LA COLUMNA DE JORGE ASIS EN EL OJO DIGITAL: POLITICA

Débil 527, la "Mediocracia"

Jorge Asís examina -con ojo ácido- el espectro mediático y su relación con la Administración Kirchner : licencias eternamente prorrogadas de televisión y radio.

21 de Julio de 2010
Tío Plinio querido: Por una vez, habrá que admitir las coincidencias con el presidente Kirchner. Porque Kirchner tiene razón, cuando dice que la Argentina no puede tener un presidente débil. El problema, tío Plinio querido, es que Kirchner es débil. Su fragilidad conmueve de tan gigantesca. Es enternecedoramente debilucho. Blando y tierno, como un pan de leche. Ocurre que Vulgarcito se siente necesitado de indulgencia mediática. De cierto amparo, de acompañamiento positivo, de evaluaciones optimistas como un canto de Walt Whitman. Pobre hombre. Se encuentra sostenido, apenas, por la tolerancia especulativamente mercenaria de los mayoritarios medios tradicionales de comunicación. Y por el sugestivo tachín tachín de Artemiópolis. Está tan débil el César de neceser, que debió suscribir, olímpico y glacial, el decreto 527. Para ser precisos, el 527/05. Trátase, simplemente, de un decreto escatológicamente indispensable. Que se convierte en una de las decisiones más gravitantes de su gestión. Si es que podemos llamar gestión a sus dos años, agobiantemente dilatados, de imposturas bonapartistas, de retos a la bartola y arrebatos adolescentes envasados al vacío. Una colección de torpezas que signan, acaso, el éxtasis del momento más banal de nuestra maltratada historia. Trátase de un decreto, tío Plinio querido, el 527/05, que produce, al fin y al cabo, de manera equitable, tanto vergüenza como indignación. El 527 es la nueva hipocresía numerada. Es casi tan sustancial para la gestión como los alegremente venales subsidios al transporte, que tanto favorecen la vigencia deportiva de la marroquinería política. Ocurre que, en un severo arranque de sinceramiento republicano, por intermedio del 527 Kirchner decidió prorrogar, por otros diez años, y en uso de sus facultades preelectorales, las licencias de todos los canales de radio y televisión. Por lo tanto, con esta donación generosamente concesiva, ejecutada ante la cómplice impotencia parlamentaria, se oficializa, doblemente, la Mediocracia. Doble porque se consolida, en principio, el instaurado Gobierno de los Medios, que Aristóteles ni Grondona pudieron tratar. Y porque se instala, acaso para siempre, la cultura política de la mediocridad. Juéguele entonces nomás al 527, tío Plinio querido. Y consagremos el 20 de mayo del 2005, para festejarlo en adelante, con Tedeum y función de gala en Obras, todos los 20 de mayo. El Día de la Mediocracia Nacional. Con esta entrega inútilmente cesarista, Kirchner supone que puede garantizarse, en adelante, sin obstáculos imprevistos, un apoyo trascendente para la impostura de su plebiscitación contranatural. Las baterías blindadas de la comunicación, están perfectamente encuadradas. ¡Firmes! Canales, diarios y radios, ¡descanso! Todos adentro de la bolsa. Gracias al 527. Puede parafrasearse una canción de su infancia: "¿Y quién se mete/ con las ventajas del 527" Kirchner adquirió entonces, con la gloria sigilosa de su decreto imperdonable, la supuesta tranquilidad preelectoral, y cierto favoritismo plebiscitario, engañosamente bananero. Sin embargo, Vulgarcito, el débil, firmó, acaso sin siquiera sospecharlo, con el 527/05, su propia sentencia de fusilamiento. Si ya les entregó, a los próceres empresariales de los medios, hasta las nalgas caricaturales de su honor. ¿Qué otra cosa, en adelante, les podrán pedir? Cuando los empresarios de los medios, dignos próceres de marmol del Billiken del futuro, ya no tengan más ventajitas imaginables para sacarle, al primer atributo de vacilación y certificación de patética desnudez, no tendrán otra alternativa que convertirlo en charqui, hacer girones de sus innumerables flancos de vulnerabilidad y ponerlo a secar al sol. Por lo tanto, los abnegados próceres del Billiken, solemnes propietarios de canales de aire y de cable, los traficantes del "eter" (como decía el inigualable Carlitos Ginés), y los inescrupulosos supermercadistas del más grande diario de la prensa tradicional, hoy tienen, gracias al 527, que saltar de algarabía. Y rendir culto al vulgarcitismo fundamentalista. Aparte, en un país sin clima, sin siquiera atmósfera de negocios privados, con una actividad económica deprimente y degradada, con el Gorro Frigio del Estado como publicista principal, hablar de iniciativa privada, o de construcción de capitalismo, en adelante, se convierte, menos que en una truchada, en un agravio a la lucidez. Así que vayan las más perversas felicitaciones de JorgeAsísDigital a los más grandes Mediócratas de la Argentina. Al señor Héctor Magnetto, aquel pudoroso tenedor de libros de Chivilcoy. Al señor Daniel Hadad, nuestro próximo Berlusconi de bajas calorías. Y un tanto más distante, al señor Ávila, el audaz que se atrevió a privatizar la idea del fútbol. Felicitaciones entonces, a los Mediócratas, porque ya tienen las leyes culturales a medida, y pueden disfrutar de las pautas publicitarias del Gorro Frigio del Estado que los mantiene, y aparte ya tienen aseguradas sus pertenencias, por el 527, casi a perpetuidad. Felicitaciones porque consiguieron, nuestros insaciables Mediócratas, que Vulgarcito hipoteque la política de comunicación de los sucesores. Es decir, la catástrofe del kirchnerismo, en adelante, ya no será tan sólo una anécdota piadosamente prescindible de la historia. Porque deja, para la posteridad, una imposible estructura comunicacional legitimada, por lo menos, por los próximos cuatro mandatos. Sin embargo, tío Plinio querido, estas líneas deben ser simultáneamente leídas y olvidadas. Porque sólo algún bonzo de amianto, en adelante, podrá tratar el asunto. Adivinará perfectamente los hondos motivos de silencio del 98 por ciento de la clase dirigente. A todos, en definitiva, les conviene adherir a la interpretación admisiblemente oficial. Y podrán anotarse, sin remordimientos nocivos, en el corso prostibulario de la prensa independiente. Tampoco espere que de esto hable, aunque sea en los boliches, algún diputado de osadía regulada. Y hasta los cableros vocacionales que alquilan los espacios tendrán que cuidarse, y guardar el silencio como si fuera una culpa familiar. A ver si todavía Albistur, o el propio Albertito, no autorizan el avisito que permite respirar, y simular que ejercitan, aún, el periodismo. Por lo tanto, alegrémonos porque gracias al decreto 527, los próximos cuatro mandatos presidenciales están también hipotecados. De manera que, cualquier estadista que pretenda postularse para comandar la debacle inexorable del postvulgarcitismo, tendrá que someterse al criterio decisorio de los dos personajes más poderosos de la Mediocracia. Los citados Mediócratas Héctor Magnetto y Daniel Hadad, que se llevan, por ahora, como Thompson y Williams. Aunque seguidos, a cierta respetable distancia, por algunos estelares próceres de reparto, como el negro Ávila, y más atrás Daniel Vila, la señora Piti Herrera, el Pergolini que se ganó la eternidad hasta el 2035, el Rulo Moneta, el inmortal Manzano, y ya en el fondo, mucho más atrás, acaso donde amenazan con juntarse las paralelas, el último prócer, don Julio Ramos. En fin, tío Plinio querido, habrá que resignarse y finalmente tratar de pasarla bien con la dictadura de la Mediocracia. Habrá que aceptar, incluso, que aparte se dispongan a agraviar la inteligencia del semejante. Y que los Mediócratas puedan pensar que los argentinos, en bloque e individualmente, son globalmente otarios. Habrá que tolerar que presenten, para colmo, tanto kirchneristas y mediócratas, la ignominia del decreto 527/05 como un logro importante para la libertad de expresión. Para modernizarse con televisión digital y pensar estrategias a largo plazo. Habrá que tomar, en definitiva, como un hecho cotidiano, el agravio sistemático a la inteligencia. Y decirnos mil veces, hasta convencernos, que Vulgarcito no es débil, Vulgarcito no es débil, Vulgarcito no... Dígale a tía Edelma que no se asuste porque ya no hablo más.
Jorge Asís Digital