INTERNACIONALES: POR DAVID PASCAL ROUGIER

Perdieron elecciones, pero sin traicionar sus ideales

Comentarios sobre tres candidatos presidenciales sudamericanos que resultaron derrotados en sus comicios, pero cuyas ideas alcanzaron el poder de la mano de sus contendientes: Hernán Büchi, Mario Vargas Llosa, y Alvaro Alsogaray.

28 de Diciembre de 2011

Es por todos sabido el estado de cosas y las cercanías al abismo que cercó a Chile en las épocas de Salvador Allende y su experimento de “marxismo democrático”, silogismo antagónico que se ensayare en la nación transandina en los setenta.

Hernán BüchiEstatizaciones, inseguridad individual y jurídica eran moneda corriente de un país en el cual era casi imposible conseguir los elementos más vitales  de la vida cotidiana como son los comestibles, combustible o la propia electricidad. Este Chile (el de Allende y la Unión Popular) conoció la euforia descomunal de los “cacerolazos” mucho antes que la Argentina. Miles y miles de chilenos por meses se volcaban a las calles en las tardes con sus cacerolas al solo grito de: “¡comunistas malvados, caciques del Estado!”.

Este país fue el que -a gritos y con el aval de la mismísima Democracia Cristiana (DC) desde el Congreso Nacional- pidió la destitución de Allende y la instauración de un gobierno transitorio por las Fuerzas Armadas.

Cabe la aclaración que la Democracia Cristiana en los setenta era comandada por el ex presidente Frei-Montalva, padre a su vez del mandatario chileno de los 90, Frei-Ruiz Tagle.

La otrora golpista DC es, desde 1988, socia política de los socialistas de Allende en la Concertación.

No es el objeto de este artículo entrar en detalle si acaso el golpe fue justo o no, si Allende se quitó la vida o si fue asesinado, conforme conjeturas que se tejieron en relación a los sucesos acontecidos en Santiago en 1973. Eí es menester abocarse a lo hecho por un gobierno cuyo objetivo era reconstituír un país colapsado, encaminándolo hacia la senda del desarrollo.

Pinochet -presidente de facto, aunque varias veces plebiscitado por el pueblo chileno-, consciente de su ignorancia para gobernar, convocó a los liberales para formar gobierno, a la vez que se rodeó de conservadores de vasta trayectoria política, como lo fue el ex mandatario Alessandri.

Los liberales chilenos eran jóvenes que, luego de graduarse con honores, hicieron posgrados en la Universidad de Chicago o Columbia (como fue el caso de Büchi): de ahí el curioso mote de “Chicago Boys” con el cual fueron conocidos en estas latitudes entre las décadas del ’70 y ’80.

José Piñeras y Hernán Büchi fueron las mentes más descollantes del proceso de transformación que se dio en llamar “el milagro chileno”. Un ciclo de desendeudamiento, liberalización de la economía, apertura comercial sin precedentes, privatización de empresas deficitarias, reducción de la injerencia del Estado, desburocratización administrativa, arancelamiento de la educación superior, creación de sindicatos libres, negociaciones colectivas de trabajo por empresa y no por actividad, privatización y consolidación de la minería privada, entre otras medidas. En conjunto, estas lograron que Chile creciera a tasas chinas por cerca de 17 años (hubo espacios de recesión pero el promedio de crecimiento del ciclo económico fue del 7% anual). Se redujeron la pobreza y la inflación. Se incrementó notablemente la inversión extranjera y lo propio sucedió con el crecimiento del ahorro nacional, entre otros avances notables.

Chile, con Piñeras como ministro de Seguridad Social, fue el creador de las AFP (los fondos de capitalización privada de pensiones y jubilaciones) y las ISAPRES (la medicina pre paga en Chile). En esta extensa pero estrecha franja de tierra sudamericana, los postulados de Milton Friedman se hicieron carne y sacaron al país adelante. Cabe recordar que faltaban muchos años aún para que en Occidente se proyectasen las figuras de Thatcher y Reagan con su cruzada a favor de la libertad mundial.

Es así como Chile, en completa soledad, empieza a cambiar los paradigmas de décadas como son el estatismo en todos los aspectos de la vida, y se inmiscuye en un tema crucial como la cuestión jubilatoria, teniendo el coraje de crear una vía alternativa al Régimen de Reparto instituído en Alemania en 1881 por el Canciller Otto von Bismarck.

El país exitoso de Pinochet consagra una nueva Constitución, que resulta plebiscitada por abrumadora mayoría en 1980. En 1988, se planteó la continuidad o no del gobierno de facto, perdiendo éste la contienda por menos del 2% de los votos.

Los partidarios de la Continuidad, al verse derrotados, preparan a toda marcha la conversión democrática. Luego de varias idas y venidas, consagran como candidato presidencial surgido del conglomerado partidario de centro derecha: el economista liberal Hernán Büchi quien, bajo el lema de: "El es el hombre" lleva a cabo una campaña electoral con multitudinarios actos, nucleando a muchos jóvenes lideres que creían en un Chile libre de cara al mundo con más y mayor liberalismo económico y político.

En la vereda de enfrente, la Concertación lanza en la TV decenas de spots que, aunque vacíos de contenido ideológico, fueron bastante efectivos para impactar en la opinión pública; a eso debe sumarse la apropiación inmoral del término: “democracia” por parte de la izquierda.

Büchi quedó segundo, pero la Concertación -al llegar al gobierno- solo amplió y profundizó los programas económicos de los liberales, buscándose una apertura económica hacia la ALADI y los países del Pacífico.

Chile, con la Concertación, siguió a pie juntillas el programa económico de Büchi, corrigiendo algunas desviaciones menores. A esto, Patricio Aylwin le llamó “crecimiento con equidad”. Pero fue la teoría del derrame en pleno funcionamiento que permitió en un clima de austeridad y prudencia fiscal, lo cual permitió a un millón de chilenos salir de la pobreza, gracias a un crecimiento del 7% anual de la economía y la consolidación del libre mercado.

Muchos dirán que los liberales sólo pueden hacer cambios económicos a través de gobiernos de facto. Como si en esta exclamación efectista se englobara una facilidad, pero resulta siendo cierto exactamente lo contrario: una Junta Militar es un conjunto de hombres de armas que poseen diferentes ideas y convicciones sobre el porvenir de un país. En sí misma, una Junta no refiere precisamente a un "casamiento por amor”. Los une un hecho circunstancial que es encauzar y estabilizar el Estado, hasta que se den las condiciones necesarias para la reinserción en democracia. Por eso a los ministros liberales se les hizo muy difícil imponer estas medidas en Chile y en cuanto país fueron administradores.

Por otra parte, en una Junta Militar, un ministro debe convencer a todos sus integrantes y llevar tranquilidad a cada una de las ramas de las fuerzas armadas, espectro en donde las conjuras palaciegas y de cuartel están a la orden del día. Sin embargo, en una Legislatura, una mayoría simple basta y la no aquiescencia de la mayoría absoluta de sus miembros no acarrea una debacle política, como sí sucede en en los gobiernos de facto.


Alvaro Vargas Llosa

Este escritor -que en su juventud observara ribetes izquierdistas- sorprendió al mundo entero cuando, a finales de los ochenta, irrumpió en la vida política con un ideario liberal. Se opuso a medidas del gobierno de izquierda de Alan García, que intentó nacionalizar la banca peruana, en un Alvaro Vargas Llosadenodado esfuerzo por salvar a su país del colapso sin precedentes al que se encaminaba: una inflación y devaluación descomunal azotaban al Perú. Sumado a ello, la guerrilla de Sendero Luminoso controlaba vastas zonas del país, bloqueaban rutas y ejecutaban apagones generales, por la vía del sabotaje a torres de alta tensión.

La pérdida de valor de la moneda -y la lógica pérdida del poder de compra del salario- se sumó a los recurrentes cortes de energía eléctrica, para generar el caldo de cultivo para un cambio, reclamado por la sociedad.

Intento de nacionalización de la banca

El partido de gobierno -el Aprismo-, al intentar expropiar todos los bancos privados para sacar adelante país, se ganó la antipatía de sus conciudadanos. Ello logra que, repentinamente, emergiera como líder político Mario Vargas Llosa, fundador del Movimiento Libertad (parte de esta agrupación política era integrada por el Frente Democrático o FREDEMO, una fuerza que nucleaba a jóvenes liberales en su mayoría exitosos en la actividad privada pero sin experiencia meritoria en la “política tradicional”. FREDEMO logra varias alcaldías en 1989 y se prepara para pelear por la presidencia en 1990.

A pesar de figurar como favorito, Vargas Lllosa cae frente al desconocido ingeniero agrónomo japonés (Fujimori). El vencedor logró polarizar la elección en menos de diez días, recurriendo a numerosos ardides.

Pero, durante la presidencia de Fujimori, existieron logros económicos importantes: logróse la estabilización de la moneda y la fijación cambiaria con respecto al Dólar, la derrota de la guerrilla de Sendero Luminoso, entre otras medidas que lograron que el Perú se integrase con mayor plenitud a la región e ingresara de lleno en la economía de libre mercado. Fue en la presidencia de Fujimori que el Perú cosechó su mayor crecimiento, consolidando acuerdos comerciales con Estados Unidos (TLC) y otras grandes economías del mundo.

A pesar de los desmanes cometidos por su gobierno (corrupción y el caso Montesinos), lo interesante para destacar es que Alberto Fujimori abandonó sus ideas populistas de campaña para plegarse a un sistema capitalista de libre mercado.


Alvaro Alsogaray

Alvaro Alsogaray fue un adalid local del liberalismo. Alimentó la tea del pensamiento de los hombres de Mayo y Alberdi, sofocada por procesos de populismo, demagogia y desgobierno que nos consumieran en ciclos pendulares, oscilantes en torno de la reacción autoritaria y la explosividad anárquica. De manera indistinta, ambas destruyeron la República, acabaron con la Argentina potencia y nos alinearon en la desvergüenza del tercermundismo latinoamericano. De este contexto nace Alsogaray, un político que se animo -en los ’50- a hablar de liberalización económica, en un país en el cual tanto los gobiernos civiles como los militares no hacían otra cosa que intervenirlo todo y agigantar el Estado a niveles elefantiásicos.

Alvaro AlsogarayUn detalle que tal vez muchos no saben/recuerdan es que Alsogaray trajo a estas tierras el concepto de Economía Social de Mercado, en su rol de discípulo de Ludwig Erhardt (prestigioso economista alemán). Sus experiencias en la administración pública no le permitieron aplicar sus ideas, salvo en forma fragmentaria. Ministro de Economía con la Revolución Libertadora, Frondizi y Guido, y embajador con Onganía. Osbervó varios intentos para acceder a la presidencia del país, pero su actuación más destacada la realizó en 1989, oportunidad en que compitiera con Carlos Menem (a la postre, vencedor) y el radical Angeloz, que encabezaba dos listas con distintos candidatos a Vicepresidente.

Fue en la campaña de 1989 -e incluso antes- que expuso expuso las falencias de la economía dirigida y estatista en la cual vivían los argentinos, víctimas de procesos inflacionarios galopantes (60% en cualquier año tranquilo). El contexto se caracterizó también por el legado del ex ministro Juan Vital Sourrouille: servicios públicos que, además de caros, no funcionaban, mercados paralelos de divisas, mesas clandestinas de dinero y plazos fijos a siete días (como término máximo). Estas y otras calamidades fueron denunciadas por Alsogaray en su campaña, exponiendo los beneficios del libre mercado y la manera en que este solucionaría los problemas estructurales del país. El hombre no solo refería a discursos: conocía lo que la Argentina precisaba en aquel momento y sabía cómo implementarlo. En cualesquiera de los casos, Alsogaray cae derrotado en las presidenciales de 1989, oponiéndose a la la versión “centrista” de la UCR y al populismo justicialista.

Pero Carlos Saúl Menem fue perdiendo el populismo con que impregnara su campaña electoral y convirtióse superficialmente al liberalismo, en momentos en que Raúl Alfonsín le transfiere el gobierno, con medio año de antelación. El riojano recurrió, entonces, a los liberales, ya no en busca de una solución, sino en procura de una salvación. La campaña presidencial encontró a un Carlos Menem haciendo proselitismo como el "Facundo", pero gobernando con el "Sarmiento", conforme declamaron algunos. El presidente electo tomó prestado el programa económico del Ingeniero, avanzando a paso firme con las privatizaciones, un proceso de apertura comercial y de estabilización económica. Los procedimientos no observaron la pureza dogmática ni la prolijidad que exhibían los métodos ucedeístas -si hubieran triunfado en los comicios-, pero esa afirmación resulta hoy una ucronía.

Al día de la fecha, Hernán Büchi administra una fundación liberal en Chile y es asesor de firmas multinacionales. Vargas Llosa cosechó numerosas distinciones por su actividad literaria, aún cuando sus recientes intervenciones políticas no resultaron acertadas. Alsogaray falleció a la edad de 91 años en 2005 y, en oposición a las voces críticas, vale la pena recordar que fue el único político que se opuso al golpe de 1976 y estuvo entre los pocos que se declararon contrarios a la Guerra de Malvinas. A consecuencia de ello, terminaría siendo juzgado por el delito de "Traición a la Patria", en horas en que numerosos dirigentes y gremialistas viajaban en avión al archipiélago para acompañar al dictador Galtieri. La militancia de la izquierda vernácula que agita la bandera de Alfredo Palacios suele demonizar la figura de Alsogaray, pero suele olvidar que Palacios se desempeñó como embajador argentino en Montevideo, en durante la presidencia del General Lonardi.

Por David Pascal Rougier - Blog Nación Federal