POLITICA: POR EL LIC. GUSTAVO ADOLFO BUNSE

La clase política y el Pato Donald

Soy político argentino... y estoy preso, por robar... a mis votantes de siempre ¿quién, consuelo, les va a dar? Es cierto y es bien sabido... que me dediqué a estafar... pero ¡no veo a mis amigos! ¿Nadie me viene a ayudar? Y aunque yo pueda mentirles... a todos... no regresar cuando haya cumplido... mi pena ¿quién rayos se va a acordar ? (G.A.B.) [Poemas de la Argentina Trágica]

25 de Julio de 2011

Ya están muy cerca de conseguir hacer la plancha en una cloaca.   

Seguramente, el premio del esfuerzo más profundo y denodado se lo lleva la familia patagónica que ha dictado leyes en los últimos ocho años.

Ella se lleva la corona del hundimiento de la Patria. Eso ya se sabe.

Pero, junto con ese hundimiento, acaso no contaba ella con arrastrar tan rápido a toda la piara política … a toda cosa… a todo objeto o ente que tuviese algo que ver con la clase política, o con algo de olor político, o con casaca, antecedentes o con el más leve perfil político... hacia un enorme sumidero infecto.  

La clase política íntegra empieza a ser, para el pueblo, al menos en esta comarca, la peor lacra de diletantes… la más peligrosa cáfila de ladrones ofrecidos todos ellos en listas confusas, la gran bolsa séptica de la mas variopinta carcoma moral en un menú rancio… para que el pueblo los elija tapándose la nariz.

Pero se ve que la tendencia es que … ¡ya no los elije más! Prefiere votar al Pato Donald, si este decidiere postularse.

Dicho esto, seriamente… con infinito respeto por Miguel Del Sel, que sin dudas es quien empieza a capitalizar la repugnancia por los políticos.

A cualquiera, y con sobrado fundamento, puede votarse. A un actor famoso, a un capocómico, a un imitador, a una silueta de la farándula sin contaminar, que traiga una sonrisa en lugar de ese gesto sombrío de los parásitos que suelen olvidarse, apenas asumen, que son empleados nuestros.

Votaría cualquier cosa. A un escritor, a un medico famoso… a un Favaloro, a un automovilista del TC 2000, o al arquero de Villa Dálmine.
 
Póngase la firma…. que si aparecen Les Luthiers… sin duda arrasan.

Incluso -y aún más- si presentan una mesa conjunta de gobierno.
 
Pero, ¿políticos ? No… ya no tienen más tiempo. Ya se deslizan suavemente hacia una zanja del sumidero cloacal.

Ya han sido descubiertos.

Y, ojalá, esa gran imbecilidad vacuna de la ciudadanía los ataje al final del tobogán para encarcelarlos a todos… empezando por quien se debe:

Las damas primero, por favor.

 
Ni siquiera les habría de servir hoy el poner las barbas en remojo.

Acaso tengan que borrar parte de su soberbia, si se les empieza a complicar… apenas un poco más, el panorama interno.

Y hacer un pronóstico de complicación del panorama no es un ejercicio demasiado arriesgado, teniendo a la vista todo lo que han acumulado en estos ocho años.

Lo que ocurre en el mundo, aquí no importa un bledo.

Pueden verse las respuestas internas que se han diseñado, todas las cuales -en lugar de prevenir estructuralmente- sólo dañan u omiten.

Con muy poco, se pueden pronosticar las consecuencias más graves.
            
Las fuertes complicaciones que han empezado inundar la sentina del barco… no son por los motivos que se creen.

No es el atisbo de inflación que se les deslizó inofensivamente como un virus y que ellos controlan en modo absolutamente artificial.

No son tampoco la pobreza ni la indigencia, cuyos índices fabricados por ellos mismos, empeoran cada día.

No es la intranquilidad social de las clases bajas, que pueda ampliar su perímetro por esta contaminación de precios, ni tampoco el rebrote de la protesta social que se trata de conjurar cada media hora.

El problema es toda la estructura del Estado.

Es un “todo”… un “totus ad litteram” que falta hacer en el país…

… Y es “la nada”… que yace impávida por lo erróneo, lo mediocre, lo efímero y lo improvisado que se ha hecho.

Es la base del Estado que nadie ve… y que tambalea todavía sin que nadie atine a conmoverse por la carcoma sutil de todas las instituciones republicanas en estado de raquitismo.

Es la vergüenza metafísica… irradiada desde el poder a través de su repugnancia por el capital, por la inversión y por el lucro ó la rentabilidad. Su apuesta por mantener la incertidumbre a toda costa.

Es la catalepsia increíble en la que se halla la seguridad jurídica y es también la agonía terminal del estado de derecho… propiciada desde el seno del Gobierno.

Es el estancamiento y es la parálisis de las cien reformas estructurales pendientes e imprescindibles… que está fomentando una conducción embelesada… como un narcisista en el espejo… y anestesiada por los vapores de un poder acumulado que le permite someter a todos.

La educación pública… subsumida y postrada, la vergüenza por el mérito propio… y el horror por la sospecha de pensar diferente.

La cultura de la dádiva… en lugar del esfuerzo y el mérito.

Es algo esencial, “de fondo”, que no puede quedarse enmascarado eternamente. Por eso, el Pato Donald o el Capitán Nemo son mejores  que cualquiera de ellos… Por eso, Favaloro y Olmedo se la perdieron…

Por esa especie de septicemia que se propaga sin pausa con el incentivo permanente de la dirigencia política para que todo dependa solamente de sus designios y se sufrague con la “caja”.

Ni siquiera la puja preelectoral para octubre debería ser responsable de ningún sobresalto si acaso estuviésemos en condiciones normales.

Esa puja… es totalmente inocua en un Estado sano.

Aquí, no.   

Aquí pone al desnudo el desquicio del sistema que les brinda espacio y andamiento, convirtiéndose en una danza obscena que lo único que logra es profundizar esa repugnancia terrible por la dirigencia política.

Se van a despilfarrar… literalmente… en una segunda vuelta que es absolutamente innecesaria, una suma de dinero como para armar dos hospitales de niños para el Chaco o para Formosa. Es así.

No lo dude. Son lacras humanas.

Resulta entonces, que las condiciones básicas para que el escenario de corto plazo se complique sustancialmente, están dadas en todos los órdenes del Estado.

Y la velocidad con que eso tenga lugar, no depende en absoluto de nada que pueda hacer la ciudadanía, toda vez que se han puesto a andar las cosas hacia direcciones impredecibles que van a resultar sólo del rumbo de la mediocridad que nos imponen.

El único rumbo que conocen los que están conduciendo hoy a la Nación Argentina. El único rumbo que conoce ella, a quien la propia SIDE le ha tenido que decir que disimule el romance con Amado Boudou o que trate de circunscribirlo a un Olivos “intra muros”.  O a sus viajes de vapor.

Y allá irá… la primer mandataria, llevándoselo en el equipaje… contenta a rodar por el mundo… sin ningún plan y también sin un rumbo serio, creyendo que hay que “agredir para agradar” y suplicando inversiones que jamás -jamás- han asomado la nariz por estas tierras.

Mañosamente, ha hecho el intento mediocre de explicar a quienes tuvieron la amabilidad de escucharla, cuál era exactamente el conjunto de parches implementados ahora para resolver las imprevisiones y para amortiguar la caída vertical del superávit.
 
Les dice a todos, casi admonitoriamente, que necesita sus inversiones.       
 
El oxígeno artificial para ganar en octubre no es difícil de lograr para este gobierno… frente a una ciudadanía que está completamente ajena e ignorante de todo el escenario de improvisaciones que se ha elegido transitar. Enmascarados en la caja, no han de temer en absoluto seguir andando así …a los tumbos y sin plan.

Sin contrapoderes, con su capricho plebiscitado… y, cuando ya estén más cerca del final que del principio, no habrá problemas para seguir improvisando de la manera más antojadiza que se cuadre.

La irresponsabilidad colectiva es sin duda la esencia para que florezca la mediocracia. Pero aun falta un poco más de caminar desquicios para que nos llegue el Pato Donald. Todavía estamos verdes.

Fito Páez -desde la misma cloaca- seguirá recusándonos a todos.

Acaso debamos seguir viviendo así, durante algunos años al acecho, revolcándonos una y mil veces en sucesivos desencantos, mirando con perplejidad el burdel de los políticos y los aventureros que llegan en oleadas al poder sin la menor noción de respeto por su propia dignidad.

Acaso jamás llegaremos a vernos a nosotros mismos con alguna virtud ó con la más pequeña gallardía. Seguiremos siendo expertos en el arte suicida de la más resignada pasividad… en ignorar las acechanzas de las calamidades.

En burlarnos graciosamente de la enorme sombra de una colisión.
 
Y en esa manía… bien argentina… de preferir,  primero que nada,  borrar culpas… que dar batalla.

Y así habremos de ver … empantanados en otro nuevo desencanto, que en realidad, nos falta bastante trecho para salir de esta mediocracia y encontrar, lejos de esta caterva de pillos, a un Pato Donald que nos guíe.


Por el Lic. Gustavo Adolfo Bunse, para El Ojo Digital Política.
e-Mail: gabunse @ yahoo.com.ar

 

Por el Lic. Gustavo Adolfo Bunse, para El Ojo Digital Política