INTERNACIONALES: ARTICULO DE ANTONIO NSUE ADA, DESDE LA WEB OFICIAL DE GUINEA ECUATORIAL

Los tropiezos de Cristina frente al mundo : las reacciones desde Guinea Ecuatorial luego del maltrato que recibiera su presidente Obiang Nguema por parte de la Administración Fernández de Kirchner

El más reciente papelón internacional de la Presidente Cristina Fernández de Kirchner (sin contar los recientes encuentros con los "impresentables andinos" Hugo Chávez y Rafael Correa), tuvo que ver con el desprecio y el evidente maltrato con que se recibió al primer mandatario de Guinea Ecuatorial. Se le criticaron supuestas "violaciones a los derechos humanos", mientras que se desperdició la oportunidad de firmar jugosos negocios petroleros con aquella nación, rica en este valioso recurso (estando la Argentina en un momento de aguda crisis energética). Obiang fue recibido con los máximos honores por Lula en Brasil, país líder de la región con quien sin dudas Guinea Ecuatorial cerrará buenos negocios. El presente artículo es del periodista Antonio Nsue Ada.

21 de Julio de 2010
Uno de los objetivos más importantes por los que se guían los gobiernos de las naciones del mundo es la búsqueda del bienestar de sus respectivos ciudadanos. Es esta búsqueda la que hace que el interés nacional prime, o más bien debe primar, frente a cualquier visión sociopolítica particular de un gobernante, o de un partido. Algunos analistas, como Guillermo Vadillo, sostienen que las naciones maduras ponen al frente el interés nacional por encima de lo que él llama "la pasión ideológica", considerando que en la actualidad, el mundo de la diplomacia y de las relaciones internacionales conoce un amplio bagaje de acuerdos de mucho provecho entre los estados y entre estados y organismos, donde cada cual vela por el interés de la ciudadanía. Cuando un mandatario, un gobierno o un estado cursa una invitación de visita a un país o un personaje amigo, lo más corriente es que esté dispuesto a iniciar -si no existen- relaciones de amistad o de cooperación o a reforzar -en el caso contrario- las ya existentes entre ambos. Lo mismo que invitar a alguien implica, ciertamente, haber prospeccionado más o menos su entorno, para obtener algunas informaciones sobre la vida de éste. Resulta bastante raro, o muy raro, enterarse, como nos hemos enterado a través de medios argentinos, de que la visita de estado de un gobernante, como la que realizó el mes pasado el presidente Obiang Nguema a Argentina, un país que se considera amigo, se haya saldado con una serie de reacciones absurdas contra su propio invitado -como informó la prensa argentina-; y si se trata del mismo gobierno anfitrión como el caso que nos ocupa, peor todavía. Seguramente, la presidenta Cristina de Kirchner se habría olvidado de que lo suyo no sigue siendo la presidencia de un partido político o de una porción de la población argentina. La señora Fernández de Kirchner se habría olvidado de que desde hace meses es la gestora del presente y "el futuro", si llega, de toda la Argentina. Y como dice Vadillo, en su columna "Me invitaron, me atacaron y me fui", refiriéndose a la frialdad con la que la presidenta acogió la visita del mandatario guineoecuatoriano, cuando toda la población y los hombres de negocios de Argentina esperaban mucho, más que reproches, de esta visita; cuando los argentinos, por estas horas pendientes de solucionar su problema energético, confiaban en que la firma de interesantes acuerdos con Guinea Ecuatorial, el tercer productor de petróleo en Africa, constituiría el objeto primordial de la invitación al presidente guineoecuatoriano. Luego hace su aparición su jefe de estado, quien se jacta de ser una "gran defensora de los derechos humanos", incluso por delante de los Estados Unidos, Francia o Gran Bretaña, para sentar su cátedra en defensa de su ideología política y no de los intereses de su país. Ciertamente, a los guineoecuatorianos no les habrá dolido tanto que en la visita de su jefe de estado a la Argentina no se hayan firmado acuerdos fructíferos entre ambos países. Seguramente, a los argentinos sí, porque con ella se habrán esfumado algunas de sus esperanzas de paliar su crisis energética cooperando con Guinea Ecuatorial, como lo han hecho otras naciones. De ahí la negra ovación, y me refiero a las férreas críticas que algunos círculos políticos y de la prensa han dispensado a la política de su presidenta con ocasión a esta visita. De ahí que algunos, como el caso de Vadillo, han llegado a acusar a Cristina de Kirchner de falta de diplomacia, atacando a su figura de abanderada de los derechos humanos, lo cual, dicen, le han puesto en muchas ocasiones en evidencia, ya que en lugar de mejorar las relaciones con los países, la presidente argentina opta por atacar a sus dirigentes. Más allá de todo este rollo, lo más importante es esta voluntad del gobierno guineoecuatoriano de consolidar los lazos con Latinoamérica; un espacio geográfico con el que nos unen unos lazos mucho más que la simple cooperación: la cultura hispánica, compartiendo con sus pueblos la misma lengua, el mismo diccionario... por lo que, como dice Vadillo en su columna, es importante tener en cuenta que cuando se vive una obsesión ideológica que lejos de buscar la solución con una mirada amplia, se trata de resolver el problema con la mirada en una única dirección, olvidándose incluso de los problemas propios (indigencia, inseguridad, trabajo, salud, desprotección infantil, etc.), somos susceptibles de detener e incluso bloquear el progreso de nuestros países.
Antonio Nsue Ada, en el sitio oficial del Gobierno de Guinea Ecuatorial