POLITICA: CRITICAS DEL ARZOBISPO VILLALBA EN EL TEDEUM DEL 9 DE JULIO

Ministros de Kirchner no se dan por aludidos

A pesar de que la inoperancia de la política nacional también envuelve a los ministros del gobierno del Presidente Néstor Kirchner, ni él ni sus funcionarios se sintieron aludidos en las críticas del Arzobispo de Tucumán, Luis Héctor Villalba, durante el Tedéum del 9 de Julio.

21 de Julio de 2010
Como se ha vuelto costumbre -aunque con justa razón-, los pastores de la Iglesia Católica aprovechan las celebraciones para concitar la atención de los responsables de la conducción del país y ver si queda algo de vergüenza en sus expresiones. Este 9 de Julio no fue la excepción. “Como Cristo, hoy, al mirar a la Argentina, sentimos congoja. Como él también querríamos congregar a los excluidos de la sociedad por la pobreza, debida fundamentalmente a la desocupación”. Esto sostuvo el arzobispo de Tucumán, Luis Héctor Villalba, durante la homilía que pronunció en la Catedral durante el Tedeum por el 189º aniversario de la Declaración de la Independencia. El pastor pasó revista a las principales necesidades que padece la sociedad. “Están heridas nuestras familias porque en muchas de ellas el padre carece de trabajo y de una remuneración digna. Lo está la salud, por una atención cara y deficiente; también la educación, por docentes mal pagados y dificultades para la asistencia escolar. Está herida nuestra juventud, por la pérdida de esperanza y de posibilidades, y la ancianidad, porque está desprotegida. Están heridas nuestra Justicia por la pérdida de confianza, y la política, por la pérdida de credibilidad”, aseveró. En silencio, y sentado en la primera fila, el presidente, Néstor Kirchner; el gobernador -adicto al kirchnerismo-, José Alperovich, y su esposa, Beatriz Rojkés, escucharon a Villalba. Más atrás había funcionarios de ambos gobiernos -nacional y provincial- y estaba también el presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Provincia, Alfredo Carlos Dato. El vicepresidente Daniel Scioli fue el único que asintió con la cabeza, en señal de aprobación, algunos párrafos del discurso. Debilidad moral Los padecimientos sociales y económicos, según el prelado, son sólo la expresión de una profunda crisis moral. “Se ha olvidado la ley, que señala lo legítimo y reprueba lo ilegítimo... La crisis de las conciencias es como un cáncer maligno que, desde el interior mismo del hombre, destruye su relación con Dios y con los demás, y lo incapacita para una auténtica reconstrucción de la comunidad nacional mediante la obra de la verdad y de la justicia. La verdadera democracia exige que la moral informe la vida de la Nación”, recordó. Aunque puso énfasis en la congoja que produce la realidad, el arzobispo admitió que hay señales que generen optimismo. “Hay esperanza por las reservas espirituales de nuestro pueblo y por su generosidad. También porque muchos ciudadanos quieren alentar la ética y la honradez, así como construir una patria mejor. Han aumentado la conciencia social y la capacidad de iniciativas en la sociedad”, expresó. Villalba aclaró que todo argentino debe preguntarse hoy qué puede hacer por el país, tal vez intentando emular un recordado discurso de John Fitzgerald Kennedy : “La patria no comienza hoy con nosotros, pero no puede crecer y fructificar sin nosotros. Recibimos la patria como una tarea inacabada. Y nos toca seguir recreándola y construyéndola”, destacó. Pero ¿qué significa trabajar por la patria? Villalba no sólo formuló esta pregunta; también la contestó. “Implica no anteponer intereses personales o sectoriales y buscar el bien común, el del país, en particular el de esos hermanos nuestros que no llegan a vivir conforme a su dignidad de hijos de Dios”, precisó. Antes de pedir a la Argentina que se levante y camine, el arzobispo advirtió: “no se puede hacer una patria grande y noble con familias desintegradas”. Los ministros no se sintieron aludidos Los ministros de Néstor Kirchner salieron de la Catedral y aún les retumbaban las palabras del arzobispo Luis Héctor Villalba. “Está herida la política por la pérdida de credibilidad”, aseguró el pastor. “Es la visión de él. Nuestro Gobierno ha achicado mucho la distancia que existía entre la sociedad y la política”, aprovechó para decir burlonamente el jefe del Gabinete, Alberto Fernández. Al ministro del Interior, Aníbal Fernández, como siempre, le molestó que le preguntaran si los políticos habían perdido legitimidad, como sugirió Villalba. “No miren (por la prensa) o cuenten sólo lo que quieren contar. El habló de la política, de los formadores de opinión, en fin, sobre una sociedad completa, que comprende todo y de la que no se escapa tampoco la Iglesia”, manifestó. El ministro, como era de esperarse, tampoco se sintió aludido por el panorama que trazó el sacerdote. “El mencionó los que dijeron los obispos en enero de 2002 y en marzo de 2003, y nuestro Gobierno asumió en mayo de 2003. Quiere decir que estamos tratando de cambiar esa Argentina, sobre la cual hizo el diagnóstico (Villalba)”, expresó. Y luego agregó: “no existe enfrentamiento con la Iglesia para ustedes (por la prensa), para nosotros ni para nadie”. El ministro de Salud, Ginés González García, rescató la idea de Villalba de que la patria es una construcción inconclusa, pero intentó deslindarse de la sospecha de que parte de las palabras del prelado lo tuvieron como objetivo : las palabras al respecto de la division de la familia, seguramente alentadas por la política subrepticiamente pro-abortista que la Administración Kirchner lleva adelante, a través del fiel Ginés.
El Ojo Digital Política y La Gaceta de Tucumán