POLITICA: POR EL LIC. GUSTAVO ADOLFO BUNSE

Cuatro muertos y seis lupanares

Si un Ministro de la Corte Tiene un pacto en el Infierno Que al gobierno, no le importe … Nos parece muy moderno Si matan cuatro personas … Y a Jujuy le meten miedo… Ha de callar la Llorona … Y a nadie le importa un bledo… Pero si Hebe está robando… … Toda la ayuda social… … Y nos quedamos mirando Lo nuestro … termina mal. G.A.B. (Poemas de la Argentina trágica)

01 de Agosto de 2011

Sus dos jueces preferidos son virtuosos por donde se los mire :

Uno de ellos, "Procusto": un noble sodomita, pederasta, que le vendió el sobreseimiento por el terrible desfalco que perpetró junto al difunto.

El otro, "Euge": encumbrado en el más alto tribunal de la República, un noble proxeneta … que administra más de media docena de burdeles.

Perfecto: si es así… es preferible la Corte de Mahmoud Ahmadinejad. Lapidarán personas pero, al menos, su vida privada no es un una casa de lenocinio. Y el problema -entiéndase bien esto- no son los burdeles, ni es la pederastía, ni el proxenetismo. NO.

El problema es la evidente doble moral de estos dos tributarios del vicio que -desde su palio solemne y envueltos en su toga negra- declaman “urbi et orbi” quién ha de ser culpable y quién es inocente en este país.

Y lo hacen con el mismo criterio bifronte, deshonesto; con la misma selectividad moral con la que archivan causas o aceptan un cheque de la corona para torcer cualquier destino de la equidad.   

Esos son -ahora ya esta clarito- sus dos jueces preferidos: "Procusto"  y  "Cafiolo"

Y ella los va a necesitar a ambos: le mataron cuatro personas en Jujuy.

Su mentalidad de montonera miope le indica el rumbo: mirar para otro lado, irse del país y andar meneando su llanto con su vestidito negro… por cualquier lugar lejano.

Si quiere hacerse la idiota, puede hacerlo. Pero los que tengan un dedo de frente saben bien que, por mucho menos, se cayó un gobierno.

Hace absoluto silencio. Pero le sale mal.  

No quiere hablar. No decreta duelo nacional.

Usa la Cadena Nacional para inaugurar una ruta pero, para esto, no.
 
El comunicado oficial de condena brilla por su ausencia.

No se hace cargo de los problemas gravísimos de una provincia donde una mujer que ella ha venido forrando en cheques para la ayuda social, (Milagro Sala) tiene una verdadera milicia popular armada que desfila delante de su vista con uniformes marrones.   

La protesta era contra Ledesma, pero también contra Milagro Sala. Por eso esta dirigente, que descansa en Punta del este, no dice nada.

Ahora mataron cuatro. Falta saber cómo llegan a octubre. Véase con detenimiento el video en http://www.youtube.com/watch?v=IpkSCXVYuPs

No es para nada arriesgado decir que aquí, en esta comarca sofocada y transida de una gran impavidez, se halla en su gran mayoría realmente angustiada por lo que ocurre. Casi en un estado de zozobra, como si esperara algún cimbronazo de la naturaleza… de esos que ocurren solitos… para acomodar el planeta.

Pero toda esa masa crítica de gente, ya sin fuerzas -como atontada- no hace un bledo para cambiar las cosas. Ni lo hará. Impertérritos, ven pasar las circunstancias como vacas mirando el tren.

El problema es que las cosas, el paisaje y las condiciones generales han ido cambiando muchísimo, en modo inexorable, alucinante y tóxico.

Hace ocho años que esta trágica dinastía de mercaderes de los derechos humanos viene pegándole con saña al gorro frigio.

Y con esa constancia de dolo activo, casi con una quirúrgica malicia, hicieron el trabajo de poner las cosas tal como hoy se ven. Pues lo que se ve no se ha hecho solamente por la inercia tradicional de nuestra Argentina en su proverbial  descarrilamiento interminable. No.

Los arquitectos del desquicio son justamente esta familia, con nada menos que ocho años en el ejercicio discrecional del poder.

Subieron al gobierno exhumando cadáveres de hace cuarenta años. Y se encuentran, hoy mismo, encaramados con ese idéntico libreto. Sabiendo que, a una multitud de idiotas, se los puede seguir engañando con los derechos humanos. Lo cual, por otra parte, es una perfecta excusa para recaudar fondos de la conmiseración social... y robárselos en modo salvaje.

Si no hubiese existido el gobierno militar -y como el objeto era robar-, entonces les hubiese dado exactamente lo mismo un barrido que un fregado. Y así, seguramente, los reclamos hubiesen sido por la desaparición de los civiles en el éxodo jujeño o -más ridículo aún- por el  fusilamiento de Dorrego.

Todos los que tuvieran hoy el ADN del fusilador Lavalle estarían presos en Marcos Paz. Sin juicio y sin causas conocidas.

Todos los de apellido Agüero, Del Carril, Alvarez Thomas o Alsina serían buscados. Para ser sometidos a un proceso de cacería y venganza sistemática, por haber instigado el fusilamiento en la ciudad de Navarro y también por las muertes que se desataron después de aquel 13 de diciembre de 1828.

En estos últimos ocho años, con aquella excusa para incautos y con otras excusas parecidas, nos han saqueado. Nos pusieron a todos a parir como Nación. Un niñito que tenía sólo diez años de vida cuando subieron al poder... hoy vota.   

La conciencia de “estar mal” es una sensación muy incómoda para la mayoría. Es demasiado incómodo aceptar esa verdad.

Pero, suponiendo que apareciera en este momento -mágicamente- una voluntad correctiva en alguien del gobierno, la velocidad de reparación del caos argentino, sería insuficiente.

Somos insólitamente lentos para encontrar soluciones, y no tenemos la suerte de que alguno de nuestros dirigentes reconozca que hay una especie de “velocidad mínima” necesaria que debería imprimirse para llegar a hacer todas las reparaciones que resultan imprescindibles en este país.

Podría decirse, en otras palabras, que ya no hay tiempo.

No hay tanto tiempo de margen para llegar a ningún sitio seguro, a esta velocidad. El proceso de la destrucción ha trabajado y trabaja a un ritmo mayor, y cuando se haya avanzado cierta distancia, seguramente, un tramo más grande habrá desaparecido del terreno.

En suma, a esta velocidad, hay un momento de conciencia que nos obliga a ver un punto cercano, que es el límite hasta dónde nos alcanzaría nuestro tiempo. Vale preguntarse, entonces, qué es lo que va a ocurrir cuando se nos haya consumido todo ese tiempo por andar a tan baja velocidad.

Cualquier empresario lo sabe: el futuro moral, cultural y educativo de este país es una ciénaga. Simplemente, porque la ideología negra de un grupo encarnizado con el mal lo ha convertido todo en un naufragio interminable.

Los argumentos de los imbéciles que nos gobiernan están dirigidos a ponernos a todos mirando un espejo retrovisor. A hacernos creer que estamos siendo víctimas de acreedores externos o de las potencias que quieren controlarnos. Y sólo somos víctimas de ellos: de la lacra dirigente oficial.

La campaña de esta increíble gorgona, tránsfuga de la moral, es un spot con ella viendo como cantan el Himno los jóvenes... y elogiándolos.

Su cara de mármol esconde lo que ha inducido con el peor desdoro: ha fulminado la hipótesis de aparición del “destello de Patria”, porque la Patria encarna justamente un símbolo de sentimiento comunitario.

La Patria es, necesariamente, sociedad, y la condición imprescindible de su supervivencia, es el Estado.

Ese Estado que ella lo arrastró en pedazos... hasta aquí.

Y ya no existe, en verdad, el “contrato social”, por cuanto empiezan a apagarse los conceptos que se daban por conquistados.  

Se advierte claramente que la única noción de lo justo es antecedida -en términos de libertad material- por una solidaridad “obligatoria”, como clásico concepto estructurante del precolapso moral y como base del sometimiento de los pobres.

En la falta de respuestas a todas las preguntas, está, precisamente, la posibilidad no deseada de la convulsión como “salida”.      

Como un estertor natural que puede servir para segregar a los parásitos de la escoria social y hacer una sociedad purgada de sus deyecciones.

En suma, se empieza a ver en estos días, claramente, que las categorías de exclusión van a ser de lucha.        

Lo que pretende marginarse, se vuelve “deseo de recambio” y cualquier segregación produce un proyecto clasista que ya quiere empezar a discutir la lógica del poder y su relación con la sociedad.     

Todos empezamos a aborrecer el pasado al que nos obligan a mirar, porque es la causa del presente. Y se empieza a odiar el presente porque no es otra cosa que la imitación más intensa y feroz del pasado.

Con el paradigma de cuatro muertos y seis lupanares, es fácil que el futuro aparezca como una convicción extremadamente peligrosa:

Quiera el Pueblo, en estos días
Si hay coraje, todavía
No votar a los inmorales
Que nos dieron estos males
... Y esperan nuestra agonía

(G.A.B. - Poemas de la Argentina trágica)


Por el Lic. Gustavo Adolfo Bunse, para El Ojo Digital Política.
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Por el Lic. Gustavo Adolfo Bunse, para El Ojo Digital Política