ECONOMIA Y NEGOCIOS: SE PRONUNCIO EN CONTRA DE LA REBAJA EN INDEMNIZACIONES

El "economista" de la CTA Claudio Lozano, contra las inversiones

Cuando los ciudadanos argentinos se pregunten acerca de las razones de la pobre inversión industrial que hoy existe en la Argentina, deben saber que la respuesta tiene que ver con la charlatanería y la demagogia que destilan individuos del estilo de Claudio Lozano, "economista" de la CTA.

21 de Julio de 2010
Sabido es que la Argentina de hoy no transita por el mejor de los caminos en lo que tiene que ver con la llegada de inversiones genuinas. A pesar que desde el Gobierno se pretenda reflejar lo contrario -que a todas luces es falso-, lo concreto es que la inversión que se observa hoy tiene que ver con la construcción para ciudadanos VIPs e inversiones en telefonía celular. Es decir, que a la vista de cualquiera, no son el tipo de inversiones que un país necesita para crecer. Las explicaciones para el fenómeno de la Argentina que diariamente invita a los capitales a la fuga son diversos; muchos de ellos fueron oportunamente examinados por nuestro experto en temas económicos, el Licenciado Marcelo D. Ferrer, en nuestra sección "Economía y Negocios". En resumidas cuentas, la inversión extranjera que llegó a nuestro país durante el período 2004-2005 es, en lo que hace a números, la más baja de América del Sur. Países como Chile, Perú e incluso Colombia han superado al nuestro en cuanto a inversión extranjera directa recibida. ¿Qué es lo que el inversor -nacional o extranjero- ve en la Argentina que hace del país un terreno agresivo para la inversión? En resumidas cuentas, primero vienen a la mente cuestiones tales como el populismo de los líderes políticos locales, la tendencia de la justicia laboral a fallar en favor de los empleados ante prácticamente cualquier situación, el exagerado poderío de los gremios -cuyo peor ejemplo es el de Hugo Moyano, que llega a bloquear fábricas cuando se propone aumentar sus ingresos de "caja"-, etc. Por otro lado, los medios masivos de comunicación contribuyen a desplegar una idea equívoca del empresariado y del capitalismo, normalmente descriptos como verdaderos demonios y otras yerbas. De esta forma, cobran relevancia personeros de lo retrógrado, como claramente lo es Claudio Lozano, el supuesto "economista" de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) -una verdadera asociación ilícita que hace del paro y la violencia su forma standard de "trabajo" diario. En una agrupación violenta y a todas luces antidemocrática como lo es la CTA, hay ex guerrilleros, gremialistas corruptos, líderes que manejan fondos millonarios a discreción, etc. Pero no podía faltarles un economista. Las visibles fallas de la democracia argentina permiten, como ya se ha visto en reiteradas oportunidades, que siniestros personajes se transformen en legisladores nacionales. También es el caso del mencionado economista, quien al parecer tiene en su agenda la necesidad permanente de combatir al capital inversor que desea establecerse en el país, a la vez que preferiría para la Argentina, un sistema económico socialista represivo de extracción cubana, en donde empresarios sean exhibidos diariamente como criminales de guerra o trofeos en la Plaza de Mayo. Haciendo uso de su conocido discurso anticapitalista, Lozano -que en su momento apoyó la toma de la comisaría de la Boca por parte del piquetero D Elía-, aprovechó la oportunidad para criticar las medidas de Economía tendientes a combatir la inflación. Lozano cuestionó fuertemente la reducción de las indemnizaciones por despido sin causa, y fue categórico : “No resulta razonable bajo ningún punto de vista”. El economista de la CTA remarcó que “nada dice que la emergencia ocupacional se haya eliminado” y que las cifras oficiales sobre desempleo no contemplan a quienes cobran los planes Jefes y Jefas, que son en realidad desocupados. Dedúzcase de lo expuesto por el diputado, que los empresarios argentinos deben sentirse obligados a indemnizar al doble y hasta al triple, a los empleados que no trabajen o que no se desempeñen correctamente en sus puestos de trabajo. El empresariado argentino conoce de memoria el hecho de que despedir empleados con causa es algo que en la práctica jamás sucede, y esto sin considerar que, aún sin testigos ni argumentos probatorios, la Justicia siempre falla en favor del empleado, a la vez que castiga al empleador. Sentenció Lozano que las medidas tomadas por Lavagna son un retorno a "la postura de los 90”. Pero el economista fue aún más allá y apostó doble con su discurso demagógico : disparó que "deberían incrementarse las retenciones a las exportaciones de petróleo". No hay que ser demasiado inteligente para discernir que la sola idea de incrementar aún más las retenciones a las petroleras, sólo lograrán reprimir los aumentos del litro de la nafta, que ya son inevitables. Esto solo patearía la pelota hacia adelante, a la vez que el resultado final sería una crisis violenta de aumentos en forma de shock, con la consiguiente explosión de la economía. Por otra parte, si bien es cierto que la regularización de las cifras indemnizatorias obtendría como resultado inmediato el despido automático de miles de empleados en todo el país, el error de postergar tal regularización partió siempre del Estado, que en la visión demagógica de políticos como Duhalde y ahora Néstor Kirchner, acostumbraron peligrosamente a la economía macro a tales cifras ridículas. En muchos casos, el capitalista argentino se convierte en un verdadero héroe de comic book, ya que, en su afán por no desinvertir o mantener la estructura edilicia y de producción, debe soportar pagos insoportables de cargas sociales -el 40% del sueldo del empleado, en promedio-, aumentos permanentes de los costos de electricidad y gas, huelgas, pagos de indemnizaciones dobles, costos elevados de ART, etc. Sin contar los permanentes ataques desde los sectores anticapitalistas del gobierno de turno, que confunde neoliberalismo con capitalismo. El amigo Claudio Lozano y su troupe de impresentables deberían poner barbas en remojo y abrirse a la realidad de que incluso los chinos han acogido el capitalismo para hacer sus negocios, que lo propio han hecho los países de la ex Cortina de Hierro y que Cuba va camino de ser fagocitada nuevamente por el capital internacional -tras la próxima e inevitable muerte de Fidel Castro-.