INTERNACIONALES: POR MATIAS RUIZ, PARA EL OJO DIGITAL

Barack Obama y el desconocimiento generalizado sobre la estructura del poder en Washington

Esta semana sobresale la noticia de la asunción del flamante tándem presidencial Barack Obama-Joe Biden, mas la alegría de muchos frente a la salida de George Bush Jr. solo descubre la llamativa ignorancia que existe al respecto del funcionamiento de las estructuras de poder en los Estados Unidos de América.

21 de Julio de 2010
Fue muy bonita la postal de la explanada de Washington repleta de promotores de la mentada Obamamanía, una imagen que solo se había visto en celuloide, en ocasión del discurso de Forrest Gump, encarnado por el sublime actor Tom Hanks. Una buena parte del mundo civilizado -llámese occidental, de acuerdo a la clasificación enhebrada por el recientemente fallecido Samuel Huntington en Choque de Civilizaciones- se hallaba presente en la asunción. La palabra "esperanza" fue el concepto del que echaron mano los publicistas del nuevo presidente del mundo, y que tanto la sociedad americana como el resto del globo han "comprado". Barack Obama, en un santiamén, se ha visto favorecido por la comparación inmediata, y que lo pone en la vereda de enfrente del "genocida" -para citar a los derechohumanistas- George Bush. Este simple hecho le ha ahorrado a Obama ser objeto de una multitud de análisis y conjeturas que pudieran hacerse en relación a sus verdaderos planes para el futuro en la Casa Blanca. Desde luego, ya que Bush remite a todo lo peor que se pueda imaginar, apenas existen individuos pensantes que se cuestionen, verdadera y sinceramente, si acaso Obama será muy diferente en sus procederes. Mas la realidad revela lo contrario. Considerar que la política exterior de Washington variará sensiblemente en lo que a intervencionismo se refiere, equivale a desconocer por completo la madeja del poder en Washington, que hoy, mal que a muchos les pese, sigue siendo enredada y desenredada a voluntad por el Pentágono. El complejo militar-industrial no solo no ha desaparecido, sino que hace algo más que subsistir. La enorme corporación que mantiene la infraestructura militar en América sigue siendo la base de la economía, y las grandes instituciones bancarias son su pilar financiero, hoy más que nunca. El color político o de la piel de los presidentes norteamericano son cuestiones que quedan para el tratamiento de los medios que influyen sobre las masas ignorantes, mas estos factores no determinan proceder político alguno, que, en esencia, continúa siendo el mismo. Obama se ha subido -por recomendación de sus publicistas- al tren de la "esperanza" y en buena medida se ha aprovechado del pésimo manejo que Bush ha hecho de las relaciones públicas, el verdadero origen de su debacle popular. A este respecto, vale la pena destacar que las políticas seguidas por su padre fueron idénticas. Sin embargo, escaló notablemente en la consideración de la opinión pública. Barack Obama tiene, pues, el camino libre para seguir operando en las sombras. Sus asesores, de igual forma, le han recomendado arrojarle un hueso al público y los mass media, criticando los procederes de Guantánamo y de la guerra de Irak. Igualmente, y muy a pesar de su elocuencia, Obama hará muy poco para modificar el estado actual de cosas. En todo caso, lo que haga bien podría escalar la problemática de los escenarios internacionales en donde Estados Unidos se encuentra peleando guerras sin final aparente. Puntualmente, existe la creencia de que los combates en Afganistán tienen su razón de ser en función del control de las reservas de opio más importantes del mundo. Las estadísticas son crueles y reflejan que la producción de amapola -base para el opio- en Afganistán, se incrementó en más del 200% desde la llegada de las fuerzas armadas estadounidenses. El teatro de operaciones de Irak parece manufacturado para durar eternamente. No se vislumbra una salida y, desde luego, el Irak de la actualidad es mucho peor que el que manejaba Saddam Hussein con mano de hierro. Hoy, chiítas, kurdos, sunnitas y otros segmentos de la población pelean encarnizadamente para mantener sus territorios e incluso ampliarlos. Se habla de la presencia de iraníes e incluso elementos de las Fuerzas de Defensa de Israel en la otrora Babilonia. Alguien está volando en pedazos a los convoys americanos y apostando francotiradores en sitios clave. El escenario de Irak como está hoy solo parece favorecer a los intereses relacionados con la reconstrucción, mayoritariamente en manos de Halliburton. Todos los países europeos que intervienen en el conflicto del lado de Washington han sacado partida del negocio, salvo España. Al parecer, España es la única nación que ha enviado tropas a morir y sin obtener nada a cambio. Los ibéricos fueron apartados de un plumazo del negociado de la reconstrucción de la infraestructura del país. Una travesura de Aznar, que decidió casi unilateralmente el envío de efectivos, a partir de la amistad que mantiene con Bush. Estos escenarios son el desafío más patente para la Administración Obama. Pero no un desafío en un sentido de poner fin a los desastres. El challenge vendrá por el lado de las relaciones públicas. ¿Cuánto tiempo podrá transcurrir -evalúan los asesores de imagen de Obama- hasta que la opinión pública se de cuenta de que Estados Unidos jamás se retirará de Irak y Afganistán? Habrá que medir bien las palabras. En el mejor de los casos, la dupla Obama-Biden podría apostar a retirarse de Afganistán para así contar con más recursos para nuevas campañas. En este apartado, corresponde citar las palabras del flamante presidente en relación a Homeland Security (Seguridad Interior), el departamento creado por la Administración Bush y que, hoy por hoy, puede incluso ordenar allanamientos a cualquier persona sin orden judicial, entre otros procederes : "Estamos aquí para realizar el trabajo que asegure que nadie más pierda a un ser amado en manos de terroristas que conviertan aviones en misiles, terroristas que envuelvan bombas en sus torsos y luego suban a un autobús, terroristas que programen el uso de una bomba sucia -nuclear- contra una de nuestras ciudades. Por eso estamos aquí : para hacer de nuestra nación un sitio más seguro y para garantizar que los casi tres mil muertos -de las Torres Gemelas- no hayan perdido la vida en vano; que su legado sea una Nación más segura y fortalecida." (Discurso ante el Senado, el 6 de marzo de 2007) La futura agenda presidencial se refiere puntualmente a una variedad de temas : Al Qaeda. Poner un final responsable a la guerra de Irak y enfocarse en el problema de Afganistán. Para enfrentar a terroristas. Mejorar el sistema de inteligencia norteamericano, invirtiendo en su capacidad para recolectar y analizar información y llevar adelante operaciones que desarticulen las redes del terror. Preparar a las fuerzas armadas para los desafíos del nuevo siglo. Asegurar que nuestros militares sean más ágiles, que puedan movilizarse más subrepticiamente y que sean más letales a la hora de aniquilar terroristas. En relación al terrorismo nuclear : eliminar los programas nucleares de Irán y Corea del Norte. Utilizar la diplomacia más categórica -apoyada por presiones reales e incentivos reales- para evitar que Irán obtenga armas nucleares y para eliminar el plan nuclear existente en Norcorea. Desde luego, lo mencionado hasta aquí es un resumen sobre las cuestiones relacionadas con la seguridad. Para corroborar la totalidad de los temas mencionados en la agenda, se puede visitar el link : http://www.whitehouse.gov/agenda/homeland_security/ -copiar y pegar en su navegador-. En definitiva, Barack Obama deja traslucir algunas de sus políticas principales en relación a temas de seguridad internacional. Claramente, no se abandona la opción militar para intervenir en Irán y Corea del Norte si fuera necesario. Es llamativo, sin embargo, que la agenda sugiera una retirada del escenario iraquí para enfocarse mayormente en Afganistán. Tiene su lógica si se considera que los esfuerzos invertidos en Irak son considerables al compararse con los de tierras afganas. Aquí podría residir el núcleo de los planes futuros : trasladar esfuerzos desde Irak hacia alguna otra nación que no comulgue con las políticas del Pentágono. Igualmente, es poco probable que en la agenda presidencial se enumeren claramente los países a atacar en escenarios futuros. Difícilmente se mencionará a Cuba o Venezuela, a pesar de que ya se conoce la opinión negativa de Obama frente a la dictadura castrista y al régimen impresentable de Hugo Chávez. Retomando la cuestión de la seguridad, es poco probable que Barack Obama ponga punto final a la tan criticada Patriot Act, que literalmente barre con los derechos constitucionales de cualquier ciudadano en caso de necesidad (decretada por las propias autoridades policiales). La afirmación de que se precisa un "ejército más letal" es clave. Aquí reside la prueba para el status quo. El objetivo es dotar de más y mejores recursos a las fuerzas armadas para conducir operaciones clandestinas más eficientes. Imposible leer otra cosa. En cuanto a los párrafos no mencionados, también se enumeran los objetivos para mejorar la seguridad internacional, como ser, implementar controles más firmes para el material nuclear en todo el globo, incrementando las herramientas de que dispone la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA). Vale recordar que este fue el organismo que reportó las actividades clandestinas a nivel nuclear en la República Islámica de Irán y que ello casi aceleró los planes de Washington para intervenir en aquel país. Los iraníes se esforzaron en aclarar que la AIEA había sido infiltrada por agentes estadounidenses, afirmación que no parece teñida de desvarío. No es preciso ser muy inteligente para pronosticar los próximos años de Barack Obama. En esta nueva etapa, se presume que Washington terminará de encuadrar aquellos pendientes que George Bush no alcanzó a definir. Es muy probable que, desde ahora, Estados Unidos comience definitivamente a delimitar con claridad la línea entre amigos y enemigos. En este teatro de operaciones global, ya no existirá espacio para las ambigüedades de naciones como la Argentina, cuya dirigencia ha preferido asociarse con Cuba, Bolivia y Venezuela antes que posicionarse junto al Mundo Libre. La Presidente Cristina Fernández de Kirchner no solo ha probado -con la visita a los líderes de estas naciones dudosas- su absoluto desconocimiento de la dinámica de las relaciones internacionales y su supina ignorancia, sino que -junto con su marido- ha hecho un esfuerzo denodado por situar a la Argentina dentro del espectro de naciones hostiles a Estados Unidos y las naciones centrales del planeta. A la hora de analizar con mayor objetividad las políticas de Obama-Biden en la Casa Blanca, se deberá prestar especial atención a la política oficial respecto de Irak. Si acaso se produjera la tan mentada "retirada responsable", los países que están bajo la lupa de los halcones del Pentágono deberán poner barbas en remojo o reposicionarse rápidamente en lo diplomático, si es que no es ya demasiado tarde. Por Matias Ruiz, para El Ojo Digital Internacionales. Email : elojodigital.com -arroba- gmail.com.
Por Matias Ruiz, para El Ojo Digital Internacionales