INTERNACIONALES: POR MATIAS RUIZ, PARA EL OJO DIGITAL

Hugo Chávez y la Cumbre Iberoamericana. Análisis y comprensión del discurso chavista

Al parecer, todo ámbito es ideal para que el presidente venezolano Hugo Chávez agite las aguas de la convivencia internacional. Aprovechó la oportunidad de la Cumbre Iberoamericana de presidentes en Santiago de Chile para emprenderla contra la monarquía española y contra la península ibérica toda.

21 de Julio de 2010
No parece conformarse Hugo Chávez con intentar desestabilizar el frágil esquema democrático que exhibe la América Latina actual. Aprovechó ahora la oportunidad que le brindara la Cumbre Iberoamericana de Santiago para disparar contra el rey español Juan Carlos y el ex presidente del gobierno, José María Aznar. Chávez estaba haciendo uso de su espacio en el foro para despacharse con un nuevo exabrupto, esta vez contra Aznar, a quien calificó de "fascista". Acto seguido, vino el reto de Su Majestad para que observara silencio, y la respuesta de un exaltado Chávez fue "¿Por qué no te callas tú, rey?". Demasiado por un día. Demasiado, aún para el propio Chávez. Muchos se preguntarán por los motivos del bolivariano para hacer uso de cualquier mitin de líderes mundiales para lanzar acusaciones y convocar a la discordia. ¿Hasta qué punto corresponde a un líder mentalmente cuerdo despotricar públicamente contra un gobierno extranjero y sus referentes, hasta acusarlos de promover golpes de estado con la complicidad de potencias extranjeras? Porque eso fue lo que hizo Chávez Frías : acusar directamente al rey y a los dignatarios del gobierno español del pasado de apoyar el golpe que lo alejó brevemente del poder en 2002. Por momentos, Hugo Chávez se asemeja a un hábil estadista y excepcional estratega. Al menos en privado, es así como él se maneja. Pero en ocasiones, como en la oportunidad de Naciones Unidas y en esta Cumbre, aflora "el otro" Chávez. Como reflejado en el espejo de Jano, surge el Chávez revolucionario, el agitador, el propagandista. El brillante orador y sólido convocante de desprevenidas multitudes, para recordar cierto discurso que diera en la capital argentina, frente a estudiantes universitarios ideologizados y aún en busca de su identidad... ¿Es Hugo Chávez un auténtico revolucionario o es acaso el subproducto mejor pulido y salido de las oficinas de luz tenue de la contrainteligencia estadounidense? En cualquier manual de propaganda política se recomienda al estudioso de la comunicación que desconfíe abiertamente de los discursos radicalizados. Este es el primer paso, y también el más coherente, a los efectos de estudiar al oponente y conocer sus intenciones más profundas. A no pocos llama la atención que el primer mandatario venezolano llame demonio a George Bush, mientras Venezuela continúa proveyendo de petróleo subsidiado al gran país del norte. Chávez, a la postre, es uno de los principales motores del mencionado "American Way" y el estilo de vida de consumo desorbitado de la primera potencia. Es el ícono más refinado del doble discurso. Y tampoco deja de llamar la atención que haya hecho su aparición más notoria apenas minutos después de que Fidel Castro cayera gravemente enfermo. Chávez ha sabido llenar los espacios. Y el Imperio está necesitado de nuevos enemigos... Para que se entienda claramente : el mundo está hoy configurado por dos polos bien diferenciados. De un lado se encuentran los países de Occidente y el denominado "estilo de vida capitalista". En el otro sector se aglutinan las naciones construídas a base del fundamentalismo más puro y cuyos grupos de poder consideran "infieles" a los componentes del primer grupo. En cada polo, sectores nunca bien individualizados planifican a consciencia la destrucción del oponente. Este es un mundo en el que los extremos se tocan hasta desvanecerse sus fronteras, en una suerte de brumosa confusión. ¿Financió el ISI paquistaní de Parvez Musharaf los ataques del 11 de septiembre? ¿No es acaso Paquistán un aliado clave de Estados Unidos? ¿Trabaja Hugo Chávez demasiado cerca de la guerrilla colombiana de izquierda, a la vez que administra las ganancias de las gasolineras Citgo en Estados Unidos de América con soltura? Hugo Chávez es uno de estos personajes polémicos de la política mundial : sus objetivos nunca están del todo claros y, en el concierto internacional nadie está verdaderamente seguro de para qué lado juega. Tal vez, y solo tal vez, el presidente venezolano sea, a fin de cuentas, un "protegé" de Washington y se haya visto cooptado por las altas dosis de adrenalina que fluyen tras participar del adictivo juego de la intriga internacional. Del mismo modo en que el doble agente termina confundido por sus propias idas y venidas hasta que aparecen los primeros síntomas de la confusión y la pérdida de la identidad. Llega un punto en que, el "topo" más exitoso, interpreta su propio mundo de fantasía como si de la realidad se tratara, y allí comienzan los sueños de inmortalidad y poder sin límite. Bien vale la pena recordar lo que le ocurriera oportunamente al dictador panameño Manuel Noriega, "contratado" inicialmente por los americanos del norte para frenar el avance comunista en Centroamérica y soportado hasta las últimas consecuencias con sus políticas de homicidio de opositores y rivales de toda forma y color. Hasta que comenzó a probar las mieles de los ingresos por el tráfico de drogas a gran escala, Canal de Panamá de por medio. La orden no tardó mucho en bajar desde orillas del Potomac : "The show is over. Bring him down". Es posible que Hugo Chávez esté cruzando peligrosamente esta frontera. Es muy probable que, en un futuro no muy lejano, deba pagar por sus travesuras. No obstante su histrionismo, debe reconocerse en Chávez una habilidad especial para manipular a sus colegas débiles del Cono Sur, y la referencia es obvia : el presidente argentino Néstor Carlos Kirchner. Kirchner ha creído haberse aprovechado del venezolano al obtener dinero fresco para salvar las tormentas internas, léase crisis energética, financiamiento del aparato del Frente para la Victoria, etc. Entre risas y abrazos, Chávez parecía el que entregaba mucho a cambio de poco. Pero Kirchner ha terminado permitiendo el ingreso irrestricto y con alfombra roja del bolivariano en el lucrativo rubro del petróleo argentino, que terminará por dominar en un término no mayor a veinte años contando desde hoy. Ni siquiera Petrobrás podrá competir contra el grueso hilo del tráfico de influencias que PDVSA ha tejido en la Argentina, a costa de la voraz corruptela de funcionarios claramente individualizados. De paso, Chávez también extiende su influencia política, financiando a grupos extremistas y haciendo inteligencia sobre la sociedad y la política argentinas quién sabe con qué fin. ¿Lo habrán notado los servicios de inteligencia y lo que queda de la ex Sala Patria? ¿O estos habrán sido absorbidos también por la maquinaria chavista? ¿Sabrán los espías locales sobre la estrecha relación que une a chavistas con piqueteros, y que elementos de las fuerzas armadas venezolanas operan en la Argentina, cooptando voluntades de militares locales con experiencia? Opera también el chavismo en Bolivia y Ecuador, construyendo bases militares y remitiendo partidas de "observadores" provenientes de Caracas. Mantiene contactos reservados con las FARC, y fustiga al colombiano Uribe por su cercanía con Washington. ¿Arma Uriba a Colombia para enfrentar al narcotráfico o para defenderse de una futura contienda con Hugo Chávez? ¿Existe, entre bambalinas, un plan siniestro, armado por fabricantes de armas, para gatillar una renovada demanda de parte de los países más pobres del Sur y, finalmente, impedir su desarrollo como sucediera con la crisis del petróleo de los setenta? ¿Se avecina una nueva década perdida para muchas naciones de la América del Sur? Preguntas aparte, los exabruptos de Hugo Chávez, como se ve, no son solo comidilla para los tabloides y para el chismorreo de las columnas de Internacionales de los principales medios. Ni Chávez fascista, ni Chávez comunista. El venezolano es un hábil oportunista, aunque, posiblemente, con final anunciado.
Por Matias Ruiz para El Ojo Digital