POLITICA: POR FERNANDO PAOLELLA

Reina Kristina de conferencias, palabras y gestos

El bello arte de hablar sin decir nada nuevo, o de atribular al involuntario auditorio sin conmover elegantemente, nunca pidiendo perdón y contestar lo diametralmente opuesto a lo que se preguntó, omitiendo la realidad circundante, ninguneando al entrevistador potencial o calificarlo de satanizador, son algunos de los recursos a los que apeló la señora Presidente de los argentinos ("de todos", como suele siempre recalcar), Cristina Fernández de Kirchner el sábado último.

21 de Julio de 2010
Si se miran detenidamente las tapas de los matutinos de ese día, se caerá en la cuenta que muchos rezumaban optimismo, como si luego de la defección de Cobos nuevos aires circundaran el ex polideportivo de Olivos y la Casa Rosada. Pero nada de esto ocurrió, para decepción de los biempensantes que continúan poblando las filas de la corporación mediática nacional. De los 150 periodistas acreditados, en la hora y media que duró la ponencia, alrededor de 90 quedaron marginados del convite pues por un sospechoso sorteo no pudieron meter la cuchara. Además, dejó picando la sensación aterradora de que a pesar del desagrado público acerca de muchos impresentables de su gabinete, no está dispuesta a conceder ese deseo pues ni siquiera el híper cuestionado Guillermo Moreno se tomará vacaciones anticipadas y definitivas. Entonces, el INDEC continuará siendo la continua fábrica de bulos que no se lo cree nadie y aquellas mediciones independientes sólo son especulaciones teóricas que no tienen ningún asidero con la realidad. Mostró deliberadamente la hilacha cuando se le inquirió sobre precisamente ese funesto personaje, defendiéndolo irónicamente de una constante satanización por parte de los golpistas agazapados de siempre. Sobre todo, como puntualiza un comunicado de la Asamblea de San Telmo, que recientemente miembros de su círculo de patovicas se instalaron en la unidad básica Pueblo Peronista, sita en Piedras 1020 de dicho barrio porteño. Los comentarios huelgan, por supuesto. Fin de fiesta Desde antes de la elección a dedo de la aludida, se podía llegar a aventurar un cambio de rumbo en la administración del ex presidente Kirchner. Pero luego de esa decisión de alcoba, ante la performance evidenciada por esta luego de los idus campestres de marzo, se puede inferir sin temor a ningún error que fue algo de pésima factura. Pues la oriunda de la localidad de Tolosa no pudo -o al menos no intentó- desembarazarse del corsé impuesto por su marido, incluidos los mencionados impresentables que le venían como presentes griegos. Y desde la colisión mencionada, éste la embretaba cada vez más con su estilo de pendenciero todo terreno, tirando napalm al incendio y desoyendo las advertencias que también le dirigían incluso dentro de su propio espacio político. Prefirió hacerle caso a los sacados rentados, onda Hebe o Luis D'Elía, que con su beligerancia estúpida provocaban la estampida sin retorno de los sectores medios que se pasaron, con armas y bagajes, a las filas agraristas. De este modo, más de 300.000 almas en Palermo no significan la resurrección de la oligarquía vacuna cómplice de los golpes cívico-militares, es sólo la expresión más cabal de una ciudadanía harta y enojada. Ese mismo sábado por la noche, en una farmacia de ese mismo barrio, tres personas comentaban acerca de la reciente aparición televisiva de Cristina Kirchner: "¿Viste la conferencia de prensa?". "No la ví, porque cada vez que aparece cambio de canal". Dialoguitos como ese, también aludidos en el excelente sitio JorgeAsisdigital, se reproducen como hongos sobre todo luego de aquellos días de ira. Asimismo, existen encuestas serias indicando que desde hace cuatro meses se han agotado existencias enteras de ansiolíticos, así como también los casos de stress galopante alcanzan guarismos apocalípticos. Pese a todo esto, quienes nos maltratan desde arriba parecen hacer caso omiso de esto, como si dichos acontecimientos sucedieran en la Luna o directamente ni siquiera existieran. Es como si luego de la salida de Alberto Fernández hubieran perdido un vital cable a tierra que los contactaba con la realidad. Mientras que afuera ya es noche cerrada, una sensación de incertidumbre sigue invadiendo muchos corazones al punto que los cerebros febriles entrechocan los dedos preguntándose acerca de un futuro cada vez más incierto, con la mirada fija en un calendario cuyos números a veces parecen danzar en un aquelarre que a veces no termina en diciembre.
POR FERNANDO PAOLELLA, TRIBUNA DE PERIODISTAS