POLITICA: POR MATIAS E. RUIZ, EDITOR
La inmigración ilegal, los traficantes de drogas, la embajadora de Bolivia y la izquierda violenta vuelven a torcerle la mano a la Ciudad de Buenos Aires y al Estado Nacional

Los episodios de violencia en Villa Soldati vuelven a poner en tela de juicio a la política nacional de migraciones, que continúa brillando por su ausencia. Los ciudadanos ilegales procedentes de naciones limítrofes con prontuario rara vez son deportados, al tiempo que se convierten en mano de obra para vendedores de tóxicos, punteros políticos, candidatos y gremialistas. Escenario que se construye para conveniencia de los gobiernos de La Paz, Lima y Asunción (y en el cual también Mauricio Macri es cómplice). En simultáneo -y mientras los porteños concentran la mirada en Soldati-, el comandante boliviano de frontera Willy Gareca (felicitado en privado por el presidente Evo Morales) ha retornado a su puesto y volvió a protagonizar incidentes en la provincia de Salta.