POLITICA: POR EL LIC. GUSTAVO ADOLFO BUNSE

Mi regalo de cumpleaños para Elisabet

Ya casi es Ud. una sexagenaria. No sugiero que sea vieja. Sólo creo que envejece demasiado rápido... y mal. Sé muy bien de su enorme reluctancia a darle la razón a la realidad y tratar de postergarla pero, esta vez, supongo que no la puede esquivar. Es difícil, Elisabet. Es muy difícil arreglar las demoliciones. La piel que se cae... sin remedio...

15 de Febrero de 2012

Ya casi es Ud. una sexagenaria. No sugiero que sea vieja. Sólo creo que envejece demasiado rápido... y mal.

Lic. Gustavo A. Bunse, Twitter oficialSé muy bien de su enorme reluctancia a darle la razón a la realidad y tratar de postergarla pero, esta vez, supongo que no la puede esquivar.

Es difícil, Elisabet. Es muy difícil arreglar las demoliciones. La piel que se cae... sin remedio.

Por eso, mi regalo para el domingo de carnaval -día de su cumpleaños 59- es un recurso estético secreto... absolutamente fácil.

Un mecanismo de defensa que será complejo para Usted tener en cuenta.

No quiero amargarla demasiado, Elisabet. Pero debo hacerle algunas consideraciones previas:

Ya debe saber Usted (perdón que se lo recuerde) que, en la nueva teoría médica que empezó a imponerse hace muy poquito tiempo, las enfermedades después de los 55 son, casi todas, provocadas por las terribles amarguras, con una escala en el sufrimiento, con otra escala en el miedo y con un aterrizaje final en el stress (es horrible decir estrés).

El stress va recto a la baja de defensas. Y las hace pomada.

Pues el stress resulta, nada más y nada menos, que conciencia plena de una gran amenaza inminente. A la cual uno no va a poder controlar (en general por causa de estar uno rodeado de idiotas).

Perdón que le recuerde a Usted que se le ha empezado a complicar el país.

Usted lo sabe. Porque se nota mucho que empezó a tirar perdigonadas de distracción, como la enternecedora “pelota de humo” de Malvinas que, entre Usted y yo, Elisabet, no se va a arreglar ni con el Mariscal Von Ribbentrop ni con el Conde Gian Galeazo Ciano, ambos inútiles que. sin embargo. superan en mucho a su ministro periodista-antiperiodismo.

Y, frente a esa realidad, ni siquiera es posible expresar hoy la famosa frase mediocre: "Ojalá... que todo se arregle".

Eso trae grietas en la cara, piel caída… y demolición.
 
Las complicaciones que van aterrizando en la comarca lo hacen en forma consecutiva (Usted lo ve). Y lo hacen de la mano de la dura realidad (esa realidad, le repito, a la que Usted jamás ha querido darle la razón). Y no son, en modo alguno, unicausales.

Desde que Usted reasumió, Elisabet, ha hecho algo terrorífico:

Puso a parir a toda la gente, en un estado de zozobra absolutamente inadmisible.

¿Qué rayos se propone con semejante irresponsabilidad? ¡Ya cuenta Usted 59!

Primero, regándole por la cabeza amenazas para todos con el tema de los subsidios… Luego de eso, volviendo loca a la gente para que se desesperen y salgan corriendo en turbamulta, a hacer colas de tres horas para tener una tarjeta. Antes de que les caiga un castigo bíblico.

Una tarjeta que sirve sólo a sus oscuros intereses distractivos.

Todo, así. Todo el mundo corriendo detrás de alguna nueva noticia de alarma que a Usted se le antoja vomitar sobre nuestras cabezas.

¿Poner a parir a toda la ciudadanía, solamente porque Usted, para ganar las elecciones, puso de prepo en el freezer los precios de los servicios públicos y las tarifas?

¿Poner a parir a las corridas a todos de golpe, como si fuera una sorpresa, y encima con aumentos maniobrados que golpean de un modo tan salvaje, que violan la Constitución de cabo a rabo?

¡Usted no puede hacer eso, Elisabet!
  
Pretender que, sorpresivamente, le crean que recién ahora se da cuenta del retraso o de la baratura de los precios es como pretender que su maniobra fallida y vergonzosa de "Antonito" fue un error no intencional.  

¿Acaso llega uno llega tan inconsciente y volado a los 59?

Su caradurismo, Elisabet, es verdaderamente enciclopédico.

Pero debe Usted saber que, justo por esas cosas, sobreviene el stress.

El domingo de carnaval, como dije, Usted cumplirá 59. Y aquí está mi regalo. Es un consejo:
   
Debe Ud conseguir un disfraz, desde ese mismo domingo de carnaval.

Cuando el pueblo advierta que Usted está mirando por tevé las colas de la gente para evitarse problemas graves que Usted -y sólo Usted- ha ocasionado, acaso deba echar mano de un disfraz, muy rápido.

Se le complicó todo, Elisabet. Ahora, le viene el stress. Ya lo verá.    

Y no es el atisbo de inflación que Usted se empeña en mantener en modo totalmente mentiroso e inadmisible. Burlesco, si me permite. Mediante un instituto fraudulento que Usted controla con delincuentes comunes a su cargo.    

Ya sabe que no se trata de un atisbo. Es una amenaza que Usted no va a poder controla, por cuanto ya se le deslizó como un virus y, al tratar hoy de controlarla en modo torpe, a Usted... le va a llegar el stress.

No son tampoco la pobreza o la indigencia, cuyos índices han sido fabricados por Usted misma en ese antro. Aquéllas se distancian cada día más de la verdad.

Pero es una amenaza que Usted sabe bien no va a poder controlar.

Los 59 años que Ud. cumple el domingo de carnaval la deben haber tentado ya de comprarse algún disfraz de tranquilidad, preparando una sonrisa ortopédica para el día jueves 1º de marzo, fecha en la que va a ir a mentirles a todos a un Congreso con el sueldo duplicado por no hacer un bledo. Y con los balcones pletóricos de sus patotas de La Cámpora.

Pero, ¿sabe qué? Aún con ese Congreso de raquíticos morales, con esa cáfila de buenos para nada, no puede todavía reformar la Constitución.

Y eso es una amenaza que Usted... no puede controlar.

¡Ojo, que las defensas, con sólo esto, ya las tiene Usted por el piso!  

No. No es todo eso, Elisabet. Hay más.

No es tampoco la intranquilidad social de las clases bajas que, en un chispazo de hastío, puedan verse tentados a ampliar su perímetro... por esta contaminación de precios que ya, a Usted, la han enterrado viva.

Y no es tampoco el rebrote de la protesta social en los piquetes o en los paros que se tratan de conjurar cada media hora en despachos del Ministerio de Trabajo, con amenazas, con promesas... o con cheques.

Eso no lo va a poder controlar, Elisabet.   

Por sólo eso, va Usted a tener stress... y le van a bajar las defensas.

Pero vea, que aún no llega lo peor.

El problema (que en verdad Usted misma ha diseñado) es otro:

El problema es toda la estructura del Estado.

Es un “todo” que Ud. horadó en el país. Y es la nada, que yace impávida por lo erróneo, por lo mediocre, por lo efímero y por lo improvisado, que Usted misma ha diseñado casi con malicia.

Por el entierro de cadáveres... que aún patalean.

Es la base del Estado que nadie ve, pero que allí se estremece y se advierte cómo empieza a tambalear seriamente... sin que nadie atine a preocuparse por la carcoma de todas las instituciones republicanas.

Es la vergüenza metafísica, irradiada por Ud. misma desde el poder, a través de su repugnancia por el capital, por la inversión y por el lucro o la rentabilidad empresaria.   

Esa ha sido su apuesta temeraria: mantener la incertidumbre.

Y ahora, por lanzar sobre la gente este estado insólito de zozobra, plagado de amenazas de aumentos de precios y de exigencias para zafar de un blanqueo que era obligación totalmente suya hacer antes de las elecciones. Hizo esto para ganar pero, déjeme decir, que no es gratis.

Es también la catalepsia increíble en la que se halla (por su exclusiva culpa) la seguridad jurídica, y es también la extinción del estado de derecho. Propiciada, estimulada y fogoneada por Usted desde el propio seno del Gobierno.

En su cumpleaños 59 de carnaval:

Búsquese un disfraz de tranquilidad... para que le tape el miedo.

Usted misma propició mil factores, pergeñados con paciencia por sus propios delincuentes. Artesanos todos ellos, de la dinamitación de la República. Sepultureros de seres vivos.

El estancamiento y la parálisis de la multitud de reformas estructurales pendientes e imprescindibles que está fomentando su conducción, tan embelesada como un narcisista en el espejo.

Anestesiada por los vapores de un poder acumulado, que todavía le permite someter a propios y extraños.

Más que eso: la educación pública, subsumida y postrada. La vergüenza por el esfuerzo profesional propio y el horror por la sospecha de pensar diferente.

La cultura de la dádiva, en lugar del  valor por la excelencia y el mérito.

Es algo esencial, "de fondo", que ya no puede quedarse enmascarado eternamente. Y mucho ojo.    

… que El va a sacar una mano de la tumba y le va a agarrar un tobillo.

No se distraiga. Los vapores del poder bajan las defensas.

Vea que hay una especie de septicemia que se propaga sin pausa, con el incentivo permanente de vuestros mercenarios para que todo dependa solamente de sus designios y se sufrague con la “caja”.

Es el desquicio que Usted hace del sistema...

...para que le brinde espacio y andamiento... convirtiendo todo en una danza obscena que lo único que logra es profundizar la repugnancia por toda la dirigencia política.

Resulta, entonces, que las condiciones básicas para que el escenario de corto plazo se complique todavía mucho más, están dadas en todos los órdenes del Estado.    

Así que, hágame caso: vaya buscándose un disfraz.

Porque Usted, Elisabet, puede evitar muchas cosas.

Pero lo que no puede evitar... son las consecuencias de su propia irresponsabilidad.

Y la velocidad con que eso tenga lugar no depende en absoluto de nada que pueda hacer la ciudadanía, toda vez que se han puesto a andar las cosas hacia direcciones impredecibles, que van a devenir sólo del rumbo de la mediocridad que Usted misma nos impone.

Antes bien, ese es el único rumbo que conocen hoy quienes están conduciendo con Ud. la sepultura de la Nación Argentina.

En medio de ese torbellino, casi como un tábano sin cabeza, allí está Usted... yaciendo con su llanto conmovedor.

Girando como una zombie, yendo a rodar a cualquier atril sin ningún plan y también sin el menor objetivo serio. Creyendo que hay que "agredir para agradar" y "burlar para sobrar".

Creyendo que, si muestra un "Antonio", los idiotas no se dan cuenta…

Tómese, al menos, el trabajo de diseñar las patrañas con más primor. Nos miente en la cara, ¿y ni siquiera se esmera en ser un poco creativa?  

Pare con la falsedad un poco. Cada una le deja un grieta en la cara.

Una grieta indeleble... porque tiene Ud. que autodiseñarse un gesto hipócrita en el espejo para poner una cara que su espíritu no reconoce como propia. Una cara trucha.

Y, mañosamente, Usted hace varios intentos extravagantes de explicar a quienes van a oírla, arrodillados, cuál era exactamente el conjunto de parches implementados para resolver la imprevisión terrible de los actuales escenarios.

Y allí naufraga... pero la aplauden igual.

Es tan brutal su hipocresía, que deja a todos en estado de perplejidad.

Pero póngale atención al stress

Porque eso la va a enviar al hospital de nuevo. Y créame que no va a poder dejarnos tan fácil a todos, observando con impavidez cómo Usted entierra nuestras instituciones aún con vida... cerrando la puerta y arrojando la llave alegremente. No.

Creo que Ud. va a tener que pasar antes por ventanilla.

Cuídese, Elisabet. Y haga el favor de ponerse un disfraz.

De ese modo, pasará inadvertida cuando le pegue al gorro frigio.
 
Y, además, no va a ser tan tenebroso, para todos nosotros, ese domingo 19 de carnaval...

... en el que Usted cumple los 59.


Por el Lic. Gustavo Adolfo Bunse, para El Ojo Digital Política
e-Mail:
gabunse@yahoo.com.ar
Twitter: http://twitter.com/gbunse

Nota: a raíz de un ataque informático, el usuario del Lic. Bunse ha sido modificado de 'gabunse' a 'gbunse'.

Por el Lic. Gustavo Adolfo Bunse, para El Ojo Digital Política