POLITICA: POR MATIAS RUIZ, PARA EL OJO DIGITAL

Mauricio Macri, esa Gran Decepción

El Jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, ha sabido conocer la gloria política, pero ahora su gestión ha hecho todos los méritos para agudizar el calvario de sus conciudadanos. Los errores groseros se acumulan y su imagen va camino de la franca desintegración.

21 de Julio de 2010
Demasiadas buenas intenciones y planes ambiciosos que fueron trocando en ingenuidad y la más incontestable torpeza. En esta sentencia podría resumirse la forma en que la mente de los porteños percibe a la Gestión Macri. Ideas bien encaminadas -como la Policía Metropolitana y la reconstrucción del espacio público cuadra por cuadra- ahora exhiben los afilados dientes de los costos. El Ingenieri Mauricio Macri acaba de reconocer que lo poco de bueno que ha venido haciendo no le saldrá gratis a los ciudadanos de Buenos Aires. Muy por el contrario: les resultará oneroso al punto de lo intolerable. Para que se entienda bien: desde Bolívar 1 ha partido la poco original idea de actualizar en forma violenta los índices con los cuales se fijan las contribuciones de ABL y Rentas para las viviendas. La misma iniciativa a la que en el pasado recurrieron los tristemente célebres Fernando de la Rúa y el lenguaraz Aníbal Ibarra, sin lugar a dudas los peores alcaldes que debiera sufrir la Ciudad Autónoma. Basta imaginar lo que tendrían que pagar bimestralmente en concepto de Rentas -llegado el caso- los capitalinos que residan en departamentos que exhiben un valor de mercado de cien mil dólares, pero que para el municipio su denominación catastral apenas sobrepasa los cuarenta mil pesos argentinos. Macri ha reconocido que necesita sesenta mil millones de pesos para poner la Ciudad "a punto". Minutos después de publicada esta frase en los medios, una bien justificada ola de terror se apoderó de los porteños. Es que, cuando el intendente habla de baches presupuestarios, lo que corresponde es esperar lo peor. La oposición política de la Capital Federal, para colmo de males, está monopolizada por los elementos más deleznables del kirchnerismo y la inocua y charlatana centroizquierda de Fernando Solanas, que en la práctica son un bloque común, dado que Pino es el más firme aliado de Kirchner (tal como se comprueba en el Congreso de la Nación, con rigor diario). Todos simulan entorpecer la gestión macrista pero, a fin de cuentas, aquello que el Jefe de Gobierno desea termina transformándose en ley. Al respecto de los incrementos que plantea Mauricio en el área de las contribuciones, no hay ningún misterio. La furia opositora en realidad esconde intenciones de "negociar" y no sorprendería que los críticos más virulentos ladraran con tal de quedarse con algunos billetes en el proceso. Total, y como sucede siempre, que al desmadre lo paguen los porteños; y si son de Palermo, Belgrano y Recoleta, pues mucho mejor. Todo cierra con ese discurso ideológico vetusto. De paso, los residentes de esos barrios tienen que pagar con creces la osadía de sufragar siempre en contra de Néstor. El problema principal reside en que la nueva idea de Mauricio le ha sido acercada por su nuevo asesor en las sombras, el inefable Santiago Montoya. Un experto en aumentar impuestos para la política, mientras el Estado -provincial o, en este caso, la Municipalidad- nada devuelve a los contribuyentes. Ibarra, en su momento, echó mano de ideas similares, cuando decidió manufacturar un nuevo impuesto para ser pagado por aquellos que residen en cercanías de una boca de subte. La voracidad y el autoritarismo, a flor de piel. Por cierto que Mauricio ha recurrido al peor de sus hemisferios cerebrales para buscar las respuestas a sus problemas de gestión. Y ya se han visto los resultados. En primera instancia, recurrió al malogrado "Fino" Palacios para conducir a la Policía Metropolitana. Ningún funcionario en sus cabales convocaría para dirigir la seguridad de un distrito a un ex comisario de la Federal conocido por sus internas con los servicios de inteligencia estatales. La movida fue celebrada por Néstor y sus secuaces que, aunque son también socios del Ingeniero tras bambalinas -en el ámbito de la obra pública-, se aprovecharon de la ingenuidad del mencionado para tenerlo bien atado de pies y manos, políticamente hablando. Mauricio es Néstor, y viceversa. Difícil refutar esta máxima. Ahora, Mauricio Macri ha lanzado oficialmente su candidatura presidencial para 2011. Pocos días después, reconoce que hará papilla las billeteras y cuentas bancarias de sus súbditos de la Capital Federal, con nuevos aumentos de impuestos, originados en su creativa psiquis y la de unos puñado de obsecuentes con sueldo alto. Por cierto, a Rodríguez Larreta habría que preguntarle sobre sus andanzas en la "Fundación Sofía". Emprendimiento que le resultara notablemente lucrativo. A los efectos de que los ciudadanos de la Capital Federal realmente comprendan de qué madera está hecha esta gente, ¿se volverá necesario revelar los detalles? En medio del desvarío, el alcalde no oculta que no cumplió con muchas de sus promesas electorales. Había prometido cerrar esa señal invisible que se ha dado en llamar "Ciudad Abierta" pero, aún cuando el jefe necesita dinero desesperadamente, ese canal continúa funcionando y dilapidando un dineral en millones de pesos con rigor anual. Y, por cierto, abonándole correspondientemente los salarios al personal destacadamente inútil que allí se desempeña. Por otro lado, el Jefe de Gobierno se vio obligado a negociar con el bueno de Amadeo Genta, quien lleva ya años usufructuando SUTECBA para propio beneficio desde los tiempos de los militares (Las elecciones, bien, gracias). Genta y su fiel soldado, Patricio Datarmini, han vivido a costillas de la Ciudad desde tiempos inmemoriales, y se las han arreglado para mantener en su lugarcito a decenas de miles de empleados ñoquis que ni siquiera se presentan a llevar a cabo sus tareas. La política y el gremialismo, otra sociedad infaltable. Aunque le pese a la hija del señor Genta, que por escrito y bien claramente, ha invertido su tiempo para amenazar a este medio. Mauricio, por su parte, necesita plata, pero la va a buscar en el peor de los lugares, esto es, el bolsillo de sus conciudadanos. El chiste -o la jugarreta- de siempre. Mauricio está desesperado por más fondos, mientras las obras en las escuelas públicas están detenidas (sin mencionar los costos brutalmente sobrefacturados)... pero él le asegura millones de pesos en subsidios y "varios" a Hebe de Bonafini y sus "Madres" de Plaza de Mayo. También ha invertido otros tantos millones en esa payasada que se ha dado en llamar "Museo de la Memoria". Sitio donde la propia Hebe -famosa liberadora de millonarios cheques sin fondos- prepara un jugoso emprendimiento inmobiliario... Para colmo, Macri no solo aprovecha fielmente su sociedad con Nicolás Caputo y el mismísimo matrimonio presidencial en lo que a obra pública respecta. También le hace el juego político a los patagónicos, pues ellos saben que con el intendente porteño como candidato, la oposición al Gobierno Nacional se verá fragmentada hasta tornarse "invotable". Y por cierto que Néstor Carlos Kirchner en persona ya está trabajando para que las tan bastardeadas internas jamás tengan lugar. Entonces, y con mucha suerte, la oferta opositora se dividirá en no menos de seis candidatos. Especialmente teniendo en cuenta que el adelantamiento de las elecciones presidenciales ya es un hecho. Si hasta en el juzgado de la servil magistrada Servini de Cubría ya lo saben, y se rasgan las vestiduras en este preciso momento, a sabiendas del trabajo imposible que le aguarda a su despacho para cuando llegue el instante de configurar los padrones. Finalmente, y como nota de color, la Administración Macri también se ha comenzado a anotar el desprecio visceral de parte de unos cuantos miles de residentes del barrio porteño de Palermo, cuya tranquilidad el alcalde trabaja a deshoras para destruir. Sus cuadrillas se encuentran dedicadas a la tarea de instalación de nuevos semáforos en esquinas que otrora se destacaban por su tranquilidad y escaso tránsito. Un ejemplo es la intersección entre las calles Agüero y Güemes, espacio que sufrirá las consecuencias del cambio de mano en la Avenida Santa Fe, a solo una cuadra de allí. Mauricio Macri es un hombre ciertamente peligroso. Pero esa espada de Damocles que ahora pende sobre la cabeza de los atribulados porteños ya pendulaba mucho antes de enterarse estos de la sociedad política y comercial entre su Jefe de Gobierno y una Presidente de la Nación caída en desgracia (en compañía de su insufrible cónyuge). Por Matías Ruiz, para El Ojo Digital Política. E-mail: contacto (arroba) elojodigital.com. Twitter @matiaseruiz.
Por Matías Ruiz, para El Ojo Digital Política