POLITICA: 'SORGE'

El General César Milani, en pleno acto de traición contra el Sistema de Inteligencia Nacional

El actual Director de Inteligencia Militar ha cometido uno de los actos de traición ciertamente más arteros que se pueden pergeñar en contra del propio sistema de defensa, vulnerando a la vez la seguridad de su propio personal y familias.

21 de Julio de 2010

Este 'señor', que se hace llamar 'General' recibió la siguiente orden, a través del Decreto 4/2010 del Poder Ejecutivo Nacional y que reproduce los siguientes términos: "Relévase de la clasificación de Seguridad a toda documentación en información vinculada con el accionar de las Fuerzas Armadas, en el período comprendido entre los años 1976 y 1983".

En los considerandos del Decreto, queda establecido que la información deberá ser suministrada a la Justicia, en el marco de causas determinadas o que sean requeridas por la Comisión Bicameral de fiscalización de los organismos y actividades de Inteligencia. El mencionado artículo del Poder Ejecutivo es explícito al respecto, respetando los lineamientos de la Ley de Inteligencia Número 25.520: dice que, tanto la información que trascienda al ámbito judicial y/o de la bicameral de control de los servicios, deberá guardar el más estricto secreto y confidencialidad. La violación de este deber hará incurrir a los infractores o posibles infractores en sanciones previstas en el libro II título IX capítulo II, Artículo 222/223 del Código Penal de la Nación, según correspondiere. Tal reza la orden que recibiera este individuo, conocido por su más devaluado honor y por su personalidad jenuflexa que -por alguna rara circunstancia de la vida militar- llegó a poseer las palmas de General.

En la instrucción recibida de parte del Poder Ejecutivo, incluso se limita el pedido al personal que pudiera haberse desempeñado en el Destacamento de Inteligencia 101 del Ejército Argentino, y en orden a una determinada causa judicial. Quien esto escribe se pregunta, ergo, colige y humildemente interpreta que el señor General, bajo ninguna circunstancia debía revelar un listado de personal de 4.300 integrantes de la Inteligencia castrense. Mucho menos a los medios de Comunicación social o a una ONG, en este caso la comúnmente conocida como "Archivo de la Memoria Parcial".

Pareciera ser que el señor General -durante la década del setenta- era un impoluto cadete militar sin conocimiento alguno de la realidad nacional o, por el contrario, fue en ese entonces un oficial del Arma con pleno conocimiento de lo que sucedía. Si el personaje en cuestión no compartía los lineamientos del Proceso Militar, lo lógico es que hubiera procedido a solicitar la propia baja, como honorablemente lo hizo el Capitán Dandrea Mhor. ¿Es acaso consciente este "señor General", del daño que ocasionó? ¿O tal vez se encuentre seriamente afectado en sus capacidades neuronales, de forma tal que su cerebro no comprende ya la importancia de sus actos? No sería extraño que le cupiere el carácter de "hipolúcido mental", con la etiqueta que oportunamente se describiera al ex Almirante Massera por el cuerpo forense actuante. Si el General César Milani no ha actuado bajo estas circunstancia, entonces sin temor a error puede afirmarse que lo actuado por él en esta oportunidad revista la más extrema gravedad: le cabría el mote de traidor y su final debiera ser como el de Brutus: Roma no paga traidores.

El epílogo de este capítulo histórico es bien conocido. Vale la pena destacar el suceso que tuviera lugar en los Estados Unidos de América, en el que trascendiera en su momento la identidad de la señora Valerie Plame como agente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), con base en Langley, Virginia, a los medios masivos de comunicación. En aquel episodio, los más altos funcionarios de la Administración Bush no ocultaron su visible preocupación. Acto seguido, un fiscal federal intervino "de oficio". Se procesó a individuos que ostentaban encumbrados puestos en el gobierno debióse indemnizar a la operativa en cuestión por ponerla en peligro ante potenciales oponentes y/o enemigos de la Nación. Quien esto escribe se cuestiona, pues: si bien hoy no existirían hipótesis de conflicto, el haber suministrado datos personales de toda un estructura de defensa es gravísimo.

Consultadas fuentes específicas de la inteligencia extranjera que operan en el país calificaron esta situación de inédita y verdaderamente única en el globo. Y, por cierto, bien digna del análisis correspondiente desde el plano de lo jurídico al plano de la Defensa Nacional. O tal vez pueda presuponerse que el General Milani cree pertenecer al planeta Pandora... Señor General César Milani: con todo respeto, Ud. debe tener bien claro que la Historia juzgará su accionar y los daños ocasionados a partir de este hecho. De seguro, que Usted integrará la galería de una plutocracia autocrática que sólo ha sabido sembrar en nuestra Patria discordia y odio entre connacionales.

Aquellos que durante los últimos treinta años y bajo el mando de distintas Jefaturas de Estado Mayor se desempeñaron en el Ejército Argentino, lo hicieron en una Institución señera de la Patria, fundadora de la misma. Bajo ninguna circunstancia merecen el mote de "represores", ni de pertenecientes a a una asociación ilícita. Viene al caso rememorar las palabras de un antiguo proverbio turco: Cuando el leñador entra en el bosque con el hacha en el hombro, los árboles dicen "Pensar que el mango es de los nuestros".
 

Por Sorge, para El Ojo Digital Política
Sobre Sorge

"Sorge" (pseudónimo) es experto en temas militares y de seguridad. Desde su rol de periodista, ofició como colaborador del Episcopado argentino. Es columnista e investigador especial de El Ojo Digital desde 2005. Sus artículos están compilados en la URL http://www.elojodigital.com/categoria/tags/sorge.