POLITICA: POR MATIAS E. RUIZ, EDITOR

Memorias de un piromaníaco

Con estas palabras debería pautarse el título de una futura autobiografía de Néstor Carlos Kirchner, el ex presidente que -a sabiendas de su destino perdidoso-, se ha decidido a convertir en realidad una hipótesis que, pocos años atrás, aún arrojaba dudas en su concreción: la máxima de la "Tierra Arrasada". Una aproximación al funcionamiento del complejo entramado de la psiquis del esposo de Cristina Fernández. Los pactos y acuerdos secretos de Balcarce 50 con supuestos candidatos opositores.

23 de Agosto de 2010
Curioso modus operandi el de un gobierno que, esforzándose por promocionar la falsa idea de haber recuperado intención de voto entre las clases medias, se decide a echar por tierra los pequeños logros que creía cosechar. La escaramuza artificialmente montada en perjuicio de la firma proveedora de Internet Fibertel -brazo tecnológico del Grupo Clarín- dispara fuego graneado sobre esas mismas clases medias, destinatarias de la política oficial de seducción. Si el deseo extemporáneo de Julio De Vido pudiera traducirse en los hechos de la noche a la mañana, y la compañía bajo mención cerrara sus puertas, los cientos de empleados que allí trabajan para ganarse un sustento y el más de un millón de clientes conectados a su red pasarían rápidamente a amontonarse en la vereda de enfrente de la Administración Fernández de Kirchner. Ello, si acaso no lo han hecho ya, cualesquiera sean las consecuencias y con el final de la historieta aún por verse. En rigor, no carece de razón el columnista dominical de La Nación -y declarado enamorado platónico de Elisa Carrió-, Joaquín Morales Solá, cuando refiere que el episodio conlleva intrínsecamente un ataque contra las libertades. Sin embargo, la realidad política de la Argentina actual no exige volverse mayormente heterogéneo para analizar el actual estado de situación. En ocasiones como la que nos ocupa, las causas suelen ser más bien sencillas y pueden explicarse a partir de los desvaríos de un individuo que ha perdido la brújula y que -tal como se preveía- está dispuesto a todo con tal de no entregar su comando, construído a base de turbios negociados y escandalosas cuotas de poder. Guillermo Moreno podrá calzarse los mejores guantes de box marca Corti cuantas veces quiera. El día de mañana, incluso, podría apersonarse en cualquier estación de servicio, lanzacohetes en mano, y amenazar con volarlo todo si los precios no vuelven a ser los de la semana anterior. Pero -está visto-, la única respuesta que recogerá es la misma que ya le obsequiaron los capitanes de la industria petrolera: un ninguneo en la forma de un prolongado bostezo. Porque el Secretario de Comercio -que sigue las instrucciones directas de Néstor Kirchner- ya aburre. Las menciones de Moreno y Fibertel en los párrafos iniciales de este texto no conllevan casualidad. El episodio de Fibertel se parece en mucho a la telenovela -hoy tan lejana- en la que Néstor Carlos en persona la emprendía contra la angloholandesa Shell. Todo porque esa compañía se negó a rematar sus estaciones de servicio a precio vil, para servírselas en charola de plata al corrupto consorcio argentino-venezolano Enarsa, que supo generar una costosa burocracia sin haber producido un solo litro de combustible. Dado que Shell no quiso retirarse del mercado local, la orden presidencial acomodó las piezas con el objetivo de perjudicar su negocio. Precisamente, lo mismo que hoy se intenta hacer con Fibertel, a partir de la relación que la firma de Internet observa con el tándem Magnetto-Herrera de Noble. Como Moreno, Kirchner aburre. Y no solo eso: también harta. A cualquier presidente argentino de la contemporaneidad le espera siempre el rechazo ciudadano al cruzar la línea de llegada. Mucho más si hace incontables años que su apellido viene frecuentando las tapas de los diarios con geométrica recalcitrancia. Pero, a lo largo de todo este tiempo -en que los analistas políticos han malgastado energía y dedicación en comentar hechos sin mayor importancia-, la certeza que a muchos se les escurrió de las manos es el hecho de que este señor ha tomado la decisión de destruírlo todo. Como en su momento no le importó el destino de los empleados despedidos por los malos resultados económicos de Shell, hoy observa todavía menos interés en el futuro negro que aguardaría a los trabajadores de Fibertel, si los usuarios de la firma la abandonaran en masa para cambiarse de proveedor. Ricardo Echegaray -hasta el momento, titular de AFIP- es otro fiel exponente de una política kirchnerista de desinterés que hace rato ha transmigrado en un incontestable cinismo. Mientras su figura se encuentra a tiro de la totalidad del Congreso de la Nación para que sea removido de una vez por todas, el funcionario ni siquiera oculta haberse obsequiado subsidios estatales -poniendo alegremente a su ingenua mujer por delante- sino que, con la sonrisa de siempre, anuncia el cierre de acuerdos con sus pares de paraísos fiscales de Europa y el Caribe para perseguir a los argentinos que guardan sus ahorros allí. Pero Echegaray no solo olvida sus propias trapisondas sino que olvida hacer memoria en relación a las listas de amigos del kirchnerismo que ocultan cientos de miles y hasta millones de dólares en aquellos sitios, o bien en otros. Y esos nombres se encuentran hoy al alcance de cualquiera, a la mano para publicarse si fuera necesario. Serpientes hay de todas formas, colores y partidos. Los fondos suelen entremezclarse con temáticas demasiado sensibles como para que la ciudadanía se desayune con el verdadero compendio de actividades en el que basa su dolce vita la política argentina. De momento, viene a la mente el poco ilustre apellido de cierto ex intendente de Mar del Plata que junta "moneditas" en cierto banco de Gibraltar y que se pasea de noche por las parrillas de la Ciudad Feliz como que "aquí no ha pasado nada". Más cerca en el tiempo, uno se pregunta cómo es posible que don Florencio Randazzo ni siquiera se preocupe en disimular su explotación de un bingo en su querido terruño de Chivilcoy. Retrocedamos las manecillas del reloj un poco más, para ilustrar al lector acerca del odio proverbial que Fernando "Pino" Solanas le ha reservado desde (casi) siempre a Carlos Saúl Menem. Desprecio que ha sabido materializar incluso en patéticas producciones de celuloide. Pocos saben que Pino y el riojano eran grandes amigos en épocas previas a 1989. Se trataba de una amistad casi entrañable, como la que oportunamente supieron alimentar Mauricio Macri y Aníbal Ibarra hasta que los separara la política. Pero Solanas montó en cólera cuando fue, literalmente, "dejado afuera" del negocio del actual shopping Galerías Pacífico. Un consorcio de empresarios (que no era el suyo) se quedó con el emprendimiento. Las consecuencias son hoy conocidas por todos: Fernando Solanas se convirtió en uno de los tantos referentes de una izquierda cínica y enfermiza que dedica loas recurrentes a Fidel Castro y al comunismo desde la dudosa ética de la tarjeta de crédito dorada y los departamentos en Avenida del Libertador. Aunque suene inverosímil, el teórico izquierdoide de la escuela de las teorías de la comunicación de Roland Barthes, el "semiólogo" Eliseo Verón, ha ido a parar al aposento duhaldista del Movimiento Productivo Argentino (MPA) para asesorar al candidato por unas cuántas decenas de miles de pesos mensuales. De la izquierda a la derecha y de arriba hacia abajo, la ciudadanía argentina ha venido tolerando una interminable serie de contubernios, pactos y códigos de honor cuasimafiosos entre políticos aparentemente enfrentados, con el dinero como único fin. En suma, se trata de sociedades comerciales que se pactan en lujosas oficinas para traicionar y consolidar el recurrente desplume de una sociedad indefensa y que ya ha dado hasta la última gota de sangre, literalmente. Néstor Carlos Kirchner y su señora se esmeran para configurarse en la expresión definitiva de ese contubernio, con una importante diferencia: la adicción al poder ha terminado por cercenarles hasta la capacidad para el raciocinio más elemental. En el afán por proteger los negociados que han sabido forjar desde los tiempos en que gobernaban Santa Cruz con mano de hierro, no aceptarán jamás la prerrogativa del Game Over. En palabras de nuestro colaborador y columnista, el Dr. Enrique Avogadro, "Esta gente jamás le entregará la banda presidencial a nadie". Desde hace al menos dos años, el escenario "Tierra Arrasada" sobrevuela el espacio político a nivel nacional. Incluso se extrañan aquellos tiempos en los que todavía quedaba espacio para la duda en relación a esa posibilidad. Pues bien; hoy, los "agoreros" podemos atribuírnos el haber tenido la razón. Porque -para los Kirchner- la inseguridad en la forma de embarazadas baleadas en salideras bancarias, ancianos apaleados con crueldad y cuerpos apilados de policías muertos son temario para la más vívida fantasía. Porque se esfuerzan con esmero en echar a la calle a los empleados de aquellas empresas que no siguen su línea de pensamiento. Porque no ocultan su intención de hacer volar en mil pedazos las economías hogareñas de millones de argentinos, eliminando bruscamente los subsidios para los servicios de gas y electricidad (disparados en sus costos en un 36% y un 93% respectivamente). Economías que serán literalmente borradas del mapa, ni bien la señora Presidente Fernández -inspirada por un Kirchner sonriente y frotándose las manos enfervorizada y nerviosamente- elimine el subsidio clave, representado por aquel que reciben las compañías de transporte. Porque, de la misma manera en que solo es necesario un chisporroteo para hacer volar un depósito de combustible, para condenar a millones de trabajadores (empleados, operarios, encargados de edificios, etc.) a una dantesca e interminable agonía, solo se requiere duplicar los precios de los boletos de trenes y colectivos en un santiamén. No sin razón, muchos hasta imaginan que Nerón quizás hubiera reculado al contemplar la destrucción que él mismo fogoneaba. Al contrario de lo que hace Néstor Kirchner, quizás el romano hubiese conservado algún dejo de piedad por los habitantes de la Ciudad Eterna, en medio de semejante desparramo de muerte y ese reguero de tribulación. A la hora de intentar explicar racionalmente el comportamiento del esposo de Cristina Fernández Wilhelm, vienen a la memoria las palabras de Edgar Allan Poe en el cuento corto intitulado "El Gato Negro". El protagonista de la historia explica en detalle los pensamientos que desfilaban por su mente cuando se decidió a dar muerte a su felino predilecto, de nombre Plutón: Y al final llegó, como irrevocable degradación, el espíritu de la PERVERSIDAD. La filosofía no repara en este espíritu. Pero, así como creo que tengo un alma, creo que la perversidad es uno de los impulsos más primitivos del alma humana; una de las facultades primarias indivisibles, o sentimientos, que dan su impronta al hombre. ¿Quién no se ha descubierto, cientos de veces, cometiendo acciones viles o estúpidas, sin otra razón que saber que no deben hacerse? ¿Acaso no tenemos una perpetua inclinación, estando en nuestros cabales, a violar eso que es la Ley, tan solo por ser lo que es? El espíritu de la perversidad, como digo, me trajo la última degradación. Era esa insondable tendencia del alma a vejarse a sí misma, a atacar a su propia naturaleza, la que me urgía a continuar, y por último a consumar el daño que le había causado a aquella bestia inocente. Una mañana, a sangre fría, lo ahorqué de la rama de un árbol; lo ahorqué con las lágrimas saltándome de los ojos, y un amargo remordimiento en el corazón; lo ahorqué porque sabía que me había amado y porque sabia que no me había dado ninguna ofensa; le ahorqué porque sabía que estaba cometiendo un pecado, un pecado mortal que pondría en peligro mortal mi alma para colocarla, si algo así fuese posible, más allá incluso de la infinita misericordia del Dios. El precedente es un intento cabal para referir que, probablemente, buscar explicaciones para comprender el accionar político del santacruceño bien puede concluír en un esfuerzo vano. Lo verdaderamente exasperante del caso es que Kirchner observa un criterio de absoluta irracionalidad cuando procede con el ciudadano promedio -al que termina perjudicando, a veces, hasta de manera grotesca- mientras que exhibe la brillantez de un genio a la hora de pergeñar estrategias para destruir a sus opositores políticos. Veamos: Mauricio Macri: El Jefe de Gobierno porteño terminó recibiendo artillería pesada de parte de la usina de información kirchnerista, a partir del episodio de las escuchas telefónicas. Como resultado, Macri ha quedado en extremo debilitado para competir en la carrera presidencial. Por otro lado, los ataques oficialistas provienen en oleadas recurrentes e informes desde el juzgado federal de Norberto Oyharbide, para quien ya es imposible ocultar los favores adeudados a Balcarce 50 -recordar el ejemplo de la declaración jurada del marido de Cristina-. Entonces, ¿pretende Kirchner aumentar la consideración pública de Macri al atacarlo? ¿O acaso su objetivo es eliminarlo de la ecuación para 2011? ¿Qué rol juega el hecho de que ambos mantengan relaciones comerciales de proporciones, por debajo de la mesa? Julio Cobos: Ya en su oportunidad, El Ojo Digital refirió al encuentro secreto entre el Vicepresidente y Kirchner -con sus laderos-. La meta era la de concretar un pacto de no agresión y sostener al mendocino como el próximo presidente de los argentinos, en la forma de "mal menor" para el oficialismo. El vice sería quien, llegado al poder, evitaría investigar y perseguir judicialmente a ex funcionarios kirchneristas. Los negocios, a la postre, serían "salvados" por otros cuatro años. Ricardo Alfonsín: Ingenuamente, el "Hijo del Estadista" cayó en la trampa del retrato de la foto con Julio De Vido, pocas semanas atrás. El episodio le valió al espacio radical el alejamiento de Elisa Carrió. La consecuencia directa de ese cisma prácticamente hizo implosionar la estructura del radicalismo, que ve cómo Julio César Cobos se diluye -ahora que la Casa Rosada no le dedica críticas- y que cada día se hace a la idea de que el discurso de Alfonsín ha quedado pobremente limitado a los supuestos logros de su padre. Sin embargo, en días pasados comenzó a circular la versión de que el neoalfonsinismo también habría sido tentado por Kirchner para pactar con miras al 2011, y de paso relegar en el Congreso al peronismo "disidente", complicándolo frente a la sociedad y comprometiéndolo para las Presidenciales. Mario Das Neves: El chubutense tiene demasiado que ocultar, a partir de la estrecha relación que supo mantener con el kirchnerismo desde 2003. Parte de esa información tiene que ver con los aportes realizados por la petrolera Pan American Energy a sus campañas políticas en Chubut. Néstor Carlos presiona al Portugués -Asís dixit- para que vaya a la interna que montará el oficialismo, en la forma de sparring del esposo de Cristina. En luces de neón, la pelea debería refulgir con la expresión "Legitimización se busca". Mientras tanto, Das Neves opera y se monta en su insoportable mediatismo, desarmando y provocando desazón, molestias y furia en el atribulado espacio del Peronismo Federal. Carlos Reutemann y Eduardo Duhalde: El "Lole" es el protagonista de las novedades más recientes. Al parecer, referentes de peso del kirchnerismo le han comunicado el interés del gobierno en acordar para que salga a la palestra como candidato presidencial. El objetivo, en este caso, sería opacar a Eduardo Duhalde -a quien Néstor Kirchner ve como aquel que revisaría la totalidad de la gestión K-. Para borrar del mapa político al de Lomas de Zamora, el santacruceño ha encargado suculentos pagos a encuestadoras de opinión que ni siquiera le otorgan intención de voto y que, de paso, framentan todo el espectro. El complemento de la estrategia oficialista sería seguir remitiendo "cooperativas de escrache" -en palabras del propio Duhalde- para alejarlo de presentaciones públicas. Para Kirchner, lograr que Reutemann participe de su interna y gane (el propio ex presidente sabe que no puede ganar, pero tampoco necesita hacerlo) es crucial. A los efectos de persuadirlo, tiene preparadas pesadas "carpetas" que revelan la manera en que la adjudicación que el Lole hizo para obras hidráulicas en la provincia terminaron empeorando -a posteriori- el escenario de las inundaciones. También figura la cuestión de las fotografías "comprometedoras". El duhaldismo, por su parte, observa novedades. El apretón de manos entre Luis Barrionuevo y Gerónimo "Momo" Venegas trae aire a las posibilidades de unión, mientras que el fracaso categórico y por demás vergonzoso de Carlos Brown en su rol de jefe de campaña del hombre de Lomas abre la puerta para descartar a aquellos que entorpecieron en lugar de conseguir resultados en las "bajadas", Miguel Angel Toma incluído. Finalmente, el propio Brown verá coartadas sus posibilidades de volver a ser alcalde de San Martín, en función de que las desprolijidades en su gestión de 1987 a 1991 son bien conocidas y están ya en manos de sus enemigos internos. Por otro lado, el gastronómico Barrionuevo es quien pisa más fuerte en esa localidad. Mientras referentes de peso presionan con insistencia para que Duhalde salga verdaderamente al combate, comentan por lo bajo que -si así no lo hiciere desde ahora-, Kirchner será el único beneficiado y ya será demasiado tarde. Como siempre, la mano del consorte de la Presidente se encuentra presente en todo escenario. Por momentos, pareciera exhibir la rarísima habilidad de la bilocación. Hay una pregunta obligada en el seno del duhaldismo por estas horas: ¿ha sido el kirchnerismo el responsable de implantar a Eliseo Verón en la jefatura de campaña de Eduardo Duhalde? ¿Es el semiólogo un "topo" o agente doble que reporta a individuos que se mueven entre las sombras y que se dirigen luego al rosado edificio para "pasar el parte"? Finalmente, ¿cayó el "Tato" Brown, en su conocida ingenuidad, víctima de una burda operación? Kirchner siempre es noticia. Ello es innegable, le vaya bien o mal. Como parte del esfuerzo noticiable, e inserta en la estrategia oficialista para acaparar los titulares, en estos días se trata la siempre dudosa cuestión de la "pelea" entre él y la Presidente de la Nación, para dilucidar quién tiene más "derecho" en competir en 2011. ¿Pudiera ser que Néstor Carlos Kirchner haya sido el arquitecto de la idea, a los efectos de vender una falsa confrontación con su mujer y, de paso, hiperfragmentar el escenario presidencial compitiendo contra ella? Evita versus Perón. Cristina versus Néstor. Aún cuando el planteo de esta posibilidad pueda -para algunos- acercarse a la ficción, conviene recordar que la Argentina kirchnerista hace rato que ha superado la frontera no ya de la realidad y lo inverosímil, sino del más puro y crudo surrealismo. Por Matías E. Ruiz, Editor, para El Ojo Digital Política. Twitter: http://twitter.com/matiaseruiz e-Mail: contacto@elojodigital.com
Por Matías E. Ruiz, Editor