Desafío a la Presidente de la Nación, Cristina Kirchner
"El discurso no es nada más que un juego,de escritura en el primer caso, de lectura en el segundo, de intercambio en el tercero; y ese intercambio, esa lectura, esa escritura no ponen nunca nada más en juego que los signos. El discurso se anula así, en su realidad, situándose en el orden del significante..." (Michael Foucault "El orden del discurso"- Fragmento)
27 de Febrero de 2012
El discurso del gobierno- en particular de la Presidenta- parecía inexpugnable. Si al discurso le sumábamos la puesta en escena, los medios públicos convertidos en gubernamentales, los medios adeptos que se benefician con fondos públicos y los periodistas militantes, entonces se volvía imposible opinar en contra de su discurso y ser escuchado.
Pero si lográbamos rosar alguna debilidad, alguna rendija de su discurso, si podíamos sorprender con alguna información que se filtraba o que investigábamos, y si conseguíamos poner en duda sus palabras con nuestra mirada; la reacción inmediata de funcionarios, militantes y seguidores kirchneristas, era la descalificación ("gorilas", "destituyentes", "amigos de Clarín").
Muy caro, demasiado costoso, irreparable, fueron el precio, las pérdidas, el dolor que nos costaron, como sociedad, que la Presidenta se quedara sin discurso.
No esperábamos, ni el periodismo, ni desde la sociedad -creo, porque soy parte, pero no la represento- el silencio presidencial ante la tragedia de Once. Pero también temíamos las palabras: lo que hizo Schiavi, lo que luego repitió con De Vido y la impresentable puesta en escena de Abal Medina en 6-7-8.
Hoy están de más los análisis periodísticos sobre las declaraciones oficiales: no son necesarios. Y no lo son, fundamentalmente, porque parten de falsedades. Y, sin duda, la primera falsedad es que el gobierno, "no es responsable" de la tragedia.
Por eso el silencio presidencial. Porque, aunque la sociedad no conozca la interna, lo secreto, lo que los periodistas y los medios conocemos de los empresarios cercanos al gobierno, en su interior sabe que algo está muy mal, y que la Presidenta guardó un "desacostumbrado" silencio. Porque, evidentemente, no sabía qué decir.
Como sentencia, el concepto de Foucault: "(...) El discurso se anula así, en su realidad, situándose en el orden del significante...". Desde la prensa -decir independiente sería una redundancia-, que no pertenecemos a ningún grupo corporativo y que tampoco somos parte del consorcio oficialistas ni de los periodistas militantes, demandamos, exigimos nuestro derecho a informarnos y a informar. El tiempo del "significante" terminó. Y no porque lo digamos nosotros, sino porque la realidad nos "impactó" con tal violencia que es imposible negarla. Es el momento, la obligación, del "significado" de todo lo que se dijo en estos años -empezando por Once- y es momento también de que se comience a respetar nuestra función de Periodistas y, con ella, a la Sociedad.
No somos todos "Clarín" por ser críticos de la gestión. Porque somos críticos de toda gestión, y de eso justamente se trata el periodismo -critica dialéctica-. Necesitamos respuestas. Para saber, para conocer, para opinar y para llevarle el mensaje a la sociedad.
Por los "modales " y los términos que fijó la Presidenta durante su gestión y la de su antecesor, con los periodistas es que, desde el periodismo, lo tenemos que poner en este plano: desafío a la presidenta Cristina Kirchner, a que nos otorgue conferencias de prensa, entrevistas y que conteste a todas las preguntas, junto a funcionarios y a ministros sobre el tema ferroviario. Y, en el futuro, sobre las demás problemáticas e irregularidades de su gestión.
Y lo pongo en el plano del "desafío" porque, lamentablemente, es el lenguaje al que nos llevó su relación con la prensa.
Pero, le aseguro, como periodista y como ciudadano, que el mayor de los desafíos, para nosotros - y espero que también para Ella- es conocer la Verdad para, desde allí, construir.
Por Pablo Villaverde, Periodista
Twitter: http://twitter.com/pablovillaverde
Pero si lográbamos rosar alguna debilidad, alguna rendija de su discurso, si podíamos sorprender con alguna información que se filtraba o que investigábamos, y si conseguíamos poner en duda sus palabras con nuestra mirada; la reacción inmediata de funcionarios, militantes y seguidores kirchneristas, era la descalificación ("gorilas", "destituyentes", "amigos de Clarín").
Muy caro, demasiado costoso, irreparable, fueron el precio, las pérdidas, el dolor que nos costaron, como sociedad, que la Presidenta se quedara sin discurso.
No esperábamos, ni el periodismo, ni desde la sociedad -creo, porque soy parte, pero no la represento- el silencio presidencial ante la tragedia de Once. Pero también temíamos las palabras: lo que hizo Schiavi, lo que luego repitió con De Vido y la impresentable puesta en escena de Abal Medina en 6-7-8.
Hoy están de más los análisis periodísticos sobre las declaraciones oficiales: no son necesarios. Y no lo son, fundamentalmente, porque parten de falsedades. Y, sin duda, la primera falsedad es que el gobierno, "no es responsable" de la tragedia.
Por eso el silencio presidencial. Porque, aunque la sociedad no conozca la interna, lo secreto, lo que los periodistas y los medios conocemos de los empresarios cercanos al gobierno, en su interior sabe que algo está muy mal, y que la Presidenta guardó un "desacostumbrado" silencio. Porque, evidentemente, no sabía qué decir.
Como sentencia, el concepto de Foucault: "(...) El discurso se anula así, en su realidad, situándose en el orden del significante...". Desde la prensa -decir independiente sería una redundancia-, que no pertenecemos a ningún grupo corporativo y que tampoco somos parte del consorcio oficialistas ni de los periodistas militantes, demandamos, exigimos nuestro derecho a informarnos y a informar. El tiempo del "significante" terminó. Y no porque lo digamos nosotros, sino porque la realidad nos "impactó" con tal violencia que es imposible negarla. Es el momento, la obligación, del "significado" de todo lo que se dijo en estos años -empezando por Once- y es momento también de que se comience a respetar nuestra función de Periodistas y, con ella, a la Sociedad.
No somos todos "Clarín" por ser críticos de la gestión. Porque somos críticos de toda gestión, y de eso justamente se trata el periodismo -critica dialéctica-. Necesitamos respuestas. Para saber, para conocer, para opinar y para llevarle el mensaje a la sociedad.
Por los "modales " y los términos que fijó la Presidenta durante su gestión y la de su antecesor, con los periodistas es que, desde el periodismo, lo tenemos que poner en este plano: desafío a la presidenta Cristina Kirchner, a que nos otorgue conferencias de prensa, entrevistas y que conteste a todas las preguntas, junto a funcionarios y a ministros sobre el tema ferroviario. Y, en el futuro, sobre las demás problemáticas e irregularidades de su gestión.
Y lo pongo en el plano del "desafío" porque, lamentablemente, es el lenguaje al que nos llevó su relación con la prensa.
Pero, le aseguro, como periodista y como ciudadano, que el mayor de los desafíos, para nosotros - y espero que también para Ella- es conocer la Verdad para, desde allí, construir.
Por Pablo Villaverde, Periodista
Twitter: http://twitter.com/pablovillaverde
NOTA: luego de escribir esta columna, recibí y además adherí a un artículo, del cual reproduzco a continuación un fragmento, presente en el blog Periodistas y Docentes de Comunicación de "Palabra 54", con la misma demanda (http://www.palabra54.blogspot.com/2012/02/la-tragedia-de-once-exige-respuestas-de.html).
"No es tiempo de conclusiones apresuradas ni distractivas. Precisamente por ello, en nuestro rol de periodistas y docentes de comunicación, demandamos entrevistas y conferencias de prensa de la Presidenta y los ministros en áreas involucradas con la tragedia de Once, y acceso a la información sobre los prestadores, subsidios, controles y sanciones que atañen al sistema ferroviario."