POLITICA: POR OSVALDO JOSE CAPASSO, ABOGADO

Elecciones en la Ciudad de Buenos Aires: Mauricio Macri versus Daniel Filmus. El día después

Lo que era previsible para gran parte de la población, la clase política y los periodistas “no asustados, ni comprados”, se cumplió de una manera inexorable.

11 de Julio de 2011

Con Mauricio Macri llegando casi al 50% de los sufragios, en consonancia con el 46% que fue adelantado en este medio contra todas las encuestas (inclusive las más optimistas), quedaba poco margen para la discusión.

Pero la negación y tozudez del FPV o "FPD" ("Frente para la Derrota") ha podido más y, autoconvenciéndose de que han hecho una maravillosa elección, se prestan a otro papelón con fecha cierta: el 31 de julio.

Tal vez, muy pocos hayan advertido que la gran derrotada ha sido Cristina Fernández y también él (Néstor Kirchner).

Y no solamente porque quedó demostrado que el FPD apenas araña el 30%, sino porque la alquimia elaborada en Olivos por CFK y sus acólitos se le ha vuelto irremediablemente en contra. Veamos:

Daniel Filmus obtuvo alrededor del 28% de los votos.

Pero el Cristinismo, con su representante Juan Cabandié, apenas llegó a la mitad (14%).

Es decir que, de cada 2 votantes del FPD, 1 le dijo NO a La Cámpora.

Esta factura que han pasado el peronismo de paladar negro y el sindicalismo, de algún modo le presagian un futuro bastante más oscuro de aquí a octubre.

La actitud valiente del Senador pampeano Carlos Verna fue un hito que pasó desapercibido para la mayoría, pero que marca un punto de inflexión en la interna peronista.

La Presidente de la Nación Cristina Fernández se creyó el cuento que le armaron sus operadores de la mesa chica: “que los votos son de ella”.

Y, por eso, se convirtió en la única y exclusiva oradora que aparece por Cadena Nacional día por medio, sin siquiera respetar la veda electoral.

Montada en la utopía de ser la creadora “del tercer movimiento histórico” -veleidad que terminó ahogando a mismísimo Raúl Alfonsín- presionó, traicionó, acorraló y amenazó para digitar a su gusto y antojo las listas de todos los distritos.

Pues bien; ahora deberá empezar a admitir que los “muchachitos imberbes  e inexpertos” que le presentó Máximo no le garantizan ni siquiera los votos de los familiares de estos “nuevos jóvenes idealistas”.

Los intendentes de la Provincia de Buenos Aires no son precisamente “bebés de pecho”. Han enfrentado una y mil batallas, sobreviviendo a momentos de crisis terminales y saben lo que hay que hacer cuando “las papas queman”.

Idénticos conceptos persiguen ahora a los dirigentes sindicales.

Por ventura, ¿creyó Cristina Fernández que podía mandar a cuarteles de invierno a los representantes del más ortodoxo peronismo y no pagar ningún costo en el proceso?

Si es así, o bien la Señora no se encuentra en sus cabales y toma nota de “pescado podrido” con relativa facilidad, o bien se ha creado una “realidad alternativa” para no ver lo que es obvio. Por eso, el título de mi nota anterior, es el “principio del fin”, porque esto no tiene retorno.

Por último, a Daniel Filmus le escribieron el discurso de la “inclusión”. Ha dicho que a partir de mañana convocarán a los mejores, a todos los que quieran y puedan aportar para lograr una fuerza capaz de derrotar al macrismo.

Es tan burda la patraña que basta con recordar lo que fue la “transversalidad” con la que engatusaron a muchos dirigente políticos, luego abandonados, o el más reciente shot en las asentaderas que recibieron personajes como José "Pepe" Pampuro, Eduardo Fellner, Patricia Fadel, Nicolás Fernández, o el judicial Julio Piumato, entre otros, para sencillamente colegir que es una convocatoria mentirosa, como fuera aquella construída en pos de la “unidad nacional” y que también terminó en la nada.

El Kirch-Cristinismo se ha basado siempre en el desprecio y en la traición. Siempre pierden los demás, nunca ellos.

Por estos motivos, no habiendo tomado conciencia aún de que han comenzado a recorrer el final de un camino horroroso, continuarán caminando sin advertir que el precipicio muy pronto estará bajo la suela de sus zapatos.

Por Osvaldo José Capasso -Abogado-, para El Ojo Digital Política