POLITICA: MANIOBRA CORPORATIVA QUE INTENTA DESGASTAR A MAURICIO MACRI

Torpedean el Gobierno Nacional y las provincias el traspaso de la Policía Federal a la Ciudad de Buenos Aires

A pesar del positivismo que se desprende de las declaraciones de Alberto Fernández y otros miembros del Gabinete, trascendió que la Administración Kirchner se encuentra implementando un maquiavélico plan para desgastar al intendente electo capitalino, Mauricio Macri, y lograr que en Buenos Aires todo quede como siempre.

21 de Julio de 2010
Y ya lo había declarado el intelectual Jorge Asís en su portal jorgeasisdigital.com : la táctica de Mauricio Macri de mantener un excesivo respeto frente a Kirchner arrinconó al empresario. En sus reuniones con el Gobierno Nacional por el tema del traspaso de la Policía Federal, el presidente de Boca y Jefe de Gobierno electo debió ser menos contemplativo y "apretar" a Kirchner, con los resultados del ballotage y la primera vuelta en la mano. Los buenos modos de Macri en su trato con el Presidente derivaron en la noticia que ahora circula por todos los medios, a saber, que el Gobierno Nacional torpedea los planes para financiar el traspaso de la fuerza federal a la Ciudad, al tiempo que opera con un ojo en el reloj. El objetivo no es otro que desgastar a Macri y lograr que en la Ciudad de Buenos Aires impere el status quo. A largo plazo, intentará Kirchner hacer ver que el de Boca no provocó grandes cambios en la seguridad y explotar ese hecho de cara a su proyecto político futuro y el de su esposa, Cristina Elizabeth Fernández Wilhelm. Ocurre que el Presidente, golpeado en lo personal por el cachetazo que Mauricio Macri le propinara a su candidato en Capital Federal en las recientes elecciones, abiertamente ordena a sus funcionarios que ninguneen a los representantes macristas que visitan regularmente la Rosada para negociar el traspaso de la Policía y los fondos necesarios para su operatividad. Tales son las instrucciones que han recibido Aníbal y Alberto Fernández, ese polémico dúo que pulula -por ahora- por los tenebrosos pasillos del poder kirchnerista. La táctica consiste en extender los tiempos para el tratamiento de los temas que importan a Macri, para así llegar a las elecciones presidenciales de octubre con esos temas de discusión ya fuera de la agenda nacional. Piensan Kirchner y sus acólitos que una victoria contundente de la Primera Dama en octubre achicará el margen de acción del líder de PRO y lo relegará a las páginas internas de los grandes diarios. Y esto debe quedar bien claro : sin importar lo que informen Clarín y La Nación, lo concreto es que no se ha avanzado absolutamente nada en el traspaso no solo de la Policía Federal sino del Puerto de Buenos Aires. Solo en la cuestión del transporte parece haberse llegado a un acuerdo, pero este constituye un ítem secundario en la agenda de los macristas. Tampoco importa que se informe que el traspaso de la Policía Federal cuente con adhesiones importantes en la Cámara de Diputados, dado que los legisladores jamás darán el brazo a torcer en lo que respecta a la financiación de la operatoria. Juega también el Presidente a espaldas de Macri con los diputados y senadores de las provincias quienes, junto con los gobernadores, ya se encuentran realizando un fuerte lobby para destruir las aspiraciones de los porteños, que se dieron su voto al líder de PRO con el único objetivo de comenzar a limpiar Buenos Aires de delincuentes, secuestradores, punguistas, piqueteros y otros igualmente deleznables elementos. Precisamente, no se comprende la hipocresía de la dirigencia del interior del país : la mayoría de ellos ostenta departamentos y propiedades de primer nivel en la Capital Federal -y especialmente Puerto Madero- pero desprecian a la Ciudad y particularmente el reclamo de sus votantes. Y ojalá la cuestión quedara relegada simplemente a la renovación del viejo enfrentamiento entre unitarios y federales : todo mundo sabe que los legisladores y funcionarios de muchas provincias que se rasgan las vestiduras frente al "poco" dinero que les envía la Nación exhiben sueldos promedio -en blanco- de más de $15 mil, a pesar del panorama caótico que presentan sus presupuestos distritales, y por supuesto, ni hablar de las condiciones de pobreza extrema y los casos incontables de clientelismo político y desperdicio de recursos financieros de los que ellos mismos son cómplices. Porque de esto se trata la estrategia de la política prebendaria del país : disfrazar la propia corrupción a través de la manufacturación a consciencia de enfrentamiento entre argentinos. ¿Tiene derecho Romero Feris a despotricar contra los porteños, cuando en Corrientes la propia policía trabaja en corrupta complicidad con la política para llevar adelante aprietes, secuestros extorsivos y maniobras recaudatorias? Corrientes es uno de los peores ejemplos de cómo se debe administrar una provincia a nivel nacional; en aquel distrito, más del 80% de la actividad económica está en manos del Estado, y el clientelismo y la corrupción han estado siempre a la orden del día. De nada sirve culpar a la intervención federal de los problemas del Litoral argentino. Los $900 millones que Macri insiste en solicitar al Gobierno Nacional para financiar la operatividad de la Policía Federal en Capital son la muletilla de la que se agarran muchos señores feudales del interior argentino : sostienen que tal dinero saldría inevitablemente de la masa de recursos de la coparticipación y que la Ciudad de Buenos Aires simplemente no tiene derecho de arrogarse la titularidad de ese dinero. Sin embargo, Buenos Aires ha cedido los ingresos provenientes del Puerto sin chistar ni protestar jamás. El temor de los dirigentes de provincia no pasa por sus sentimientos encontrados hacia los porteños; ocurre que, si de pronto dejaran de contar con ese dinero, tendrían menos fondos para cimentar su poder prebendario en cada distrito, cimentado a base de inflación planificada y exagerada del sector público, movilización de barras bravas y punteros para la captación de voluntades, y demás operaciones que, en la Argentina de hoy, son una práctica no solo legalizada, sino respaldada por los poderes de turno. ¿Por qué San Luis y La Rioja son las únicas provincias que más han crecido a base de sistemas exitosos de promoción industrial y auténtica generación de riqueza? ¿No pueden hacer lo mismo Corrientes, Formosa, Salta, Jujuy y Entre Ríos? ¿Acaso la dirigencia de estos distritos seguirá supurando bronca contra los porteños para no poner verdaderamente en marcha sus economías regionales? Estos falsos líderes jamás comprenderán que la resurrección de la nación jamás vendrá a través del reclamo permanente de fondos al Estado argentino. El sistema actual de coparticipación ha demostrado ser un fracaso absoluto, a partir de la distribución desigual por un lado, y continuando con la deuda varias veces millonaria en dólares que las provincias deben al Tesoro, por el otro. Tarde o temprano, los dirigentes de provincia deberán abandonar el clientelismo y renovar su apuesta al trabajo duro. Antonio Cafiero no solo es uno de los personajes más siniestros de la historia política argentina reciente, sino que también es autor de la polémica ley discriminativa -y que lleva su nombre- que ha timado a la Ciudad de Buenos Aires en su legítimo derecho de contar con seguridad propia. El ex senador ha llegado al ridículo de declarar que "la Capital pretende que todo el país le pague la Policía". ¿Hace falta mencionar el sinnúmero de propiedades que el dirigente peronista tiene en Buenos Aires y la cantidad de tiempo que invierte aquí en desmedro de su querido territorio bonaerense? Y lo que es más, Cafiero se arroga el derecho de hablar en pro de la moral política y de distribución "legítima" de recursos. ¿Habrá que mencionar los detalles de los oscuros negociados que lleva adelante con ciertos socios tenebrosos en la zona norte de la provincia de Buenos Aires? Como se ve, la cuestión es demasiado complicada, aunque el trasfondo del problema no pueda ser catalogado de insoluble. En el espinoso tema del traspaso de la Policía Federal a la Ciudad existen demasiados intereses contrapuestos, demasiados puntos oscuros. Ciertos intendentes del conurbano, por su parte, nunca verían con buenos ojos que Buenos Aires cuente con una policía y un sistema judicial más efectivos : muchos de sus operativos -barrabravas y piqueteros- utilizan la Capital Federal para financiar oscuras maniobras. El piqueterismo retrógrado y violento que no representa ya a los pobres, sino a lo peor de la mafia política que vive más allá de la Avenida General Paz utilizó en reiteradas oportunidades su fuerza de presión para llevarse dinero de la propia Jefatura de Gobierno porteña, gracias a la ineptitud de Aníbal Ibarra y Jorge Telerman. Dinero que, en definitiva, pertenecía a los porteños. ¿Qué negocios tienen en la Capital los piqueteros y violentos del conurbano? Espera Kirchner que la cercanía de las elecciones de octubre terminen por desvanecer la discusión entre su gobierno y los negociadores del ala macrista. Supone el Presidente que la victoria de su mujer en las presidenciales devuelvan el golpe al presidente de Boca y que todo pueda continuar igual, exactamente como es ahora y como fue siempre. Demasiado para la "nueva política" que dice representar. Pero la crisis energética -que viene de la mano de los cortes de luz y de GNC- y los notorios casos de corrupción de Felisa Miceli, Romina Picolotti y Julio de Vido amenazan con sacudir los planes electorales presidenciales. No vaya a ser que en octubre tenga una sorpresa en forma de pesadilla. Para Mauricio Macri, la recomendación de los analistas es no ser tan ingenuo y empezar a pensar en pisar a fondo el acelerador y salir a reclamar airadamente ante los medios. Solo entonces, Kirchner se verá acorralado en su propio ring. Pero desde PRO se insiste en que ese es el próximo paso : a su regreso de las minivacaciones, Macri evaluará el estado de las negociaciones e iniciará una ofensiva colosal contra el Gobierno. Con esto, esperará dar por terminado el tema, mientras termina de negociar con Telerman la desaparición de los aproximadamente diez mil ñoquis y mano de obra sobrante que exhibe la función pública porteña. Se ha reportado que, tanto la cuestión de los ñoquis -hoy les dicen "contratados"- como la eliminación definitiva y violenta de la impresentable Guardia Urbana de Aníbal Ibarra y la señal de TV "Ciudad Abierta" estarán finiquitadas para mucho antes de diciembre. Más nos vale a los porteños dejar de contribuir con impuestos a lo peor de la vagancia y las malas prácticas de la política en nuestro distrito.
El Ojo Digital Política