POLITICA: EL MINISTRO ESTARIA YA MUY DESGASTADO POR EL TRATO DE SUS COLEGAS

Insistentes rumores revelan la posible salida de Lavagna

La mayoría de los medios nacionales se ocupan hoy de los fuertes rumores que señalan un más que posible alejamiento del Ministro de Economía, Roberto Lavagna. Los motivos : las permanentes peleas con Alberto Fernández y Julio de Vido, y el hecho de que no comparte las tácticas anticapitalistas del Presidente Kirchner.

21 de Julio de 2010
Las recientes críticas del Presidente Néstor Carlos Kirchner hacia los popes del supermercadismo argentino habría sido la gota que derramó el vaso para Roberto Lavagna. Desde hace poco más de un año, comenzaron a observarse declaraciones del ministro que, aunque sutiles, demostraban un claro desacuerdo frente a las tácticas confrontativas del primer mandatario. Por entonces, muchos analistas se ocuparon de destacar que el Presidente gusta de humillar -incluso en reuniones públicas- a sus funcionarios. Entre los más vilipendiados -y de paso, obsecuentes- se encontraron siempre Alberto y Aníbal Fernández, pero ese modo presidencial jamás pudo aplicarse a Roberto Lavagna, conocedor del peso que da el puesto de ministro de Hacienda. Luego tuvieron lugar los conflictos con Shell -cuando el Presidente boicoteó públicamente su negocio y envió a piqueteros para bloquear sus estaciones de servicio-, y con las empresas petroleras en general, a las que atacaba frente a los micrófonos siempre que se amenazaba con aumentos desde las bocas de expendio. Lavagna siempre se preocupó por hacer notar sus desacuerdos con las políticas presidenciales y eso le valió la enemistad de los pingüinos más obsecuentes, como Julio de Vido -Ministro de Planificación-, con quien sostiene uno de los más importantes enfrentamientos. El ministro de Finanzas jamás estuvo de acuerdo con las políticas de derechos humanos, con el trato demasiado "entre algodones" hacia los piqueteros, el maltrato hacia el FMI y los empresarios, las relaciones demasiado aceitadas con gremialistas violentos estilo Hugo Moyano, y siempre se esforzó por llevar ante el Presidente su queja por los dineros non sanctos que De Vido maneja en su cartera -junto con Ricardo Jaime-. Pero Lavagna no pronunció estas quejas a modo de granjearse una reputación política que pudiera trocarse en alguna candidatura. El hombre solo hizo su trabajo, poniendo énfasis sobre aquellas cuestiones que la Argentina debía corregir si acaso esperaba una afluencia de inversiones extranjeras, beneficio con el que esta Administración aún está en deuda. Pero Lavagna no tiene hacia dónde correr, porque hacia donde mira, se encuentra con recolectores de retornos y excesiva obsecuencia. Es que allí reside el talón de Aquiles de Kirchner : al ser una presidente de reacciones virulentas, nadie se atreve a llevarle malas noticias. El resultado inmediato no puede ser otro que la convicción de que se vive en un mundo de fantasía. Para colmo, el temor y la impericia del Presidente han destruído la buena gestión de Lavagna con los aumentos de precios. El asunto ahora se ha desmadrado, precisamente por la ineptitud del primer mandatario y sus ministros para lidiar con los sindicatos, a los que optaron por satisfacer en cada capricho. Por estas horas, las peleas de Lavagna con De Vido por las coimas que se levantan desde el Ministerio de Planificación han acorralado al primero. Lo mismo puede decirse de sus permanentes roces con Alberto Fernández. Lavagna ha puesto el grito en el cielo más de una vez porque embajadores y empresarios foráneos se han quejado por el inaceptable nivel de corrupción que se observa en los dominios de De Vido. Asimismo, el ministro de Finanzas desconfía de la elevada discrecionalidad de que dispone Alberto Fernández para con los fondos del Estado. Sabe que de ahí ha salido dinero para operaciones políticas de compra de voluntades, propaganda oficial para candidatos, dineros para gremios, etc. Como contrapartida, los mencionados chupamedias del Presidente envidian a Lavagna por que su posición es, por lejos, la más respetada de todos los puestos del Gobierno, además de que amenaza la continuidad de sus respectivas corruptelas. Alguien podría decir que el Ministro de Economía se decidió a escapar del Gobierno por sus propios medios, gatillada a través de sus declaraciones contra los empresarios de la construcción. Hoy Kirchner le retrucó, haciendo lo que Lavagna más detesta : atacar a los capitalistas argentinos -en este caso le tocó a los dueños de hipermercados-. Kirchner ya decidió en favor de Fernández y De Vido. Se cree en posición para ganar el bluff porque tiene la posibilidad de utilizar a Redrado o a otras figuras respetables para reemplazar a Lavagna en Economía. El Presidente podrá disfrutar de su pequeña "victoria" frente a Roberto Lavagna, pero su guerra contra la inflación ya ha sido perdida. Y con ella hemos perdido los argentinos que hemos confiado en su capacidad.
El Ojo Digital Política