INTERNACIONALES: POR MATIAS RUIZ, PARA EL OJO DIGITAL

Riesgosa apuesta: Hugo Chávez sobrecarga a su "Eje del Mal latinoamericano" para provocar a Alvaro Uribe

Los flameantes prolegómenos del conflicto entre Venezuela y Colombia, y la aparición de Surinam en el teatro de operaciones. Desmenuzando la estrategia del presidente venezolano.

21 de Julio de 2010
El panorama geopolítico sudamericano se anota un nuevo elemento disruptor: el chavismo suma ahora un nuevo acólito en la ex colonia holandesa, bajo la figura de su flamante presidente, Desi Bouterse. Seguramente, la reina Beatriz no se sentirá mayormente cómoda en estos últimos años de su vida, viendo como esa suerte de patio trasero de Holanda -Surinam- cae bajo hoy el hechizo del bolivariano Hugo Chávez Frías. Con total probabilidad, el dato de la llegada al poder en Paramaribo de Desiré Delano Bouterse -autoproclamado admirador del chavismo- dará lugar a algún debate en el seno de las ex potencias coloniales. El eje de la discusión transcurrirá seguramente en torno de cómo las colonias o antiguos protectorados se ven luego atraídos por la fuerza gravitatoria de naciones poco amigables, una vez que el primer mundo se retira de ellos. Algo similar sucedió con la nación caribeña de Granada, hasta que -en 1983- el Pentágono se decidió a intervenir y removió al régimen títere de Fidel Castro que se había instalado allí, en una aparente desatención de la hoy única superpotencia remanente. En Surinam, se produce ahora la llegada al poder de Desi Bouterse, veterano militar golpista que cuenta con 64 años de edad y que -para redondear un frondoso currículum- exhibe antecedentes por tráfico de drogas, deleznable negocio en donde también se encuentra envuelto uno de sus hijos. En diciembre de 1982, el hoy primer mandatario surinamés fue sindicado como ideólogo de la masacre de quince militantes políticos opositores. En Holanda, fue sentenciado in absentia por los tribunales en vista de su involucramiento con el tráfico de estupefacientes. Bouterse jamás fue extraditado a Europa para enfrentar esa condena, en función de que se las ha arreglado para siempre estar ligado al poder central en Paramaribo y, de acuerdo a las leyes de su país, los ciudadanos no pueden ser remitidos al exterior ante solicitudes de cortes extranjeras. La última medida desesperada para garantizarse alguna cuota extra de impunidad fue, para el flamante presidente de Surinam, intercambiar loas con el bolivariano Hugo Chávez Frías desde los medios de prensa internacionales. Ya que el cerco vuelve a estrecharse sobre el personaje -dado que el Viejo Continente vuelve a poner el grito en el cielo para solicitar su extradición-, la escapatoria parece coincidir con su solicitud para encuadrarse bajo los principios de la Revolución Bolivariana. De tal suerte que la pequeña ex colonia holandesa vuelve hoy a aparecer en el mapa, pero no lo hace subiéndose a caballo de las más sanas alternativas. Por cierto que Chávez ya respondió a la solicitud del dictador surinamés devenido en presidente electo: desde Caracas, se le ha prometido apoyo político y quién sabe qué más. El bolivariano se ha ocupado de desparramar ante la prensa internacional su pensamiento frente a que el "imperialismo" está preocupado por el triunfo electoral de su nuevo aliado. Sugestivamente, medios de prensa de tendencia izquierdoide y revolucionaria ya ha comenzado la defensa a ultranza de Desi Bouterse frente a lo que llaman "ataques que proceden de ex potencias imperialistas como Holanda" y de los "yanquis". En esta toma de posición, sugieren que los cargos argumentados contra el ex dictador por homicidio de opositores y tráfico ilegal de estupefacientes son fantasías. También refieren que "los tribunales de Surinam jamás han juzgado a Bouterse". Los chavezcandangas y los guerrilleros de teclado de Aporrea.org o Indymedia parecen olvidar que la ex colonia holandesa no es más que una Banana Republic hecha y derecha. La dinámica de este nodo de la geopolítica suramericana cobra cierto interés, en la medida en que las agresiones entre el Palacio Miraflores y la Casa del Nariño alcanzan una peligrosa escalada. Hugo Chávez no deja de amenazar a los colombianos con un conflicto armado que Venezuela no se encuentra en condiciones técnicas ni logísticas de soportar. Si acaso los uniformados venezolanos se vieran conminados por su presidente a actuar, los analistas comenzarán a preguntarse si ello no deparará primeramente en una guerra civil intestina, en donde los propios militares venezolanos descontentos con el régimen intenten ponerle un puntapié al ex paracaidista, para evitarle un mal mayor al país. Ante todo, debe considerarse que la ciudadanía que reside en los principales centros urbanos de Venezuela sufren de cortes de energía programados, recurrentes interrupciones en el servicio de agua, escasez de productos básicos para la subsistencia y de una persecución y represión políticas al mejor estilo cubano guevarista. La solución de Hugo Chávez Frías a sus problemas de impopularidad coinciden con sumar aliados en el concierto subcontinental, para así darle a entender al presidente Alvaro Uribe que podría sacudir a Colombia con la perspectiva de una guerra asimétrica lanzada desde varios frentes, a saber: * Implosionar la vida cotidiana de los colombianos, en la forma de una seguidilla de atentados con explosivos perpetrados por elementos de FARC y ELN (Ejército de Liberación Nacional, pro-cubano y bautizado suburbanamente como "Elenos"), no solo contra edificios públicos sino contra la infraestructura energética de oleoductos y refinerías. * Distraer a los recursos militares de Colombia con probables ataques surgidos desde la vecina Ecuador, en donde el presidente Rafael Correa se ha promocionado -en apariencia- como un inclaudicable aliado del chavismo revolucionario. * Utilizar las zonas selváticas de naciones como Guyana, Surinam y Ecuador como santuario para la guerrilla de las FARC. Aspecto fundamental para sostener en el tiempo una estrategia de guerra de guerrillas. En tal sentido, y desde mucho antes de que Desi Bouterse resultara elegido en Surinam, los organismos de inteligencia de los Estados Unidos de América han saturado las páginas de los manuales que consultan funcionarios y diplomáticos del servicio exterior del Departamento de Estado, en relación al crecimiento del tránsito de cocaína sudamericana desde los puertos de la ex colonia holandesa hacia Europa. Al mismo tiempo, determinadas áreas de Paramaribo se han vuelto sitios obligados para el intercambio de armas por drogas entre guerrilleros de mirada torba y narcotraficantes de toda forma y color, bajo la mirada de las desinteresadas autoridades. El embajador americano en Surinam, John Nay y el agregado militar de la sede diplomática -el Teniente Coronel Waymon Jackson- de seguro verán días de mucho trabajo. Washington también viene acercando la lupa sobre Guyana. Y no en vano, el Comando Sur genera toneladas de papeles y documentos en las embajadas americanas de estas dos naciones del norte de Sudamérica. Paralelamente, Alvaro Uribe ha demostrado moverse ágilmente en el espinoso terreno de las relaciones con sus polémicos vecinos. Asesoradas con tecnología y dinero norteamericanos, las fuerzas militares colombianas -de altísima profesionalidad y con probada experiencia en la lucha contra el narcotráfico- han recopilado datos incontestables que desnudan con crudeza los nexos entre grupos guerrilleros y el poder en Caracas. Aún cuando Uribe viene recopilando informes detallados en este aspecto, libera ese conocimiento en cuentagotas, arrinconando al chavismo en una jugada que no le dejará otra salida que retroceder o apostar a doble o nada. Para Chávez, los riesgos son enormes, y mucho procede de sus análisis incompletos frente a una posible postura de no intervención de Washington. Cree el venezolano que Estados Unidos no participaría de un conflicto, dado que desde el norte siempre se le ha pedido petróleo a granel. Pero los más recientes números refieren que Venezuela, de ser el segundo proveedor de crudo de Norteamérica, ha pasado a ocupar ahora el cuarto lugar. Obama pertenece al Partido Demócrata, pero no es estúpido: como contrapartida al apoyo recibido de parte de los republicanos para las reformas sociales en el congreso, estos últimos le han reclamado extrema dureza con bolivarianismo. Las peleas de alcoba entre parlamentarios demócratas y republicanos no es más que una telenovela que los obesos televidentes norteños disfrutan mientras consumen hamburguesas y pochoclo en toneladas. Lo que a fin de cuentas interesa verdaderamente, es no apartarse de la línea de política exterior que la Casa Blanca ha venido cultivando durante las últimas tres décadas. Pero lo cierto es que los yerros de Hugo Chávez Frías tampoco acaban en los ribetes politiqueros washingtonianos. El bolivariano ha apostado al apoyo que le brindarían sus socios Rafael Correa y Evo Morales. Pero no debería sorprender que, al menos el ecuatoriano, se haya llamado a un misterioso silencio. Pudiera ser que sonara su teléfono con llamados desde el Norte y que incluyeran un puñado de recomendaciones al respecto de lo que le convendría hacer y lo que no. En el frente guerrillero, la estrategia tal vez pudiera no ser la más acertada. Si el tándem FARC-ELN se embarcara en el all or nothing propuesto por el chavismo, la jugada podría ser letal para ellos, por cuanto los grupos guerrilleros -hoy reducidos a una mínima expresión- se dispersarían en la acción militar, abandonando la selva. Ello podría terminar con los militares colombianos aplastándolos como si fueran hormigas, uno por uno. Consecuencia: Uribe sería encumbrado como prócer nacional, y -de la mano del presidente electo Santos- prolongar su influencia política por mucho más tiempo. Como dato no menor, se conoce que el brasileño Lula da Silva apoyaría a los colombianos ante la eventualidad de un conflicto. Incluso podría decirse que Brasilia sacaría provecho de una situación en la que pudiere limpiar sus fronteras selváticas de molestos guerrilleros que se aprovechan de la clandestinidad de la espesura para montar campamentos y planificar atentados. Mientras tanto, Hugo Chávez Frías -fiel a su costumbre de promocionar acciones diplomáticas y militares desde sus programas televisivos- ha brindado la muestra más contundente de su torpeza, esto es, declarando la ruptura de las relaciones diplomáticas con Colombia, en compañía del astro futbolero caído en desgracia Diego Armando Maradona. En la Argentina, este episodio en apariencia divertido, traerá sus consecuencias. En función de su cercanía política con el kirchnerismo, le ha dado un firme respaldo al chavismo no solo en calidad de representante de la Casa Rosada sino también de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) que conduce Julio Grondona. Muchos podrían terminar concluyendo que el gobierno argentino apoya contundentemente la cruzada chavista en perjuicio de su vecina Colombia, con lo cual la iniciativa del ex presidente Néstor Carlos Kirchner de mediar en el conflicto solo redundaría en altisonantes carcajadas. Y, finalmente, ¿acaso no sería lícito que el titular de FIFA, Sepp Blatter, reprimiera con dureza al recalcitrante Julio Grondona a partir de lo inconveniente de involucrar al balompié de las pampas en una peligrosa cuestión de conflicto internacional? Después de todo, fue el propio presidente de AFA el ideólogo de la operación para extender el contrato del todavía DT del seleccionado. Aunque suene a verdad de perogrullo, bien vale la pena recordarlo: en la Argentina de los Kirchner, todo es posible. Por Matías E. Ruiz, para El Ojo Digital Internacionales. e-Mail: contacto@elojodigital.com. Twitter: http://twitter.com/matiaseruiz/
Por Matías Ruiz, para El Ojo Digital Internacionales