepcionantes para esta fase de la recuperación.

Presidente Barack Hussein ObamaQuizás el aspecto más sorprendente del informe sobre el empleo sea hasta qué punto el mercado laboral “apenas ha cambiado”, una impresión que el informe refleja repetidamente. Por ejemplo, la tasa de desempleo es del 8.2%, todavía dos puntos porcentuales mayor que el máximo durante la recesión de 2001, es decir, “apenas ha cambiado”. Otros ejemplos, con las cursivas añadidas:

· El número de personas desempleadas (12.7 millones) “apenas ha cambiado en marzo”.

· “Entre los principales grupos de trabajadores, el índice de desempleo de los hombres adultos (7.6%), las mujeres adultas (7.4%), los jóvenes (25.0%), entre la población blanca (7.3%), la población negra (14.0%) y la población hispana (10.3%) mostró pocos o ningún cambio”.

· ”El número de desempleados de larga duración (sin trabajo durante 27 semanas o más) esencialmente no ha cambiado con un total de 5.3 millones en marzo”.

· “La tasa de participación de la fuerza de trabajo civil (63.8%) y la ratio población-empleo (58.5%) apenas ha cambiado en marzo”.

· “En marzo, 2.4 millones de personas se encuentran al margen de la fuerza de trabajo, lo que no ha cambiado esencialmente desde un año antes”.

· “Entre los que están al margen de la fuerza de trabajo, había 865,000 trabajadores sin esperanzas de encontrar empleo en marzo, más o menos igual que el año anterior”.

Afortunadamente, la economía continúa creando empleos, aunque el crecimiento en esta fase sólo se puede describir como puntual, anémico y decepcionante. Sin embargo, la economía de Estados Unidos debería estar en auge. Esto confirma una vez más que las normativas económicas del presidente Obama no sólo no han impulsado la recuperación, sino que casi con certeza han retrasado la recuperación al incrementar los costos debido a los nuevos regímenes reguladores, aumentar la incertidumbre, disparar el déficit presupuestario y amenazar constantemente con mayores impuestos en consonancia con una ideología política que es la antítesis de la prosperidad económica.

¿Entonces qué será lo próximo? Adonde vayan Estados Unidos y la economía americana a partir de ahora sigue siendo un misterio ya que Washington está lidiando con cuestiones fundamentales sobre qué acción política tomar a día de hoy y en el futuro. Afortunadamente, las próximas elecciones nacionales centrarán toda la atención de Estados Unidos en estas difíciles cuestiones.

Por supuesto, el presidente Barack Obama tratará de poner buena cara a este decepcionante informe, argumentando que toda clase de impedimentos están desbaratando sus planes de prosperidad pero, sin embargo, afirmará vacuamente que el país está encaminado en la dirección correcta. Pero vuelva atrás y recuerde dónde prometió el presidente que estaríamos. Con su estímulo de tres billones de dólares, dijo, el desempleo nunca subiría por encima del 8%. Pero se equivocó. Y no sólo en su normativa económica.

¿Su normativa energética? Con su administración, los precios del combustible se han duplicado. Con Obama en el cargo, incontables empleos están parados gracias a su decisión de decir “no” al oleoducto Keystone XL mientras se siguen programas de energía “verde” que incluso el antiguo consejero del vicepresidente Joe Biden dice que no crean empleos de larga duración, a pesar de costar miles de millones de dólares al contribuyente.

¿Su normativa presupuestaria? El presidente Obama es puro cuento en lo que respecta a los déficits presupuestarios y la deuda, pero ahora ha quedado expuesto el contraste entre los puntos de vista en disputa por el futuro fiscal de Estados Unidos. Por un lado está el presupuesto “Senda a la Prosperidad” del presidente del Comité presupuestario del Congreso Paul Ryan (R-WI) que fue aprobado por la Cámara la semana pasada y que incluye propuestas similares a las del plan de la Fundación Heritage Para Salvar el Sueño Americano. Esta es una iniciativa firme y positiva que presenta un diálogo, serio y necesario, acerca de asegurar el futuro de Estados Unidos y lo hace con reformas de mercado para los derechos a beneficios médicos, con un plan tributario que ayudará a que crezca la economía y con reducciones del gasto ahora y en el futuro.

Por otro lado está el presupuesto para el ejercicio fiscal 2013 del presidente Obama, que fue rechazado unánimemente por la Cámara. Su plan conlleva enormes aumentos de impuestos y un cuarto déficit anual consecutivo que excede de $1 billón con un gasto que sube desde $3.8 billones hasta $5.8 billones en 2022. Ese no es el modo de planificar el futuro, especialmente cuando Estados Unidos afronta una deuda de casi $16 billones y una crisis presupuestaria que inutiliza el Seguro Social y Medicare, a la vez que transfiere una insoportable carga fiscal a las generaciones futuras.

Resentido por el fracaso de su plan para obtener siquiera un voto en la Cámara, el presidente Obama ofreció el martes un discurso en el que describió el plan de Ryan como un nefasto esquema de darwinismo social que robaría a los estudiantes universitarios sus ayudas financieras, a los escolares su educación, a las personas mayores su atención médica y a la clase media una vida decente.

Sabiendo que su mejor arma es tratar de desviar la atención de su propia acción política y de sus defectos de liderazgo usando la lucha de clases como bandera, el presidente recurrió a la retórica de la división y las tácticas del miedo. Y lo siguiente de su repertorio fueron una serie de manidas quejas sobre las normativas del presidente George W. Bush, los fracasos de la economía de la oferta y predicciones de que con el plan de Ryan, los pobres sufrirán mientras que los ricos prosperarán. Añada a eso una petición de impuestos para aquellos que ganan más de $250,000 como una forma de “justicia” económica y tendrá Ud. el diseño la visión de futuro de Obama. Haga su entrada a una inacabable era de gran gobierno y  gire a la izquierda.

El crecimiento del empleo en la actualidad plantea de nuevo graves preguntas de por qué la economía de Estados Unidos no se está comportando mejor, mucho mejor. Este escaso crecimiento no es suficientemente bueno y la realidad fiscal del país no es algo por lo que las futuras generaciones puedan apostar, especialmente con un presupuesto desequilibrado, una carga tributaria en aumento, una deuda demasiado alta, una energía que cuesta demasiado y unas fuerzas armadas reducidas en demasía.

Y así, Estados Unidos tiene una opción. ¿Elegirá aceptar su actual sendero de mediocridad e ignorar la crisis fiscal que afronta, o elegirá enfrentarse a sus retos directamente y propugnar políticas que conduzcan a un futuro más sólido y más fuerte? Ahora es el momento de decidir.

 

La versión en inglés de este artículo se publicó en Heritage.org.

 

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Por Mike Brownfield, Libertad.org / The Heritage Foundation