POLITICA: POR MATIAS RUIZ, PARA EL OJO DIGITAL

El poder agoniza: un Néstor Kirchner convalesciente invita a los opositores a pisar el acelerador. El gobierno intentará obtener rédito político del tema

La intervención quirúrgica ejecutada sobre el frágil organismo de Néstor Kirchner en la noche del domingo 7 de febrero extremó los miedos de un Gabinete que imaginó la alternativa de quedarse sin su única fuerza motora, al tiempo que le brinda pie al espectro opositor para reafirmarse y atrincherarse en sus posturas. Se intuye que el poder en la Casa Rosada -con el esposo de la Presidente desactivado por algunos días- se encuentra descabezado.

21 de Julio de 2010
Para la familia presidencial, el diablo seguramente habrá "metido la cola", a partir del desafortunado hecho de la intervención quirúrgica de urgencia que debió acusar el esposo de Cristina Fernández Wilhelm. Porque está claro que la frágil salud del ex hombre fuerte del gobierno surge en el peor de los momentos, esto es, en horas en que se negocia el apoyo al maquiavélicamente planteado "Fondo del Bicentenario". Gobernadores y referentes políticos del interior del país saben, como todo el mundo, que es Néstor Carlos Kirchner el que concentra la toma de decisiones en el medio de esa abstracción que se ha dado en llamar "gobierno de Cristina Fernández". Para la Presidente de la Nación ha sucedido lo peor: ya no podrá ausentarse de gira ni atender al llamado permanente de su único hobby, su predilección por la moda. El rigor de la desesperación -se reportó- ha caído sobre la desdichada mujer, que ahora se anoticia de que debe dar una imagen de autocontrol en una instancia tan compleja y cambiante. Ningún gobernador o intendente de conurbano siquiera imagina tener que negociar o plantear temas importantes con ella ni ninguno de los ministros del Gabinete. Todo un desafío para la configuración del poder en Balcarce 50 pues, si acaso a alguien se le ocurriera contestar -ante cualquier consulta- que hay que "esperar a que Néstor se componga", esto terminaría de ventilar que la Administración es kirchnerdependiente y que, sin aquel, no hay estrategia ni conducción. Por otro lado, el planteo de cualquier espera también arrojaría una conclusión indeseada, a saber, que en realidad no existe tanto apuro por aprobar el Fondo del Bicentenario. Néstor Carlos Kirchner debe recuperarse. Su deceso en la noche del domingo hubiera significado el final abrupto de la Administración Fernández Wilhelm. Un temor desmedido se vislumbró en los rostros de los visitantes que se acercaron a la clínica del barrio de Palermo donde el esposo de la Presidente era intervenido. En sus expresiones podía leerse un temor sin igual, y más de uno de ellos -Taiana, Eduardo Luis Duhalde- de seguro se habrá preguntado por su propio destino, si acaso el conductor exhalaba su último suspiro. El episodio también fue de utilidad a los efectos de medir el interés de la opinión pública, al menos en los diarios de Internet que permiten comentarios de los lectores (detalle que próximamente incluirá El Ojo Digital). En la edición online de La Nación, por ejemplo, algo más de un par de miles de lectores dejaron posteados en tono de sorna sus deseos de que Kirchner pasara a "mejor vida". Los operadores de siempre respondían: "Habría que cerrar este diario". Otro capítulo para el análisis, que se circunscribe a la reciente columna publicada en nuestro medio y que detalla la manera de operar de la juventud K y otros departamentos con el objetivo de quebrar la opinión ciudadana. Para la oposición, el estado convalesciente del ex presidente abre un nuevo frente en el tablero político. Ahora más que nunca, es el momento para ellos de "pisar el acelerador" y plantarse con firmeza ante la locura que conllevan el tan debatido pero nefasto Fondo del Bicentenario y el interés oficial en apropiarse de las reservas del Banco Central. Sin embargo, habrá que prestar atención, pues Cristina Fernández, en un rol de "líder de proyecto" que jamás había ejecutado anteriormente, ya está consensuando con sus funcionarios la manera de explotar políticamente y desde la propaganda el tambaleante estado de salud de su marido. Se espera todo tipo de operativos, comenzando por las clásicas fotografías del convalesciente en su lecho, afirmaciones públicas en el sentido de que "todo está bien" y muestras de apoyo montadas en los alrededores de la clínica de parte de simpatizantes rentados del oficialismo (jóvenes, desocupados, piqueteros y gremialistas afines -si es que queda alguno que no juegue para Eduardo Duhalde-). Instantáneas que serán rematadas con sentencias del estilo: "La oposición intenta aprovecharse políticamente del estado de salud de Kirchner". Frase que traerá involucrado el reconocimiento acerca de la fragilidad de un gobierno cuya subsistencia recae en un solo hombre. Por fortuna, porciones del espectro político se expresaron en contra del Fondo del Bicentenario, horas antes del evento de la internación de Néstor. Fue el caso del socialismo que, en las figuras del insípido Hermes Binner y un ignoto Rubén Giustiniani, confirmó que sus legisladores no votarán a favor del proyecto en el parlamento. Fuentes reservadas reportan que el cambio en la decisión ha obedecido a las fuertes presiones que parten desde la ciudadanía y la repercusión que el tema ha tenido en la prensa. De cualquier manera, la "cabecera de playa" deberá ser montada por el peronismo antikirchnerista y las huestes de Elisa Carrió. Esta suerte de polo que ahora parece confluír no puede desaprovechar la oportunidad de asestarle un golpe político fulminante a un gobierno que tiene a su devaluado e impopular líder en una cama de hospital (que, por cierto, no es público). La Presidente de la Nación no podrá digerir el golpe y deberá ceder ante las iniciativas para echar mano del dinero del Central. De otro modo, podría ser demasiado tarde. Néstor Kirchner -ya recuperado y fuera de la clínica- retornaría envalentonado, reagrupando sus fuerzas y volviendo con todo, con la fuerza motivadora de la venganza como única arma, si acaso las cosas no le salen como lo desea. Después de todo, muchos analistas ya se han ocupado de reportarlo: la única ficha que le queda al esposo de Cristina es amenazar permanentemente con aplanar el margen de acción del próximo gobierno, dilapidando antes los fondos del Banco Central y eliminando las posibilidades del país de obtener crédito externo a tasas razonables. En medio de este escenario, aún resta evaluar desde el plano médico, el grado de lucidez que caracterizaría al ex presidente luego de la delicada intervención a que fuera sujeto. Aún cuando las expectativas más alegres lo imaginan de vuelta en el trabajo para dentro de cuarenta y ocho horas, lo lógico es presuponer que Luis Buonomo y los médicos de la clínica le sugerirán reducir al mínimo su actividad durante, al menos, una semana. Ese parece ser el límite de tiempo que tienen los polos políticos opositores para intentar devolverle algo de credibilidad a la situación. Por Matías Ruiz, para El Ojo Digital Política. E-mail: contacto (arroba) elojodigital.com.
Por Matías Ruiz, para El Ojo Digital Política