POLITICA: POR MATIAS RUIZ, PARA EL OJO DIGITAL POLITICA

Néstor Kirchner se prepara para dar el zarpazo

Mucho se ha hablado de la abulia y la apatía que aquejan no solo a la oposición sino a los medios tradicionales. Los que ganaron el 28 de junio aún no se han dado por enterados. Los analistas políticos y los columnistas de consulta obligada parecen dormir el sueño de los justos. Néstor Carlos Kirchner -en conocimiento de este escenario- se encuentra en la gatera, listo para ejecutar su última ofensiva.

21 de Julio de 2010
Francisco De Narváez parece ser el único que intenta sacudir el frágil piso político del matrimonio presidencial, a partir de sus reiterados golpeteos en la mesa y sus sentencias críticas para con el poder devaluado del oficialismo. Sin embargo, y entre bambalinas, Eduardo Duhalde -alias Storm Pilot- y Gerónimo "Momo" Venegas se ocupan de recordarle al empresario de PRO y reciente ganador en Buenos Aires, que los votos que le pertenecieron el 28, podrían dejar de pertenecerle mañana. Variable que desmiente a los trasnochados de siempre que daban por muerto al caudillo de San Vicente. Guste o no, el "Negro" -como le dicen sus amigos- sigue siendo el Jefe, el que hace y deshace en el escarpado territorio bonaerense. Tarde, pero seguro, De Narváez ha acusado recibo y -muy a pesar de los inside traders que lo fogonean para que se lleve puesto a todo y a todos-, ha vuelto a conversar con el duhaldismo. En el espacio bajo mención es donde se calibran las ballestas y donde también se cuecen habas. El gastronómico Luis Barrionuevo también mueve sus piezas en este viejo centro de poder sobre el que, poco a poco, la atención vuelve a enfocarse de lleno. Del resto no hay mucho que decir. Carlos Reutemann no abandona el tejido de su espacio pre-presidencial, consensuando, conversando y generando las reuniones de rigor con "aquellos que importan". El ex piloto de F1 se vanagloria, en privado, de ser el único verdadero peronista al que, más tarde o más temprano, el Partido deberá recurrir para construir la fórmula ganadora de 2011. Mauricio Macri -como bien se ha preocupado de señalar el estudioso Jorge Asís- deberá "dejarla pasar para 2015", pues no está en posición de arriesgar su poder en Capital Federal para batirse a duelo con candidatos "pejotistas" con mayor peso que él, en una batalla que difícilmente pueda ganar. Y desde luego que no vale la pena invertir demasiadas líneas en el resto del círculo opositor. Porque "Maggie" Stolbizer y "Lilita" Carrió son más insípidas que las sopas Quick de Knorr. Allí escasean no solo la pasión sino también los senderos bien planeados. Elisa Carrió no termina de entender que la consideración ejecutiva que el electorado tiene de ella es -a falta de un mejor eufemismo- paupérrima. "Duraría tres meses al frente de una hipotética Administración", dicen los que saben. Con un sencillo y locuaz "¿Y esta qué hizo?", lo rematan los bebedores de café del microcentro. A Julio Cleto Cobos, tarde o temprano, terminará por desvelarlo la disyuntiva al respecto de qué camino tomar: abandonar la Vicepresidencia de la Nación lo antes posible o quedarse allí hasta 2011. Cualquiera de las dos alternativas es riesgosa. Si permanece más allá de fines de este año, podría recaer en él la percepción ciudadana de que está "abandonando al Gobierno a su suerte". De hecho, en el círculo íntimo de Kirchner se analiza jugar con esta posibilidad, aunque el crédito del discurso oficial cotice peor que el rábano. El ex presidente le tirará con todo a Cobos apenas dé el paso al costado. Le volverán a endilgar el haberse comportado como un golpista en ocasión del famoso "voto no positivo", cuando no lo tratarán de movedizo roedor por escapar del barco. Como fuere, Cleto no tendrá mucho margen para construir su proyecto presidencial tranquilo. Antes deberá invertir un tiempo precioso en responder la andanada de ácida crítica que sobrevendrá del matrimonio y sus hoy escasos laderos. Por si esto fuera poco, y casi de más está decirlo, Julio Cobos es radical. O, para decirlo más categóricamente, no es peronista y por lo tanto, detrás de él no habrá aliados de peso ni la estructura necesaria para sostenerlo. Ni en campaña ni ya en el poder -si acaso lo alcanzara-. El periodismo tradicional se ha rezagado en su terquedad y cree que "con la camiseta le alcanza". Con la sola excepción del bien informado Carlos Pagni de La Nación, el resto del espectro del análisis político se pone de acuerdo a los efectos de seguir pidiéndole a la Presidente Cristina Fernández que aproveche las oportunidades de diálogo que quedan y que "comience a gobernar" (Eduardo van der Kooy). Reclamo oligofrénico que ya sobrepasa lo recalcitrante pues, ¿quién en su sano juicio puede seguir insistiendo en la salida de Guillermo Moreno, el paso al costado de Néstor Kirchner o un golpe de timón de la primera mandataria? Cabe preguntarle a los dueños de los medios otrora más reputados, si tanto silencio y complicidad a la hora de interpretar lo que realmente estaba sucediendo en el país no tendrá alguna relación con las pautas oficiales de publicidad. A Néstor Carlos Kirchner casi se le ha terminado el dinero, pero jamás las mañas. En cualquier caso, la lupa debe colocarse sobre el "casi" de la primera oración de este párrafo. Hasta el momento en que el barro le llegue a las narices, Kirchner seguirá repartiendo los subsidios y los dineros que él considera más efectivos y efectistas: los que ayudan directamente a presentar la realidad a su antojo. Aunque haya que quemar dinero en pasquines y aguantaderos de vodevil como Página 12 o Revista 23, el consorte de la Presidente continuará haciéndolo. Y siempre quedará algo para repartir entre los medios remanentes que -a regañadientes- reprimen sus ganas de propinarle un definitivo puntapié al régimen por la vía de la pluma o los bytes y bits. Kirchner "se las sabe todas", como decíamos en el barrio. El problema para la mayoría de la gente trabajadora y pensante de esta gran nación es que este señor se ha sumergido por completo en el personaje que representa, para quien su poder continúa intacto y en nada se ha desvanecido. No en vano se lo ha visto por Río Gallegos en días recientes, en una visita que todo mundo coincide en etiquetar de clandestina. Lo reportó Asís primero; luego se subieron al tren otras plumas. Kirchner llegó allí para juntarse con el chileno Rudy Ulloa y terminar de sacudirse a ese molesto moscardón que es Peralta, el Gobernador de Santa Cruz. Luego, continuará pululando por los distritos provinciales que han sabido vivir de la teta del Tesoro y los subsidios y donde -curiosamente- los estándares de educación de la población son los más bajos a nivel nacional. Todo con el objetivo ulterior de rearmarse y salir a dar el zarpazo definitivo. Una dentellada imaginada por La Nación pocos días atrás consiste en la implementación de un plebiscito nacional vinculante que fuerce a la ciudadanía a pronunciarse con un SI o un NO a Cristina. Escenario en el cual -de tener lugar-, el Jefe invertirá todo lo que no tiene a los efectos de torcer una voluntad nacional que ya quiere a su mujer fuera de la Casa Rosada. Y si es con maltrato, mejor. Lo que es más, con el reloj haciendo sonar su tic-tac y ante la cercanía del tratamiento de la reducción de retenciones al agro en el Congreso de la Nación, más la factible eliminación de cuajo de los inauditos superpoderes del Ejecutivo, Néstor ya tiene todo armado para caerles con todo a sus declarados enemigos. Primero y principal, y como ya se ve venir, acusará a la oposición y a los ganadores del 28 de junio en Buenos Aires, Capital y el resto del país, de conjurarse para derribar al gobierno "nacional y popular" de la Presidente Cristina Fernández Wilhelm. Desde luego, en la demencial acusación no dejará de lado a la "oligarquía, representada por el campo argentino", ni al periodismo "gorila". Kirchner ya está bien informado sobre el cerco que los opositores -Duhalde incluído- quieren imponerle en el palacio legislativo. Es que aquí ha pecado de ingenuo -nuevamente- el espectro opositor, por cuanto ha perdido el efecto sorpresa y dio tiempo a los malosos para que se reagrupen. Y Kirchner se ha visto forzado a rejuntarse con D Elía, Pérsico, Depetri y las larvas del subsistema de "luchadores sociales" que ha sabido financiar. Esta gente, más que nadie, está dispuesta a teñir las calles de sangre. Pero no lo harían por ideología ni por amor a Kirchner. Lo harán por el dinero de subsidios que ya están dejando de acopiar. En última instancia, los soldaditos de plomo y su primera línea de defensa -construída a base de jóvenes ultraideologizados y grupos de desposeídos- serán los que se inmolen por "la causa". Plausible cóctel que le permitirá al matrimonio caído en desgracia montar en la aeronave más cercana para despegar hacia destino incierto en el exterior y huírle a la responsabilidad que solo a ellos les cabe. Porque saben que -a los efectos de sentar un verdadero ejemplo- el Partido Peronista bien podría hacerlos desfilar por los tribunales en un tiempo prudencial. Para culminar el escarmiento con penas de cumplimiento efectivo. Con todo, bien vale la pena recordarle al lector que todo esto ha pasado claramente desapercibido para la prensa tradicional y los opositores. Acaso la apatía y la indecisión hacen que los reporteros del momento pierdan el tiempo averiguando si Néstor Kirchner tendrá un despacho más pequeño o en un anexo, al momento de asumir como diputado. Si lograra asumir, de más está decir que ello constituiría una afrenta grosera para la sociedad: sus fueros le impedirán a la oposición y al PJ llevarlo ante el juez de turno. El núcleo de la cuestión es que duhaldismo y oposición no dejan de perder valioso tiempo en cómo encarar el "Jaque al Poder". "Si avanzamos, ¿quedamos como golpistas o como patriotas que queremos evitarle mayor daño al país? Si nos quedamos en el molde, ¿no sería esto hacerle el juego a los Kirchner?", es la pregunta que flota en medio del éter y que pocos se atreven a contestar. Por lo pronto, la avanzada opositora debería producirse, pues consenso ciudadano existe. Argumentos para remover al matrimonio no solo no escasean sino que abundan. Lo que corresponde es documentarlo debidamente, para después reacomodar a las autoridades con el listado completo y detallado en la mano -dentro de lo permitido por la Constitución-. A las acusaciones de golpismo se puede contestar fácilmente con pruebas. Después de todo, ya sea en las calles o en los mercados, el escenario está predestinado a complicarse. Ya sea naturalmente o de manera artificial. Dos años y medio más es demasiado tiempo para explorar nuevas catástrofes para la Argentina. Ese tiempo podría invertirse en una planificada reconstrucción moral y estructural que habrá que encarar, tarde o temprano. Por Matías Ruiz, para El Ojo Digital Política. Email : elojodigital.com -arroba- gmail.com.
Por Matías Ruiz, para El Ojo Digital Política