POLITICA: POR CARLOS A. MORAN HIDALGO, PARA EL OJO DIGITAL

Caso Siemens: la corrupción estructural en la Argentina. Responsabilidades políticas, judiciales y periodísticas en la destrucción del país. Carta abierta al juez Ariel Lijo

Hace ya una década estallaba en nuestro país lo que se denominó el escándalo Siemens. Desde el año 2001, los sucesivos poderes políticos realizaron esfuerzos denodados por encubrir a los responsables, tanto políticos como empresarios.

09 de May de 2011

En el año 2008, con la forzada confesión de la empresa ante los tribunales de Columbia (en los Estados Unidos de América - ver http://www.siemens.com/press/pool/de/events/2008-12-PK/DOJ2.pdf) quedó al descubierto la trama que involucra claramente a la ex República Federal Alemana y el accionar de soberbia e impunidad de todos los mencionados en perjuicio de los argentinos. Está claramente comprobada la sumisión y la connivencia del Poder Judicial para con el poder político y la complicidad de la prensa masiva que acompaña este “pacto de silencio” del desarrollo de la causa. Esta se encamina directo hacia el archivo, y hacia la impunidad de todos los implicados por parte de nuestro país. Me refiero puntualmente al ex presidente Carlos Saúl Menem (hoy devenido en kirchnerista), Carlos Corach, Hugo Franco, Jorge Rodríguez, Aldo Carreras y otros.

Por el lado alemán, fueron citados a declaración indagatoria un total de veintidós ejecutivos de la empresa Siemens AG, pero nada se sabe de ellos y su paradero, en función de que la totalidad de los periodistas se encuentran hoy tras la pista de los avatares de Juanita Viale. En este punto, se explica y fundamenta la innegable complicidad del periodismo, así como también la imperiosa necesidad de obtener explicaciones.


Carta abierta al Dr. Ariel Lijo
Ciudad Autónoma de Buenos Aires Mayo
Sr. Titular del Juzgado Federal Penal No. 4



Doctor Ariel Lijo
S---------/---------D

Señor Juez; quien suscribe es Carlos Alberto Morán Hidalgo, argentino de 62 años con DNI 7.836.240. Saludo a usted con mi consideración más distinguida y digo: estoy convencido de que la vida lo ha puesto a Vd. ante una encrucijada muy difícil, pero igualmente ineludible.

Luego de resolver en la causa Siemens, sólo quedarán en la Historia para Vd. alguna de estas dos opciones 1) se lo recordará sin respeto alguno como “un Juez más de este sistema corrupto” y como par de Norberto Oyarbide, con la única diferencia a su favor de no conocerse de su persona papelones públicos, ni por estar envuelto en escándalos surgidos de una vida privada promiscua; 2) si acaso posee Vd. la valentía necesaria para soportar las presiones de los políticos -especialmente del Poder Ejecutivo-, cumple con su deber y actúa con la independencia que le ha conferido y jamás ha dejado de conferirle nuestra Constitución Nacional, no tenga dudas de que será recordado como “el hombre que cambió la Historia de la República Argentina”.

Dr. Lijo, a Usted quizás le parezca irreal o desmedida ésta hipótesis, pero permítame desarrollarla. Desde nuestros primeros días como nación, sufrimos los embates de las potencias que utilizan, como herramientas de dominación, a logias, fundaciones y cargos claves en los diversos organismos internacionales y empresas, siempre con el claro objetivo de manipular gobiernos e instalar funcionarios obedientes a sus designios e intereses. Hablamos de países débiles en cuyas administraciones abundan la corrupción y la prebenda.

La Historia está plagada de ejemplos. Entre los primeros escándalos más resonantes, se contabilizan aquellos que involucraron a firmas tales como Baring Brothers, los ferrocarriles ingleses, la Compañía Hispanoamericana de Electricidad (CHADE) y la Compañía Italo Americana de Electricidad (la ex Italo), los frigoríficos ingleses y las empresas Swift en 1890. En esta última ocasión, cuando el Presidente Miguel Juárez Celman -cuñado, a su vez, del importante político Julio Argentino Roca- fuera removido en medio de graves denuncias de corrupción gracias a la valentía y el compromiso de un HOMBRE, el senador Lisandro de la Torre, recordado hasta nuestros días como” Fiscal de la Patria”. Desde aquel entonces, el patrón de conducta de las “potencias” no ha modificado mayormente su esencia.

Las políticas y el accionar de sus empresas y fundaciones son originadas, regidas y alentadas por los respectivos gobiernos.

La generación de corrupción es indispensable para contar con la complicidad de nuestros mandatarios quienes, una vez llegados al poder (patrocinados muchas veces por las aludidas empresas y fundaciones), saquean y someten -en sociedad con sus "padrinos"- de manera impune a nuestro cada vez más degradado país. Un claro ejemplo está representado por la compañía Siemens AG, conjuntada en su accionar con funcionarios del gobierno argentino y el gobierno alemán en su momento.

Dr. Lijo; es la primera vez en la Historia que la injerencia y la corrupción de una potencia ha quedado expuesta de manera tan incuestionable como en el "Caso Siemens". Los dos abiertos actos de extorsión, perpetrados por el ex Canciller Gerhard Schröder, en perjuicio de los ex mandatarios argentinos Fernando De La Rúa y Eduardo Duhalde -por negarse estos a la firma del contrato fraudulento- consistieron en amenazar en forma pública con “severas sanciones económicas”. Reprimendas que fueron luego concretadas a través del Fondo Monetario Internacional. Al decir varios economistas del mundo, estas exigencias estaban claramente diseñadas para ser presentadas exclusivamente como medidas punitivas a todas luces perjudiciales para la economía argentina.

En el año 2000, a propuesta del ex canciller Gerhard Schröder, Horst Köhler fue nombrado Director Gerente y Presidente del Consejo de Dirección del Fondo Monetario Internacional. A su vez, este monitoreaba a la recordada Anne Krueger. Ambos individuos tuvieron a su cargo ejecutar en perjuicio de la República Argentina la pena prometida oportunamente por el Canciller Schröder, de la ex RFA.

Con la reciente confesión de la empresa Siemens ante la Corte de Distrito del Distrito de Columbia (en los Estados Unidos), además de quedar muy claro el abuso de poder y el manejo de corte mafioso del gobierno alemán, también quedó evidenciada la vergonzante connivencia entre nuestros corruptos gobernantes y la continuidad en el tiempo de su servil conducta, toda vez que nadie perteneciente a los tres gobiernos que se sucedieron desde aquella confesión de Alemania exigió reparación de ninguna índole. Ni siquiera se interpuso reclamo para explicación alguna, ante tamaño atropello que causara tanto perjuicio a la República Argentina.

El gobierno alemán y la empresa llenaron las hojas de los diarios de todo el mundo con solicitadas, asegurando que estaban cerrando una etapa de corrupción de unos pocos “empleados infieles”, pero nunca repararon el daño provocado ni dieron explicaciones a los "pueblos perjudicados", como tampoco lo hicieron con el Pueblo de la Nación Argentina, única y verdadera víctima de la corrupción estructural de ambos gobiernos.

Para tener una idea de quienes estamos hablando, recuérdese que Horst Köhler -uno de nuestros verdugos del FMI- fue elegido Presidente de la República Federal Alemana el 1 de julio de 2004. En mayo de 2009, sería reelegido como primer ministro de Alemania, manteniéndose en el cargo por un año más, hasta su dimisión, acontecida el 31 de mayo de 2010. Esta se produjo como consecuencia de recibir durísimas críticas luego de sus declaraciones en relación a la participación del ejército alemán en la guerra de Afganistán. En su momento, refirió lo siguiente: "Estamos en camino de que la gran masa de la sociedad entienda que un país de nuestras dimensiones con esta orientación hacia el comercio exterior y, por ello también dependiente del comercio exterior, también tiene que saber que, en caso de duda y de urgencia, la misión militar es necesaria para salvaguardar nuestros intereses, por ejemplo, las libres vías comerciales (...), impedir grandes inestabilidades regionales, que con seguridad también incidirían negativamente en nuestras posibilidades de comercio, puestos de trabajo e ingresos".

Valga esta sola frase vertida por el otrora primer ministro germano para brindar una idea cabal del pensar y proceder de aquella nación de cara al resto del mundo. Tamaña dosis de hipocresía es ciertamente difícil de asimilar, mientras que se amenaza con el uso de la fuerza a quien osare obstaculizar sus “negocios”. Otros países -entre los que se encuentra la República Argentina- son literalmente saqueados por su ejército de forajidos, encaramados en sus estructuras de dominio y explícitamente respaldados por la República Federal Alemana y sus instituciones.

Como entenderá Vd., Dr. Lijo, no se trata aquí de un incidente aislado de limitada cuantía. Tampoco me refiero a un affaire que tuvo como protagonistas a un puñado de "empleados infieles". Hablamos aquí de aquello que se da en llamar corrupción estructural, y que involucra a los principales funcionarios de dos naciones con tremendos agravantes, como son la intervención agresiva y sin tapujos del Canciller Gerhard Schröder, la utilización de la organismo transnacional del Fondo Monetario Internacional para terminar, finalmente, en el intento fallido ante el CIADI para perpetrar una estafa contra un país. Estafa que no llegara a efectivizarse, sólo debido a una extensa y detallada confesión a la que Siemens se encontró forzada y que no permite albergar la más mínima duda del repugnante proceder de la nación alemana.

Dr. Lijo: lleva estuvo Vd. demasiados años dilapidando recursos del Estado Nacional en "investigar" esta causa, que por decisión política tiene destino de archivo. Mientras tanto, los ladrones e hipócritas responsables del vaciamiento de nuestro país gozan de la impunidad que el sistema -en este caso, a través suyo- les garantiza.

Resulta cuando menos indignante escuchar declamar a funcionarios y ejecutivos de los países de los llamados centrales como Alemania referir que "en la Argentina no existe seguridad jurídica para invertir". Sólo por conocer un detalle de su trabajo, me atrevo a preguntarle: ¿acaso investigó Vd. el origen del dinero con el que el ex vicepresidente de Siemens local, Luis Rodolfo Schirado, adquirió justo en el momento de las coimas dos estancias que posee en la provincia de Buenos Aires y que totalizan más de cinco mil hectáreas de campo flor, con varios miles de cabezas de ganado vacuno y cuyo valor supera ampliamente los US$ 20 millones?

Señor Juez: ¿se le ocurrió alguna vez tener a bien considerar que las reiteradas ausencias del Senador Nacional Carlos Saúl Menem a sesiones del Congreso Nacional, brindando en todos los casos apoyo a todos y cada uno de los planes del Poder Ejecutivo y su repentina adhesión a la causa kirchnerista podrían deberse a un contubernio político, producto de su complicada situación judicial? ¿Se encuentra Vd. en conocimiento de que uno de los principales factores para explicar el comportamiento errático de este ex presidente radicaría en la causa que tramita en su Juzgado?

Señor Magistrado: más allá de las presiones que Vd. seguramente debe afrontar con rigor diario desde el poder político, debe comprender que no tiene otro camino que tomar conciencia e impartir verdadera Justicia. Tal es su deber, y debe hacerlo por el bien de todos los argentinos. Tenga siempre presentes esos ejércitos de cartoneros e indigentes que recorren a diario las calles. Considera también a los niños y mayores que comen de la basura. Le pido tenga esto en cuenta, pues estas realidades son consecuencia directa de conductas como las denunciadas en la presente misiva.

Desde luego que existen infinidad de sospechas en relación a negociados, malversaciones y cientos de variantes de corrupción estructural, todos ellos de compleja y entramada acción probatoria. Pero jamás se logró, en la historia política argentina, una confesión amplia, clara y tan documentada como en esta oportunidad.

Si cumple Vd. con su deber, y preserva la independencia de poderes para patrocinar a los argentinos que pagan su dieta, muy probablemente su persona jamás llegue a gozar el reconocimiento otorgado a John Marshall, pero sí puedo certificarle que sus compatriotas lo diferenciarán claramente de su colega, el ya aludido Norberto Oyarbide.


Por Carlos Alberto Morán Hildalgo, para El Ojo Digital Política
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DNI 07.836.240

 

Por Carlos A. Morán Hidalgo, para El Ojo Digital Política