POLITICA: POR MATIAS E. RUIZ, EDITOR

Mario Das Neves y el trago amargo de Pirro. ¿Llamará el kirchnerismo a votar al chubutense en la interna del Peronismo Federal de Capital Federal?

"Otra victoria como esta, y me veré vencido" (Pirro de Epiro)

21 de Marzo de 2011

Se percibía que el gobernador chubutense Mario Das Neves -bautizado por sus detractores como el Príncipe de Pan American Energy- había caído en un grosero error cuando, a pocos días de los comicios de este domingo 20 de marzo, declamó que su candidato Martín Buzzi mostraba una ventaja de más de diez puntos respecto del aspirante kirchnerista Carlos Eliceche. En rigor, tal ventaja era comprobable semanas antes de la fecha clave. Pero el ex titular de la Aduana en tiempos de Néstor Kirchner olvidó que la sensibilidad de los votantes se ha tornado bastante más irregular por estas épocas: la sociedad interpreta los mensajes triunfalistas cada vez con mayores cuotas de desprecio y descontento, para reaccionar a último momento precisamente como ningún estudio de opinión lo esperaría. Y lo hacen siempre en perjuicio del responsable de la propaganda.

 

El escenario del Chubut no se diferenció mayormente del teatro electoral catamarqueño, salvo tal vez por el resultado -para el caso, anecdótico-: en aquella ocasión, el radical Brizuela del Moral dio el partido por ganado antes de jugarlo, relajando a su militancia y enviando mensajes de grandilocuente autoconfianza a los medios. El kirchnerismo local no descansó un segundo (aún cuando recurrió a la acostumbrada y deleznable herramienta de compra de voluntades), y el electorado terminó propinando al gobernador un sonoro cachetazo. Los yirigoyenistas perdieron por partida doble, porque el triunvirato de aspirantes radicales a la Presidencia arribó demasiado pronto a la geografía norteña para celebrar con irresponsable anticipación. Por otra parte, la coherencia fraseológica del espacio -hasta ese día, a buen resguardo- estalló en mil pedazos: el discurso tradicionalmente democrático de la UCR chocó de frente con las palabras de Brizuela, esperanzado en quedar como Gobernador "por veinte años más".

 

Ya de vuelta en el sur, Mario Das Neves no pretendió vender honestidad cuando mencionó aquello de que si perdía, se retiraba de la política. En la recta final, intentó añadirle una pincelada de falsa modestia al de por sí abúlico y soporífero esfuerzo de campaña montado para su alfil -compartido con PRO- Martín Buzzi. El Gobernador necesitaba de una victoria holgada para sumar impulso y oxígeno a la puja programada para la interna del Peronismo Federal que larga el 3 de abril en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Si Buzzi estiraba diferencias, Das Neves se hubiera montado sobre esos números para concentrar munición gruesa sobre la figura de su principal rival en el espacio, Eduardo Duhalde. El chubutense ya exhibía el mejor de los diálogos con Francisco De Narváez y Felipe Solá -férreos antiduhaldistas-, mientras se acercaba a consensuar estrategias con el puntano Alberto Rodríguez Saá y así consolidar su meta compartida de demoler mediáticamente al de Lomas de Zamora.

 

Por fortuna o por desgracia -según la óptica de que se eche mano-, el bueno de don Mario debió sonreír ante las cámaras con dientes apretados, ante las ajustadísimas cifras que comenzaban a difundirse desprolijamente desde un ahora harto cuestionado centro de cómputos. El Príncipe de Pan American fue del cielo al infierno en pocos minutos, pudiendo incluso perder la partida. La estricta lectura de los resultados de los comicios chubutenses referirá que salió ganador el dasnevismo, por décimas. Sin embargo, tomando algo de distancia, se trata de un empate técnico. Pero lo que verdaderamente interesa es que, puertas adentro, Das Neves no tiene otro camino que sincerarse e interpretar la novedad como una amarga derrota. La provincia era la propia. Era él mismo el regente del aparato. Con esta lupa también examinan lo sucedido un nutrido grupo de analistas políticos. Con los números ya conocidos, pierden sentido y justificativo aquellas camisetas negras con la expresión "Das Neves Presidente" ruidosamente impresa. Dentro del Peronismo Federal no escaseó el sarcasmo: más de un operador coincidió a la hora de reclamar la renuncia de Mario Das Neves a la Primaria.

 

Apenas concluídas las elecciones catamarqueñas, el arribo tempranero de los tres precandidatos radicales gatilló sonoras carcajadas frente al amateurismo radical. No obstante, pocos días después, los "Federales" tropezarían con la misma piedra: antes de tiempo, arribaron a Chubut Graciela Camaño, Francisco De Narváez y Felipe Solá. La política aburre no solo por su carácter previsible, sino también por su insistencia para recaer en el error: en ninguna parte está escrito aquello de que "hay que acompañar en las buenas y en las malas". Se justifica la presencia de la flamante Abogada Camaño en la necesidad del duhaldismo de poner paños fríos a los cruces de baja intensidad con el Gobernador de Chubut. Pero tal vez sea más prolijo un llamado telefónico anticipado, antes que alimentar anticipadamente una instantánea que podría ser la de la derrota.

 

El infortunio de Mario Das Neves tiene su explicación en los errores propios de campaña, pero también existieron otros, estrechamente ligados a la subestimación de la opinión generalizada frente a las supuestas "bondades" de Chubut (ver http://bit.ly/eeMM7c). La provincia observa demasiados puntos políticos comunes con la vecina Santa Cruz, que el kirchnerismo ha promocionado como un espacio geográfico en donde todo es más bello que en Disneylandia. ¿Dónde han ido a parar los jugosos ingresos arrojados por la actividad petrolera y sus regalías? Evidentemente, la sociedad no ha visto un centavo de todo aquello. A los gobernadores -particularmente los sureños, en vista de las inversiones depositadas en la explotación de oro negro- les resultará muy complicado jugar a los distraídos, de aquí en más. De lo que se trata, precisamente, es de reputadas firmas multinacionales que tienen el mal hábito de financiar campañas políticas completas de determinados aspirantes. Este comentario muta en una suerte de epidemia en otras regiones del país: sólo cambia el rubro comercial. Aquí, una petrolera. Allá, una minera. Y el Gobernador Gioja -por citar el caso sanjuanino- se ha vuelto un connoisseur cuando se tratan estas lóbregas temáticas.

 

Con el "empate técnico" entre Buzzi y Eliceche, fracasa también cierta iniciativa que el kirchnerismo se esforzaba por pergeñar con lujo de detalles, esto es, apoyar con la propia tropa a Das Neves en la Primaria Federal del 3 de abril. Por estas horas, la intelligentsia en el Gobierno Nacional se divide en dos entidades con agendas inocultablemente opuestas. El primer grupo es el que jamás descarta transigir con la oposición; insiste en negociar y considera que lo mejor para la Presidente Cristina Fernández es dar el paso al costado de la carrera presidencial y retirarse con tranquilidad de consciencia -o la que sea mínimamente asequible-. En otro rincón, subsiste un núcleo duro [que claramente se encuentra a la vanguardia del espectro decisional] y que propone ir por todo. Dentro de este último grupo se urden las más maquiavélicas tramas, en materia de operaciones negras con el objetivo de desdibujar la imagen de los enemigos, al tiempo que se interfiere en internas partidarias para sostener al rival que se perciba como más funcional. Aquí se cobijan los ideólogos del plan para remitir a Hugo Moyano a la cárcel, a la hora de sumar puntos para Cristina en las clases medias y altas, aún cuando el primer grupo considera que ya es demasiado tarde para cosechar ese beneficio. La Cámpora no opera verticalmente (nunca han existido núcleos carentes de internas en la política argentina): Recalde responde al moyanismo, como es lógico. Pero ocupa mayormente su valioso tiempo en entretenerse en su despacho de Aerolíneas Argentinas y su identidad -se reporta- apenas trasciende el organigrama. Muchos son los jóvenes que la juegan allí de expertos analistas y opinadores compulsivos. Finalmente, las agendas también se cuentan por decenas. Partió de ciertos interlocutores del espectro de halcones del kirchnerismo la idea de movilizar militantes y piqueteros para apoyar la candidatura de Mario Das Neves en la interna "disidente". Para muchos de ellos, se impone evitar una victoria de Eduardo Duhalde, a cualquier precio. Se sabe de la existencia de la iniciativa, aún cuando se desconoce si acaso el propio Gobernador del Chubut se ha dado por enterado.

 

Preocupa al talibán cristinista/poskirchnerista el endurecimiento del discurso del de Lomas de Zamora, quien abiertamente señala al "López Rega" de que dispone el Gobierno Nacional -en obvia referencia a Horacio Verbitsky-. Duhalde tampoco pierde cede espacio a la hora de explotar las debilidades del kirchnerismo en materia de relaciones internacionales. Se ha ocupado de analizar los casos más resonantes de corrupción e incluso ha planteado duras críticas contra la retórica derechohumanista oficial. Muy probablemente, en Balcarce 50 algunos se han percatado de que será difícil hacer de cuenta que el lomense no existe. Aún cuando suene inverosímil, uno de los últimos favores hechos al íntimo de Gerónimo Venegas partió del camionero Hugo Moyano, con su expresión "Menem y Duhalde me metieron la droga". A los halcones del oficialismo, la sola mención los empujó al borde del odio irracional contra el gremialista afín. Todo un pecado capital para un gobierno cuya primera orden es "prohibido nombrar".

 

 

Por Matías E. Ruiz, Editor

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Por Matías E. Ruiz, Editor