ECONOMIA INTERNACIONAL: POR XAVIER SALA-I-MARTIN

España y la Curva de Laffer

La consecución de su tercer Balón de Oro ha hecho que la servilleta en la que Lionel Messi firmó su primer contrato con el Barça pasara a ser un documento deseado por todo el mundo. Eso me ha recordado otra famosa servilleta de papel que, aunque no sea tan conocido entre los no economistas, es relevante para evaluar la política fiscal del gobierno de España.

31 de Enero de 2012

Xavier Sala-i-Martín es catedrático de Columbia University y Profesor Visitante de la Universidad Pompeu Fabra.

La consecución de su tercer Balón de Oro ha hecho que la servilleta en la que Lionel Messi firmó su primer contrato con el Barça pasara a ser un documento deseado por todo el mundo. Eso me ha recordado otra famosa servilleta de papel que, aunque no sea tan conocido entre los no economistas, es relevante para evaluar la política fiscal del gobierno de España.

Xavier Sala-i-MartinLa mayoría de analistas (sobre todo los de izquierdas) piensan que cuando el Estado sube los impuestos, siempre aumenta su recaudación. En 1974, sin embargo, Arthur Laffer cuestionó este razonamiento. Pensando en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), Laffer se preguntó: ¿qué pasaría si los impuestos fueran del 100%? Pregúntense ustedes: ¿cuántas horas trabajarían si el gobierno se quedase el 100% de su salario? La respuesta es que... ¡Ninguna! ¿Para qué trabajar si, una vez pagados los impuestos, uno acaba cobrando cero? Si los impuestos fueran del 100%, pues, los ingresos de la gente serían cero por lo que la recaudación fiscal sería el 100% de cero. Es decir, no recaudaría ni un euro.

Y es que la recaudación fiscal es el producto del tipo impositivo (es decir, el porcentaje de la renta que se queda el Estado) multiplicado por la renta de los contribuyentes.

El problema es que la renta o ingresos de los ciudadanos depende de los impuestos: cuanto más se quede el Estado, menos incentivos tiene uno a trabajar o invertir. Por ejemplo, los médicos pueden decidir no coger a los dos o tres últimos pacientes, los abogados pueden decidir no coger los dos o tres últimos casos y las familias pueden decidir que no vale la pena que el marido o la mujer trabajen si les acaban quitando el 90% del salario.

La conclusión es que debe haber un punto a partir del cual, las subidas de impuestos no conllevan aumentos sino disminuciones de recaudación. Aquí es donde Laffer, sacó una servilleta de papel y dibujó una curva en forma de campana que relacionaba los tipos impositivos con la recaudación fiscal. Si el tipo es cero, la recaudación es cero, si el tipo es 100%, la recaudación también es cero y si los tipos son entre 0 y 100, la recaudación dibuja una curva en forma de montaña que, empezando en cero, primero sube, después llega a la cima y después baja otra vez hasta cero. Sus amigos, impresionados, exclamaron: ¡Qué magnífica curva, Laffer! De ahí nació el nombre: la “Curva de Laffer”.

Cuando conducimos un coche por la montaña, si nos encontramos antes de llegar a la cima y tiramos hacia adelante (subimos impuestos) el coche va hacia arriba (recaudamos más). Pero si ya hemos pasado la cumbre y seguimos adelante, el coche va hacia abajo. Del mismo modo, la subidas de impuestos comportarán una mayor recaudación fiscal para los países que todavía no han llegado al máximo, pero comportará una reducción para los que ya se han superado la cima.

La pregunta clave es: ¿A qué lado de la cima está España? La verdad es que yo no lo sé. Para averiguarlo se deberían hacer estudios econométricos serios y yo no he visto ningún estudio. Lo que sí he visto es el ideario oficial del Partido Popular (PP) de antes de las elecciones. El punto número 5 de la sección de economía (seguramente escrito por Cristóbal Montoro, un buen economista, todo sea dicho de paso) explica que, en España, una subida de impuestos agravaría tanto la crisis económica que la recaudación fiscal acabaría cayendo y el déficit empeorando. Es decir, según el PP, ¡España había sobrepasado del máximo de Laffer!

Claro que luego apareció Soraya Sáenz de Santamaría y nos anunció (¡Qué sorpresa!) que “el déficit era muy superior al esperado” por lo que el Partido Popular se veía obligado (¡Obligado!) a subir impuestos. ¿Cómo? Si estamos al otro lado de la cima de Laffer y vemos que el déficit es “superior al esperado” lo que tenemos que hacer no es subir los impuestos sino... ¡bajarlos todavía más!

¿Por qué subió los impuestos el PP si su propia teoría decía que eso no sólo no ayudaría a reducir el déficit sino que lo aumentaría? Una posibilidad es que lo que descubrió Rajoy al llegar a la Moncloa no fue que el déficit era superior al esperado sino que la teoría del PP estaba equivocada. Si eso fue así, agradecería que alguien enseñase el estudio que demuestra que España mágicamente pasó de un lado de la cima de Laffer al otro justo entre el día de las elecciones y el día que anunciaron el paquete fiscal.

Otra posibilidad es que el PP mintiera durante la campaña electoral pero que no anunciara la subida de impuestos para perder votos. Una tercera explicación es que han aumentado el IRPF en lugar del IVA para que todo el mundo vea que los ricos pagan mucho más que los pobres, cosa que facilitará los recortes sociales que vienen y, de paso, va a permitir a Javier Arenas ganar las elecciones andaluzas. Una operación de marketing político ruinosa para todos porque, además de agravar la crisis, una subida de impuestos que reduzca la recaudación va a requerir recortes de gasto todavía mayores. La última posibilidad es que lo que dijeran los programas electorales es irrelevante porque quien realmente manda en España no es el PP sino la sargento Angela Merkel.

Sea cual sea la explicación, lo que queda claro es que la subida de impuestos del PP ha confirmado lo que el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) demostró durante años: en España las promesas electorales no quieren decir nada y las campañas son una farsa que no sirve para informar sino para propagar montañas de mentiras políticas.

Este artículo fue publicado originalmente en La Vanguardia (España) el 17 de enero de 2012 y ha sido reproducido con permiso del autor.

Por Xavier Sala-i-Martín / The Cato Institute