LA COLUMNA DE JORGE ASIS EN EL OJO DIGITAL: POLITICA

Cruciani 2007

Por temor a Cruciani acuerdan Kirchner, Solá y Duhalde, mientras se apura el pacto entre Macri y López Murphy.

21 de Julio de 2010
¿Quién le teme a Julio Cruciani? La densa monotonía espiritual de la política argentina, de repente se quiebra por el anuncio del lanzamiento del prestigioso Juez Julio Cruciani. ¿Y quién lo va a parar? En efecto, en una decisión conmocionante, que modifica la cosmovisión aplanada de la actualidad, el popular doctor Cruciani abandona los montones de expedientes de su despacho de la justicia, para incursionar, en adelante, como diría Menem, en "el mundo de la política". En principio, distintos sectores vecinalistas, medularmente trasversales y patrióticamente alucinantes, sirven de apoyo para catapultar, al magnánimo señor Juez, como candidato en la provincia de Buenos Aires. Y para diseñar estratégicamente las ínfulas de un proyecto presidencial. Cruciani 2007 Semejante proyecto colectivo, sobre la premisa de "Cruciani conducción", altera ostensiblemente el tablero depresivo de la política doméstica. Un escenario caracterizado, en fin, por la medianía. Y por el vuelo intelectualmente subterráneo de sus referentes. Ante todo, el doctor Julio Cruciani es un Perro de Madera, del 34. Trátase de un septuagenario elegante, poco más alto que un petiso. Un socialista sentimentalmente hereditario, que suele seducir auditorios, incluso, masculinos. Con la destreza de su "tempo oral", con las anécdotas paternas y con sus impecables papillones televisivos que los incultos denominan, aún, "moñitos". Para colmo, Cruciani es par astrológico de Moisés Ikonikoff, su habitual interlocutor en La Biela. También lo es de Sofía Loren, y del general embajador Martín Balza. Por supuesto que, apenas con el elemental amague de su postulación, se produjo una contagiosa "crucianomanía”. Fue un acontecimiento político de inconmensurable magnitud en el conurbano bonaerense. Sobre todo en el distrito sustancial de La Matanza. Téngase en cuenta que Balestrini, el alcalde desacomodado, fue el primero en manifestar su alarmante preocupación. Cuentan que el caudillo matancero expresó su inquietud, telefónicamente, ante Felipe Solá. Y que hasta se atrevió a consultarlo al Muñeco Pierri, en una visita al refugio de su papelera que supo depararle montañas de millones. - Para mí -dijo Pierri-, tiran el nombre de Cruciani para generar terror y hacer un desparramo. Para asustarte, Balestrini. Ahora, eso si, si Cruciani baja a caminar el territorio, los puede empomar a todos. Ocurre que el Juez Cruciani goza de un monumental predicamento en la totalidad de los decisivos cordones del conurbano. Por lo tanto, su uniforme popularidad, admirablemente multiclasista, asociada a la penetración de su credibilidad, trasciende todos los caminos que se desparraman desde la Ruta 2, a la altura del Distribuidor Echeverri. Por lo tanto, su contundencia persuasiva llega hasta Maipú y Mar del Plata, como hacia Pilar o Luján, acaso Dolores y Carlos Casares, y ni hablar de Olavarría, Chivilcoy, Bragado, Quilmes y San Nicolás. Por supuesto, por intermedio del desbordado Felipe Solá, pronto tomó conocimiento el presidente Kirchner, aunque estaba al tanto por las abultadas carpetas reservadas que le entregaba diariamente Larcher y que producía Jaimito. Es sabido que el mandatario es un portador sano de plebiscitación. Y a esta altura no puede arriesgar su carísima construcción de poder, y permitir que un imprevisto, por ejemplo, como la promisoria postulación de Cruciani, entorpezca la dimensión de su objetivo. Entonces Vulgarcito captó, de inmediato, que con Julio Cruciani en el fango del armazón de los 120 distritos, se le modificaba ya no sólo el cuadro situacional de la provincia. Le surgía, explícitamente, con Cruciani, un contrincante de fuste para el 2007. Eso sí, en el caso que accediera al clamor de sus aterrados funcionarios, y decidiera, eventualmente, aceptar la súplica de la sociedad para que se lance a ser reelecto, y así proseguir la edificación de la "nueva política en un país en serio". Por lo tanto, Vulgarcito convocó de inmediato en su despacho, en primer lugar a Zanini. Y después al Kunkel del eterno traje beige. También a Dovena y, porque es el único que tiene un poco de calle, a Salvini. Al evaluar la flamante situación, coincidieron en que, con el Juez Cruciani en la pugna, no podían jugar, de ningún modo, a la señora Cristina. Como notable exizquierdista paranoico, Kunkel sugirió -según nuestras fuentes- que Cruciani podría ser, en el fondo, un quintacolumnista de Duhalde. Y hasta se atrevió a deslizar la posibilidad de enviarlo a D Elía y Braga Menéndez a La Biela, para provocarlo. Sin embargo, como Vulgarcito es un ansioso de acción prolongada, manijeado por Kunkel se decidió directamente a consultarlo a Duhalde. Aunque desconocían en qué lugar del mapa vacacionaba Duhalde, ya que disfrutaba de merecidas vacaciones permanentes mientras se entregaba a ensoñaciones geopolíticas, matizadas con algún regreso esporádico al San Juan Tenis Club. Por teléfono satelital finalmente pudieron ubicar a Duhalde, en un celular de Rusia. Trascendió que Kirchner, con la desequilibrada precocidad del desesperado, después de saludarlo le transmitió a Duhalde la conmocionante novedad. - Eduardo, se larga Cruciani en la provincia... ¿No será tuyo Cruciani? ¿no? - No, qué va a ser mío -respondió Duhalde-. Me das una mala noticia. ¿Estás seguro que se larga Cruciani? Justamente Duhalde había sido localizado en un spa de San Petersburgo. Recostado de espaldas sobre una camilla, y con el torso descubierto, succionaba su clásico caramelo de madera (ligeramente espolvoreado con azúcar impalpable), mientras un cosaco de brazos inquietantes se disponía a masajearlo con un método similar al "reiki", pero caucasiano. - Sí, Cruciani se larga, Eduardo -dijo Vulgarcito-. El Juez Cruciani renunció a la justicia para hacer política, así que ahora cambia completamente el panorama, se nos complica. Tenemos que dejarnos de joder con nuestras diferencias y arreglar ya... Por Felipe no te hagás problemas, porque hace lo que yo le digo. Encargate vos del histórico renunciamiento de Chiche. - Me diste una noticia terrible, Néstor, fue muy fuerte lo de Cruciani. Ocurre que el Juez Cruciani con su popularidad nos emboca, no te imaginás el predicamento que tiene en Luis Guillón, en Rafael Calzada, ni hablar en Avellaneda, sobre todo en el Dock Sud... - Eduardo, me parece que tenemos que arreglar nosotros, con Felipe adentro. Tenemos que ir todos juntos contra Cruciani. Con Cristina y con Chiche, a la que estimo tanto... Que tengamos enfrente la alianza de López Murphy y Macri vaya y pase, son dos perdedores acostumbrados, y hasta ahí la podíamos bancar desunidos. Vos con el "pejotismo" y yo con el frente por afuera. Incluso podíamos bancarla aunque se les agreguen los menemistas, o Sobisch. No pueden armar ni un mecano. Sin embargo con Cruciani también en la cancha se nos va a complicar la presidencia del 2007, por eso me permití molestarte en tus vacaciones... - Hiciste bien, Néstor, no hay problema -dijo Duhalde-. Si Cruciani abandona La Biela y se larga a caminar la provincia, perdemos los dos. Por lo menos el lanzamiento de Cruciani produjo, en el peronismo gestual, el positivismo del acuerdo. Aunque los referentes jamás van a tener la grandeza de reconocer que, si se unieron, fue exclusivamente por el temor al crecimiento potencialmente desmesurado del jurista. Triángulo de presidenciables Simultáneamente, el revolucionario lanzamiento político del Juez Cruciani precipitó el acercamiento entre el Chancho Macri y el Gato López Murphy. Según nuestras fuentes, en cuanto Macri se enteró que Cruciani planificaba su aterrizaje en la provincia, comprendió que no había mayores posibilidades para él. De manera que lo más aconsejable era acceder a las súplicas de Malú Kikuchi y ajustar también su pacto con López Murphy. Por intermedio del consultor todoterreno Patricio Lombardi, Macri ya había acordado estratégicamente con Sobisch. Sin embargo, la inminente postulación de Cruciani lo impulsaba a acordar tácticamente, y de una vez por todas, con el bull dog que maullaba, con López Murphy. De pronto, Macri se sintió en medio de una vorágine triangular de presidenciables de mesas de saldos. Los tres, Macri, López Murphy y Sobisch, se imaginaban con la banda puesta aunque carecían de votos, incluso, entre sus familiares. Macri se sentía en el vértice central. En otro de los vértices se encontraba Sobisch, alias Frank Sinatra, y en el otro López Murphy, el Gato. Ambos se despreciaban con énfasis. Incluso López Murphy había activado intensamente contra Sobisch, en alocada alianza con Rajneri, el enemigo principal que se encarga de trozar cotidianamente al gobernador neuquino, aunque lo llamen Frank Sinatra. Pero fue una necesidad de alta política, como ser la obstrucción del paso triunfal de Cruciani, que movilizó a Macri para dejarse convencer por López Murphy. Y en adelante, para convencerlo a López Murphy acerca de la indispensabilidad de arreglar con Frank Sinatra. Y tratar de persuadirlo a Rajneri para que deje de masacrarlo diariamente al gran cantor. Se lo llama Sinatra a Sobisch porque suele dirigirse a su auditorio de comensales como si cantara. Camina el estadista con un micrófono manual entre las mesas, o acaso entre los pasillos de las plateas, como si en cualquier momento estuviera por lanzarse a cantar "Nueva York/ Nueva York". Entonces, la reunificación del centro derecha es otra consecuencia positivamente clarificadora de la postulación de Cruciani. Aparte de generar el acuerdo en el peronismo, el lanzamiento de Cruciani precipitó el reacomodamiento y las concesiones de los presidenciables virtuales de mesa de saldos. Tal es así que el 25 de mayo, en Barracas, en aquel límite culturalmente impreciso entre la provincia de Buenos Aires y la capital, se consumará el matrimonio político por el que tanto supo bregar la señora Malu Kikuchi, entre Macri y López Murphy. Un reacomodamiento que es, en definitiva, un mensaje inquietante no solamente para el oficialismo peronista. Es una manifestación de fuerzas para acotar, sobre todo, los arrogantes ímpetus presidenciales del Juez Cruciani, que se planta como un animador insoslayable de la política nacional y con un proyecto colectivamente superador de "falsas antinomias y fragmentaciones atrasantes".
Jorge Asís Digital