La (extrema)unción de Scioli y el Factor Rabolini
"La traición nunca prospera. ¿Cuál es la razón? Si prosperase, nadie osaría llamarla traición" (epigrama político de Sir John Harrington, poeta inglés)
"La traición nunca prospera. ¿Cuál es la razón? Si prosperase, nadie osaría llamarla traición" (epigrama político de Sir John Harrington, poeta inglés)
"La democracia no es sólo convocar elecciones: es Estado de derecho, sistema de reglas, poderes separados, prensa autónoma, magistratura independiente." (Gianni Vernetti)
"Se promulgan demasiadas leyes; se dan demasiado pocos ejemplos" (Saint Just)
"Lo único que necesita el mal para triunfar es que los hombres buenos no hagan nada" (Edmund Burke)
A lo largo de seis meses del año en curso, el oficialismo -envalentonado por el contundente triunfo obtenido en las pasadas elecciones presidenciales- fogoneó la cuestión de la re-reelección presidencial, lo cual nos remite a un Déjà vu de los actualmente denostados años noventa...
El arrebato confiscador/expropiador, la confección de una arquitectura mediática paraoficialista, la manipulación discrecional de variables económicas y la prerrogativa de la reforma constitucional son -entre otros- síntomas de una enfermedad que el kirchnerismo arrastra desde su ADN: el desvelo por la concentración del poder. Pero la avanzada no se nutre de optimismo sino, antes bien, de un temor reverencial por el futuro.