POLITICA: POR CARLOS VILCHEZ NAVAMUEL

Historia y lecciones sobre los impuestos

Decía Osvaldo Lou que los impuestos han demostrado ser la clásica forma en que las clases dominantes recaudan fondos para sustentar sus propios proyectos, sean civiles, militares y hasta personales. El Código de Hammurabi destacaba los privilegios que tenían los recaudadores.

17 de Agosto de 2011

Aunque en ciertos naciones esto no se ha visto mayormente modificado, en general, el sistema impositivo ha evolucionado para adaptarse a las circunstancias de cada época. Es la misma historia que se repite una y otra vez. Lectura recomendada: http://mensual.prensa.com/mensual/contenido/2007/06/10/hoy/negocios/1010767.html
       
El siguiente comentario se le atribuye a Marco Tulio Cicerón quien, hace ya más de dos mil años, en sus Catilinarias -cartas públicas dirigidas a Catilina y sus fanáticos que conspiraron para instaurar una dictadura tras haber sido derrotados en elecciones-, afirmaba: "El presupuesto debe ser equilibrado, el Tesoro debe ser reaprovisionado, la deuda pública debe ser disminuída, la arrogancia de los funcionarios públicos debe ser moderada y controlada, y la asistencia a los países foráneos debe ser cercenada para que nuestro país no vaya a la bancarrota. La gente debe aprender nuevamente a trabajar, en lugar de vivir a costa de la asistencia del Estado".

¿Es que acaso no hemos escuchado esta cantaleta en nuestro presente y pasado inmediato en Argentina, Estados Unidos, Costa Rica y Venezuela? ¿Han transcurrido dos mil años y seguimos sin aprender la lección?   

Un correo electrónico recibido recientemente por quien esto escribe ilustra de forma magistral la manera cómo quienes ostentan el poder -los políticos- acostumbran a resolver los problemas que heredan una y otra vez de sus colegas que siempre nos han gobernado. Sin importar se trata de imperios, monarquías, dictaduras, o democracias. El mensaje incluía un diálogo que sostuvieron Jean-Baptiste Colbert y el Cardenal Giulio Mazarini, durante el reinado de Luis XIV de Francia.

Colbert: -Para conseguir dinero, hay un momento en que, engañar [al contribuyente] ya no es posible. Me gustaría, Señor Superintendente, que me explicara cómo es posible continuar gastando cuando ya se está endeudado hasta al cuello...
Mazarino: -Si se es un simple mortal, claro está, cuando se está cubierto de deudas, se va a parar a la prisión. Pero el Estado... ¡Cuando se habla del Estado, eso ya es distinto! No se puede mandar el Estado a prisión. Por tanto, el Estado puede continuar endeudándose. ¡Todos los Estados lo hacen!
Colbert: -¿Ah sí? ¿Piensa Usted eso? Con todo, precisamos de dinero. ¿Y cómo hemos del obtenerlo, si ya creamos todos los impuestos imaginables?
Mazarino: -Se crean otros.
Colbert: -Pero ya no podemos lanzar más impuestos sobre los pobres.
Mazarino: -Es cierto, eso ya no es posible.
Colbert: -Entonces, ¿sobre los ricos?
Mazarini: -Sobre los ricos, tampoco. Ellos no gastarían más, y un rico que no gasta, no deja vivir a centenares de pobres. Un rico que gasta, si.
Colbert: -Entonces, ¿cómo hemos de hacer?
Mazarino: -¡Colbert! ¡Tu piensas como un queso de gruyere o como el orinal de un enfermo! ¡Hay una cantidad enorme de gente entre los ricos y los pobres! Son todos aquellos que trabajan, soñando en llegar algún día a enriquecerse, y temiendo llegar a pobres. Es a esos a quienes debemos gravar con más impuestos... cada vez más... ¡Siempre más!  ¡Esos, cuanto más les quitemos, más trabajarán para compensar lo que les quitamos¡. ¡Son una reserva inagotable!

Ciertamente, el autor del presente escrito no objeta la existencia de los tributos, pero sí es imperativo criticar la mala administración que hacen de ellos los dirigentes de la política. Los Estados acusan este mal porque la burocracia crece a diario: la eficiencia es cada vez menor.

Por Carlos Vilchez Navamuel (Costa Rica), para El Ojo Digital Internacionales