POLITICA: EL PEOR MOMENTO POLITICO DEL GOBERNADOR

Vecinos de Brandsen casi linchan a Felipe Solá

Los bonaerenses están cada día más crispados con la tarea de Felipe Solá al frente de la Gobernación de la Provincia de Buenos Aires. En un acto pensado para reunión de intendentes del conurbano, vecinos de Brandsen intentaron golpearlo, furiosos por la instalación de un basural en su localidad. Pero no solo la ecología está ausente. La falta de seguridad en Buenos Aires ya exhibe índices históricos.

21 de Julio de 2010
La administración de Felipe Solá de derrumba como un castillo de naipes : en forma silenciosa, pero raudamente. En la jornada de ayer, el Gobernador se reuniría con el vicepresidente Daniel Scioli y otros intendentes de localidades de la provincia. Pero en la Plaza San Martín, en cercanías de la sede de la Gobernación, un importante grupo de residentes de la localidad de Brandsen se manifestaba en contra del basural que el CEAMSE trasladaría hacia aquella zona. Solá se acercó a los manifestantes, intentando dialogar y, de paso -¿por qué no?- sumar algunos puntos de imagen positiva. Pero la jugada no salió bien. Los vecinos de Brandsen intuyeron que el Gobernador sólo se plantó para figurar ante los medios y algunas personas se acercaron para intentar agredirlo. A este respecto, es falsa la información de Clarín, escrita por la pluma electrónica del periodista Mariano Pérez de Eulate, que informa sobre el acto de valentía de Solá, quien los enfrentó. Lo cierto es que el semblante del Gobernador cambió de color y fue visto como "muy asustado", en palabras de una de nuestras fuentes. La intervención oportuna de sus custodios lo salvó no sólo de la paliza, sino de un posible linchamiento, dado que los residentes de Brandsen no parecían cejar en su furia contra el funcionario. Allegados a Solá se acercaron rápidamente a los medios de prensa para describir falsamente la situación como "un escenario preparado para agredir al Gobernador, seguramente armado por opositores". Extrañamente, los hombres de Solá no dijeron lo mismo cuando debieron, en ocasión en que miembros de la organización pseudoetarra local HIJOS lo agrediera, mientras pedían por la aparición del obrero de la construcción Julio López. Como siempre, quienes fueron etiquetados de provocadores fueron los vecinos. En la ya clásica reacción de la política, que nunca comete errores ni realiza autocríticas. Pero el gobierno de Felipe Solá no sólo está jaqueado por los reclamos vecinales relacionados con la ecología. Residentes del conurbano, pertenecientes a todas las clases sociales, apuntan sus dedos acusadores contra el Gobernador por los índices increíbles de inseguridad que exhibe la provincia. La Policía Bonaerense no da abasto, a la vez que está obligada por León Arslanian a no tomar denuncias. Denuncias que destacarían el fracaso de su actuación al frente del inexistente Ministerio de Seguridad de la provincia. Las policías locales sufren de escasez de recursos humanos y financieros, y allí aparece la corrupción. Mientras tanto, la delincuencia del conurbano pulula por donde quiere con absoluta impunidad, aprovechando las carencias de las fuerzas del orden. Estos mismos delincuentes aplauden a rabiar al Gobernador Solá, quien recientemente ha aprobado la liberación de decenas de miles de presos de altísima peligrosidad, a los efectos de reducir "el hacinamiento en las cárceles y comisarías". En cualquier parte del conurbano, el paisaje de casas enrejadas y con sistemas sofisticados de seguridad -para quien puede pagarlos- es ya moneda común. Pero a esta crisis también la sufren los pobres quienes, honestos en su mayoría, no pueden escapar de los vecindarios peligrosos en donde viven, rodeados de delincuentes de frondoso prontuario y que han salido de las prisiones provinciales una y otra vez, gracias a la "visión política" del Gobernador y su ministro Arslanian. Hay sectores del conurbano bonaerense que son un fiel reflejo de un Lejano Oeste, pero en una versión tercermundista. Se ve todos los días con los secuestros exprés de ricos, integrantes de clases medias y bajas. Pero el lunes pasado se notó la impunidad que Solá le ha regalado a la delincuencia de su terruño, cuando una horda de al menos 20 ladrones y asesinos se tomó su tiempo para asaltar a un sinnúmero de automovilistas que estaban atrapados en un congestionamiento de tránsito en un peaje de Panamericana, en cercanías de la localidad de Pablo Nogués. La mayoría de los argentinos no tienen la cultura norteamericana de las armas de uso hogareño, pero los gobiernos democráticos la están empujando a considerarlo. En este caso de los ladrones de Panamericana, no había siquiera un oficial de policía en el área circundante. Los delincuentes incluso se tomaron todo el tiempo del mundo para "trabajar". ¿Qué hace Solá para asistir a las víctimas de esta actividad? Las atosiga con más impuestos. Impuestos cada vez más caros deben abonar las víctimas de la inseguridad, fogoneada por Felipe Solá. El desorden financiero y la corrupción evidente en la Gobernación no dejó otro camino que meter la mano en el bolsillo de aquellos que ahora solo pueden vivir encerrados. La alternativa del country ha dejado también de ser válida, porque el Gobernador también ha incrementado su carga impositiva y, por si esto fuera poco, ahora está de moda asaltar casas de fin de semana. Gracias Gobernador Solá, por su inacabable colaboración para hacer de nuestra provincia de Buenos Aires, un nuevo Far West.
El Ojo Digital Política