ECONOMIA INTERNACIONAL: POR MIKE BROWNFIELD

Decepcionante nivel de recuperación económica deja padeciendo a los estadounidenses

En las primarias celebradas el martes, conocidas como Supermartes, el asunto número uno en la mente de los votantes fue la economía, fueran ellos de Massachusetts, Georgia, Ohio o Virginia. Y no es así porque estuviesen contentos con el elevado desempleo y el lento aumento de los sueldos...

10 de Marzo de 2012

En las primarias celebradas el martes, conocidas como Supermartes, el asunto número uno en la mente de los votantes fue la economía, fueran ellos de Massachusetts, Georgia, Ohio o Virginia. Y no es así porque estuviesen contentos con el elevado desempleo y el lento aumento de los sueldos. Sin embargo, según el presidente Barack Obama “la economía se está fortaleciendo y la recuperación se está acelerando”. Por supuesto, estas cosas son relativas. Estamos teniendo una decepcionante recuperación. Casi no ha tocado a los millones de americanos que siguen sin trabajo o a los millones de aquellos cuyos sueldos no pueden mantener el ritmo de la inflación y no compensa los efectos de los altos precios del combustible en los presupuestos familiares.

Barack ObamaEl sentido común a la antigua de los votantes sobre economía se vio respaldado por las cifras del informe laboral de febrero que acaba de publicarse esta mañana. Según la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS), la economía de Estados Unidos sumó 227,000 empleos el mes pasado. Eso es una buena noticia y ello evidencia que la recuperación continúa, aunque lentamente. Y esta recuperación a paso lento es por lo que el índice de desempleo permanece en el 8.3%, mientras que el número de trabajadores desempleados de larga duración sigue en 5.4 millones, constituyendo así  el 42.6% de los desempleados.

Es más, un número extraordinariamente alto de americanos ha dejado de ser parte de la fuerza laboral, ya sea por elegir no trabajar, por perder la esperanza y abandonar la búsqueda de empleo o por aceptar beneficios por discapacidad. A causa de la precaria recuperación, muy pocos trabajadores potenciales han vuelto al mercado laboral para encontrar trabajo. Con menos gente en la fuerza laboral, el desempleo parece más bajo de lo que es por cuestión de simple aritmética. Pero este índice artificialmente bajo no disfraza el hecho de que trabajadores con talento, experimentados pero desanimados estén escogiendo echarse a un lado en vez de participar en la economía. De forma breve, aunque el mercado laboral está mejorando, no está para nada cerca de donde debería estar dado el potencial de Estados Unidos.

¿Cómo debería ser la recuperación económica? Eche un vistazo a la historia. Tras las recesión de 1981-1982 (que se parecía mucho a la que América vivió en 2008 tanto en profundidad como en duración) la economía volvió casi al empleo total (que se considera en torno al 5.5% de desempleo) en 1984. A día de hoy, casi tres años después de que acabara la más reciente recesión, el índice de desempleo se mantiene inamovible bastante por encima del 8%. Así que aunque la economía ha crecido durante 10 trimestres seguidos, sólo lo ha hecho a una mísera tasa del 2.4%. De hecho, es la recuperación más lenta que América ha vivido desde la posguerra. No es de extrañar que millones de americanos no estén sintiendo los efectos del rebote económico y estén expresando su desagrado con votos.

Incluso el economista y columnista progresista Paul Krugman ve la economía como lo que es. En una reciente columna en The New York Times, escribió “nuestra economía sigue profundamente deprimida” y que “cada aspecto positivo viene acompañado de un problema”. ¿Entonces qué está trayendo esos problemas? ¿Por qué está creciendo la economía y sin embargo lo hace tan lentamente en comparación a la recuperación de 1980?

Aunque al presidente Obama le pudiera gustar llevarse el mérito por el crecimiento, aunque precario, que la economía está experimentando, hay un hecho importante a tener en mente. La tendencia natural de la economía es crecer y llevarse el mérito por su precaria mejoría es algo así como aceptar felicitaciones por la salida y la puesta del sol.

En realidad, el presidente debería, por supuesto, aceptar (pero nunca lo hará) algo de culpa por el hecho de que la economía no esté creciendo más rápido. Las directrices de Obama son marcadamente diferentes a las que el presidente Ronald Reagan adoptó para desatar la recuperación económica en los años 80 y los resultados muestran la diferencia: una poderosa recuperación con Reagan y una débil recuperación con Obama.

Para empezar, el presidente Obama dice que quiere motivar a los creadores de empleo a redoblar esfuerzos económicos, mientras al mismo tiempo ha propuesto $2 billones en mayores impuestos, muchos de los cuales recaerían en los pequeños negocios: los creadoras de empleo. Añada a eso una descorazonadora pero exitosa estrategia para estimular mayores precios del combustible que funciona al cerrar la producción de energía nacional. Esta estrategia es tan impopular que hasta once senadores demócratas votaron junto a sus colegas republicanos el jueves para anular la decisión de Obama de acabar con el oleoducto Keystone XL. No tuvieron éxito al no conseguir los 60 votos necesarios para anular la decisión sobre el oleoducto, pero con el apoyo demócrata estuvieron muy cerca. En vez de aprovechar recursos probados, Obama pone su fe en quiméricos proyectos de energías renovables como Solyndra. No es de extrañar que los votantes del Supermartes estuvieran preocupados por la economía.

En lo peor de las subidas de impuestos mataempleo y de unos precios del combustible más altos, el presidente Obama continúa asumiendo la carga de un gasto y una deuda insosteniblemente altos (lo que por supuesto motivará a la izquierda a pedir impuestos todavía más altos) y lo dejan a uno con un revoltijo de normativas que emanan desde Washington indicando a las pequeñas empresas que se resguarden en lugar de invertir para el futuro. Un mejor camino para el crecimiento sería aprobar un presupuesto que frene el gasto, reforme los derechos a beneficios y reforme el código fiscal para centrarlo en el crecimiento económico como se propuso en el plan de la Fundación Heritage, Para salvar el Sueño Americano – todo ello liberaría la economía para crecer a un ritmo más rápido que el de hoy en día.

Aunque cualquier crecimiento económico y cualquier creación de empleo sean bienvenidos, una recuperación con un incremento apenas perceptible no ofrece mucha esperanza para aquellos americanos que no pueden sentir, ver o alcanzar los frutos de la recuperación. Millones permanecen desempleados en la economía de Obama y Washington puede y debería hacerlo mejor en beneficio del pueblo americano.

 

La versión en inglés de este artículo se publicó en Heritage.org.

 

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Por Mike Brownfield, Libertad.org / The Heritage Foundation