INTERNACIONALES: GORE VIDAL, PARA THE OBSERVER

¿Quién es Osama Bin Laden? Segunda parte

Segunda parte del polémico escrito del escritor norteamericano Gore Vidal, que examina las oscuras relaciones de la familia Bush con el petróleo, los planes imperialistas estadounidenses y los puntos oscuros de los atentados que derribaron las Twin Towers de Nueva York.

21 de Julio de 2010
Un mundo hecho seguro para la paz y los gasoductos Miré a Bush y Cheney en CNN cuando se divulgó la teoría del Eje del Mal y se proclamó una larga guerra. Irak, Irán y Corea del Norte fueron declarados enemigos a los que se les debería dar una paliza porque podrían, o no, estar hospedando terroristas que a su vez podrían, o no, destruirnos en medio de la noche. Así que tenemos que dar el primer golpe cuando nos de la gana. Así que declaramos una guerra contra el terrorismo - un sustantivo abstracto que de ninguna manera puede ser una guerra, porque necesitas un país para eso. Claro, había la inocente Afganistán, aplanada desde una gran altura, ¿pero qué importan los daños colaterales - como un país entero - cuando luchas contra la personificación del mal?, según Time, el New York Times y las emisoras. Y resultó que la conquista de Afganistán no tenía nada que ver con Osama. Él sólo fue el pretexto para reemplazar a los talibanes por un gobierno relativamente estable, que le permitiría a Union Oil of California poner su gasoducto para el beneficio de, entre otros, la junta Cheney-Bush. ¿Antecedentes? Muy bien. La sede de Unocal está, como era de esperar, en Texas. En diciembre de 1997, representates talibanes fueron invitados a Sugarland, Texas. Por esas fechas, Unocal había comenzado a preparar obreros Afganos en la construcción de gasoductos, con la aprobación del gobierno americano. BBC News (4 de diciembre de 1997): «Un portavoz de la empresa Unocal ha dicho que los talibans iban a pasar varios días en la sede de la empresa [Texas] .. un corresponsal regional de la BBC dice que el proyecto de construir un gasoducto a través de Afganistán forma parte de una rebatiña internacional para beneficiarse de los ricos recursos energéticos del Mar Caspio.» El Inter Press Service (IPS) informó: Algunos negocios Occidentales se están mostrando amables con los talibanes, a pesar de la reputación que tiene el movimiento en la institucionalización del terror, las masacres, abducciones y el empobrecimiento. CNN (6 de octubre de 1996): Los Estados Unidos quieren buenas relaciones [con los talibanes], pero no puede perseguirlas abiertamente mientras se oprime a las mujeres. Los talibanes, mucho mejor organizados que los rumores que corren, contrataron a Leila Helms como relaciones públicas. Ella es la sobrina de Richard Helms, antiguo director de la CIA. En octubre de 1996, el Frankfurter Rundschau informó que Unocal ha recibido la luz verde de los nuevos jefes en Kabul para construir un gasoducto de Turkmenistán a Pakistán, por medio de Afganistán... Esto fue un golpe maestro para Unocal, y los otros candidatos, incluyendo el antiguo amo de Condoleezza, Chevron. Aunque los talibanes ya tenían notoriedad por sus crímenes imaginativos contra la raza humana, el Wall Street Journal, olfateando grandes cantidades de dinero, proclamó con audacia: Nos guste o no, los talibanes son los participantes más capaces para conseguir la paz en Afganistán en este momento de la historia. El NY Times (26 de mayo de 1997) se montó sobre el monstruo: La administración de Clinton opina de que una victoria de los talibanes actuaría como contrapeso contra Irán... y ofrecería la posibilidad de nuevas rutas comerciales, que podrían debilitar la influencia rusa e iraní en la región. Pero en 1999, ya era claro que los talibanes no podían proporcionar la seguridad que necesitaríamos para proteger nuestros frágiles gasoductos. La llegada en escena de Osama como guerrero de Allah aumentó la puja. Nuevas alianzas se estaban creando. En poco tiempo, la administración de Bush se convenció de la necesidad de invadir Afganistán. Frederick Starr, jefe del Central Asia Institute de la John Hopkins University, escribió en el Washington Post (19 de diciembre 2000): Los EEUU han comenzado discretamente a alinearse con aquéllos en el gobierno ruso que piden una acción militar contra Afganistán y han jugado con la idea de un nuevo asalto para eliminar a bin Laden. Aunque avanzamos con mucho fanfarria para sembrar nuestra venganza contra el enloquecido y sádico fanático religioso que masacró a 3.000 ciudadanos americanos, una vez que la guerra hubo comenzado, Osama fue descartado como irrelevante y estamos otra vez con el gasoducto de Unocal, ahora como proyecto en marcha. A la luz de lo que se conoce hoy, es de dudar que la junta quisiera capturar a Osama vivo: sabe demasiado. Una de las mejores actuaciones del secretario de defensa, Donald Rumsfeld, ahora es: ¿Dónde está? ¿En algún lugar? ¿Aquí? ¿Allí? ¿En algún lugar? Quién sabe. Y sus ojos brillan. Debe estar encantado - y sorprendido - de que los medios de comunicación se hayan tragado la historia ridícula de que Osama, si está vivo, todavía estaría en Afganistán, debajo de la tierra, esperando que lo saquen y no en una cómoda mansión en Yakarta, donde es bien amado, 2.000 millas al este y muy accesible en Alfombra Voladora. Muchos comentaristas de una cierta edad han notado el tono hitleriano de nuestra junta, con sus amenazas contra un país por albergar terroristas, para luego amenazar a otro. Es verdad que a Hitler le gustaba fingir que era la parte herida - o amenazada - antes de dar el golpe. Pero tenía muchos grandes predecesores, el menos insignificante de ellos el Imperio Romano. El libro de Stephen Gower, War in Afghanistan: A $28 Billion Racket (Guerra en Afganistán: Un tinglado de 28 billones de dólares), cita a Joseph Schumpeter, que «en 1919 describió a la antigua Roma de una manera muy parecida a la situación inquietante de los EEUU en 2001: "No había ninguna esquina del mundo conocido donde algún interés no estuviera supuestamente amenazado o atacado. Si los intereses no eran romanos, lo eran de sus aliados; y si Roma no tenía aliados, se los inventaba... La pelea siempre estuvo rodeada de un aura de legalidad. Roma siempre era atacada por vecinos malvados". Sólo hemos superado a los romanos en la vuelta a las metáforas, como la guerra contra el terrorismo, o la pobreza, o el SIDA, o las guerras reales contra objetivos que, a menudo, parecemos seleccionar al azar para mantener una turbulencia en tierras extranjeras. A partir del 1 de agosto de 2002 se lanzaron globos de prueba por todo Washington para acostumbrar la opinión mundial a la idea que Bush de Afganistán se había ganado un título tan imponente como Bush del Golfo Pérsico, y el hijo ahora está ansioso en añadir Irak-Babilonia a su corona. Estos globos cayeron sobre Europa y el mundo Árabe como pesos de plomo. Pero algo nuevo había entrado en el clásico mantra romano-hitleriano de «nos están amenazando, hay que atacar primero». Ahora todo es, más o menos, de dominio público. The International Herald Tribune escribió en agosto de 2002: Las filtraciones comenzaron en serio el 5 de julio, cuando el New York Times describió un plan provisional del Pentágono que hablaba de una invasión americana de hasta 250.000 soldados para atacar Irak por el Norte, Sur y Oeste. El 10 de julio, el Times decía que quizás se usaría Jordania como una base para la invasión. El Washington Post informó el 28 de julio, que "muchos altos cargos militares americanos creían que Saddam Hussein no representaba ninguna amenaza inmediata...". Y el statu quo debería ser mantenido. Por cierto, la intención de los fundadores de la nación americana era que este tipo de debate se hiciera en el Congreso en el nombre del pueblo y no entre funcionarios militares. Pero hace ya mucho tiempo que este tipo de debate se nos ha sido denegado. Hay una nota refrescante que hubiera sido impensable en la Roma imperial: el alegre reconocimiento de que habitualmente recurrimos a la provocación. El Tribune continúa: «Donald Rumsfeld ha amenazado en encarcelar a cualquier individuo que esté tras las filtraciones. Pero un general del ejército jubilado, Fred Woerner, cree que hay un método detrás de las filtraciones. "Quizás el plan ya está en marcha", dijo hace poco. "¿Estamos involucrados en una dimensión psicológica preliminar de forzar a Irak que reaccione para justificar un ataque americano o de hacer concesiones?" Esto es obvio. En otro lugar de esta interesante edición del Herald Tribune, el sabio William Pfaff escribe: Un segundo debate en Washington es si deberíamos montar un ataque no provocado contra Irán para destruir una central nuclear que se construye con ayuda rusa, bajo inspección de la Agencia Internacional de la Energía Atómica y dentro de los términos del Tratado de la No Proliferación Nuclear, del cual Irán es un firmante... Ningún otro gobierno apoyaría tal acción, con excepción de Israel, quien lo haría, no tanto por temor de ser atacada por Irán, sino porque ella, no injustificadamente, se opone a cualquier tipo de armamento nuclear en manos de un gobierno islámico. Estados dudosos y los tambores de venganza De todos los enemigos de la libertad pública, la guerra, quizás, es la más temible, porque compromete y crea el germen de todos los otros. Como el padre de los ejércitos, la guerra alienta las deudas y los impuestos, los instrumentos reconocidos para llevar a la mayoría bajo la dominación de la minoría. En la guerra, también, el poder discrecional del ejecutivo se extiende... y todos los medios para seducir la mente se combinan con los de someter al pueblo por fuerza.... Así nos advirtió James Madison en los amaneceres de la república. Después del 11 de septiembre, gracias a la dominación por la minoría, el Congreso y los medios son silenciosos, mientras que el ejecutivo, a través de la propaganda y los sondeos sesgados, seduce la mente pública, se crean centros de poder hasta ahora inconcebibles, como Defensa de la Patria (un nuevo cargo del gabinete ministerial que será más importante que el Departamento de Defensa), y se invita al 4 por ciento de la población a participar en Tips, un sistema de espionaje ciudadano para informar sobre individuos sospechosos o... los que se quejan de las acciones del ejecutivo en el país o el extranjero. Aunque cada país sabe - si tiene los medios y la voluntad - como protegerse de tipos como los matones que nos trajeron el 11 de septiembre, la guerra no es una opción. Las guerras son para naciones, no para pandillas desarraigadas. Les pones precio a sus cabezas y los buscas. Es lo que ha hecho Italia últimamente con la mafia siciliana; y a nadie se le ha ocurrido bombardear Palermo. Pero la junta Cheney-Bush quiere una guerra para dominar Afganistán, construir un gasoducto, tomar control de los «stands» en Eurasia para sus socios, además de hacer el máximo daño a Irak e Irán, porque algún día esos países malvados podrían sembrar nuestros campos de grano ámbar con carbunclo o algo parecido. Los medios de comunicación, nunca muy buenos en el análisis, cada día son más y más entrecortados e incoherentes. En CNN, incluso el impasible Jim Clancy comenzó a hiperventilarse cuando un académico hindú trató de explicarle como Irak había sido nuestro aliado y «amigo» en su guerra contra nuestro enemigo satánico, Irán. «No me venga con tonterías de conspiraciones», resopló Clancy. Parece que conspiración es ahora una abreviatura para la verdad insoportable. Desde agosto, por lo menos entre nuestros economistas, crece el consenso, teniendo en cuenta nuestra inmensa deuda nacional (tenemos un endeudamiento de 2 mil millones de dólares diarios para mantener nuestro gobierno) y una base fiscal seriamente reducida por la junta para el beneficio del 1 por ciento, que posee la mayor parte de la riqueza nacional, que no hay manera de sacar los billones requeridos para destruir Irak en una guerra larga, o hasta en una corta, con la mayor parte de Europa contra nosotros. Alemania y Japón pagaron la Guerra del Golfo, con reservas, y Japón, en el último momento, discrepando con irritación sobre la tasa de cambio en vigor al firmar el contrato. Esta vez, Schröder en Alemania ha dicho no. Y Japón está mudo. Pero los tambores de guerra siguen pidiendo venganza; y el hecho de que la mayoría del mundo se oponga sólo le trae rosas agitadas a las mejillas de la administración de Bush (Bush padre del Carlyle Group, Bush hijo antiguamente de Harken, Cheney, antiguamente de Halliburton, Rice, antiguamente de Chevron, Rumsfeld, antiguamente de Occidental). Si jamás ha habido una administración que debería excusarse por los temas de energía, ésta es junta. Pero esta administración es completamente diferente a cualquier otra administración en nuestra historia. Su corazón esta claramente en otro lugar, haciendo dinero, lejos de nuestros fingidos templos romanos, mientras nosotros, tristemente, sólo tenemos su cabeza, soñando con la guerra, preferentemente contra países periféricos y débiles. Mohammed Heikal es un brillante periodista-observador egipcio, y a veces ministro de asuntos exteriores. El 10 de octubre de 2001 dijo al Guardian: Bin Laden no tiene la capacidad para montar una operación de estas dimensiones. Cuando escucho a Bush hablar de al-Qaeda como si fuera la Alemania fascista o el Partido Comunista de la Unión Soviética, me pongo a reír porque se lo que hay. Bin Laden ha estado bajo vigilancia desde hace años: cada llamada telefónica es escuchada y al-Qaeda ha sido penetrada por los servicios de inteligencia americanos, los servicios de inteligencia pakistaníes, los saudís, los egipcios. Una operación que requiere tanta organización y sofisticación no se puede mantener secreta. El antiguo presidente de los servicios de inteligencia interna de Alemania, Eckehardt Werthebach (American Free Press, 4 de diciembre de 2001) lo explica. Los ataques del 11 de septiembre requerían «años de planificación» mientras su escala indica que fueron producto de acciones organizadas por algún estado». Ahí está. Quizás, Bush hijo tenía razón al llamarlo guerra. ¿Pero qué estado nos atacó? Que se pongan en línea los sospechosos. ¿Arabia Saudí? «No, no. Si les pagamos $50 millones anuales para entrenar la escolta real en nuestra sagrada, y algo árida, tierra. Es verdad que el país contiene muchos ricos y bien educados enemigos, pero .. Bush padre & hijo intercambian miradas de complicidad. ¿Egipto? De ninguna manera. Pelados a pesar del baksheesh americano. ¿Siria? Sin recursos. ¿Irán? Demasiada orgullosa para molestarse con un estado advenedizo como los EEUU. ¿Israel? Sharon es capaz de no importa qué. Pero le faltan los huevos y la gracia de un verdadero Kamikaze. En todo caso, Sharon no estaba en el poder cuando esta operación comenzó sembrando agentes invisibles en escuelas de vuelo americanas 5 o 6 años atrás. ¿Los Estados Unidos? Elementos de la América Corporativa, sin duda, prosperarían con un ataque exterior masivo, que les permitiría entrar en guerra siempre que le diera la gana al Presidente, mientras que se recortarían los derechos civiles. (Es obvio que las 342 páginas de la Ley Patriota de EEUU se habían preparado antes del 11 de septiembre.) Bush padre & hijo se ríen con una risita. ¿Por qué? Porque Clinton fue presidente antes. Mientras el antiguo presidente deja la línea de sospechosos, dice, más enfadado que triste: Cuando dejamos la Casa Blanca teníamos un plan para una guerra total contra al-Qaeda. Lo pasamos a la nueva administración, que no hizo nada. ¿Por qué?" Mordiéndose el labio, se va. Los Bush han perdido su risita. Pakistán se echa a llorar: "¡Lo hice yo! ¡Confieso! No me podía controlar. Sálvame. ¡Soy un malvado! Y parece que Pakistán sí lo hizo - o parte de ello. Tenemos que volver a 1979 cuando se lanzó la más grande operación encubierta en la historia de la CIA en respuesta a la invasión soviética de Afganistán. El especialista en Asia Central, Ahmed Rashid, escribió (Foreign Affairs, noviembre - diciembre 1999): Con el aliento activo de la CIA y el ISI de Pakistán (Inter Services Intelligence) los que querían convertir la jihad afgana en una guerra global, montada por todos los estados musulmanes contra la Unión Soviética, unos 35.000 radicales musulmanes, de 40 países islámicos, se unieron a la lucha de Afganistán entre 1982 y 1992 ... más de 100.000 radicales musulmanes extranjeros fueron influenciados directamente por la jihad afgana.» La CIA entrenó y patrocinó e estos guerreros en secreto. En marzo de 1985, el presidente Reagan emitió la directriz sobre la Seguridad Nacional Nº 166, que incrementaba la ayuda militar, mientras especialistas de la CIA se reunían con sus homólogos del ISI cerca de Rawalpindi, Pakistán. Jane’s Defence Weekly (14 de septiembre de 2001) da la mejor perspectiva general: Los entrenadores venían de la mayor parte del ISI de Pakistán, que habían aprendido su oficio de Los Green Berets -boinas verdes- y los Navy Seals en varios centros de entrenamiento americanos. Esto explicaría la reticencia de la administración en dar cuentas por qué tanta gente sin cualificaciones obtuviera durante tanto tiempo visas para visitar nuestras acogedoras orillas. Mientras en Pakistán, «el entrenamiento en masa de los [fanáticos] afganos fue conducido por el ejercito pakistaní bajo la supervisión de los Servicios Especiales de élite... En 1988, con conocimiento americano, bin Laden creó al-Qaeda (La Base); un conglomerado de células semiautónomas de terroristas islámicos se extendió a través de unos 26 países. Washington hizo la vista gorda a al-Qaeda. Cuando el avión de Mohamed Atta se estrelló contra la torre norte del World Trade Center, George W. Bush y la niña de la escuela primaria en Florida hablaban de su cabra. La coincidencia ha querido que nuestra palabra «tragedia» venga del griego «tragos», que quiere decir cabra y «oide», canción. «tragedia = canción de cabra». Es altamente adecuado que este lamento, cantado en antiguas obras de sátiros, sea escuchado otra vez más en el momento exacto en el que fuimos golpeados por un fuego que venía del cielo, y comenzó una tragedia cuyo final aún no está a la vista.
Red Voltaire