POLITICA: ANALISIS DE GUILLERMO CHERASHNY

La oscura trama de las coimas pedidas a las empresas extranjeras en la Argentina

El periodista Guillermo Cherasny adelanta parte de lo que declarará ante la Justicia el próximo miércoles 18, relacionado con los "retornos" solicitados a una empresa estadounidense desde funcionarios de segunda línea en el Gobierno Argentino. El affaire se había iniciado semanas atrás, luego de una publicación del reconocido columnista Joaquín Morales Solá en el matutino La Nación.

21 de Julio de 2010
Dos de los protagonistas principales de este relato son Horacio Ahumada y Patricio Ricardo Testorelli, antiguos compañeros en la función pública desde tiempos en que la administración de las políticas energéticas eran dirigidas por Carlos Bastos -obviamente, en la etapa del menemismo-. Testorelli optaría luego por trabajar en el sector privado, apuntando a las filiales de AES (The Global Power Company) en la Argentina. Existe cierta persona que podría arrojar más luz sobre estas cuestiones, pero cabe aclarar que por estos días vive encerrada en San Antonio de Areco, pagando culpas propias y ajenas. Lo cierto es que con Daniel Cameron en la Secretaría de Energía, el teléfono rojo entre Ahumada y Testorelli funciona muy bien, especialmente porque se debe obtener a toda costa la renegociación del contrato de la Empresa Distribuidora de La Plata S.A. (Edelap), una empresa de electricidad ciertamente pésima que AES nunca llegó a emprolijar. AEA además es controlante de EDN y EDS, sitas en la Provincia de Buenos Aires; genera electricidad en San Nicolás, para lo que instaló una central Mitsubishi de ciclo combinado; pero en los ambientes políticos se la recuerda por la nada transparente intervención que tuvo en el proyecto sanjuanino Caracoles 2 (cuya ejecución Techint arrebató nada menos que a Pescarmona y Cartellone). Cameron y Ahumada aceptaron presentar a Edelap ante la Unidad de Renegociación y Análisis de Contratos de Servicios Públicos, que dio origen a un muy beneficioso acuerdo para la eléctrica, en días en que el gobierno de Néstor Kirchner necesita demostrar que va en vías de normalizar la absurda relación que insiste en mantener con las llamadas "privatizadas". Lo cierto es que nada está en vías de normalizarse, pero la obligación por estos días consiste en emitir señales que el G-7 pueda recibir como positivas, a la hora de favorecer a una renegociación con el FMI. Por algún motivo, Fernando Pujals -o probablemente algún colaborador suyo en Edelap- acordó con Testorelli una suma en concepto de honorarios para terceros -de acuerdo a las afirmaciones de Cherasny-, que luego de una fiesta neuquina, sufrieron un aumento intempestivo porque el contrato también debía aprobarse en el Congreso de la Nación, y aquí las cosas se complicaban en extremo... Pero cabe aclarar, los sórdidos ribetes relacionados con estas cuestiones deberían tratarse directamente con el norteamericano Paul Hanrahan, director de la empresa desde junio de 2002 y actual CEO (Chief Executive Officer). Hanrahan -oficial de primera línea del submarino nuclear USS Parche, el submarino con más condecoraciones de la US Navy y egresado de la Harvard Business School- ha manejado los negocios de la compañía en Asia, Europa y Latinoamérica, y sin lugar a dudas, podría aportar interesante información relacionada con la instalación hidroeléctrica Caracoles 2. Al parecer, a Hanrahan algo no le cerró de lo que le contaban desde la Argentina y trató el asunto de los "retornos" con Roger Noriega, nada menos que el Secretario de Estado para Asuntos Latinoamericanos, quien acto seguido descargó su furia contra Lucio Gutiérrez, el embajador en la Argentina que sólo envía buenas noticias de un país que no produce tantas buenas noticias. ¿Pudiera ser que Lino envidiara los conchabos post-diplomáticos que oportunamente consiguieron Terence Todman, James Cheek y hasta el mismísimo consultor James Richard Walsh? En cualquier caso, no existen dudas de que abundaron las negociaciones, y en ese interín tuvo lugar la aparición de un notable periodista (Joaquín Morales Solá) quien obtuvo alguna información, y luego la publicó. Aunque acto seguido todos se pusieran de acuerdo y dijeran que tal información se desmintiera... y aqui no pasó nada. El tema -siempre según Cherasnhy- cobró vuelo cuando en el bloque del PJ el cuestionado congresista salteño Juan Manuel Urtubey (el mismo que incluyó el grupo Talcahuano que integraba el gobernador Sergio Acevedo, en su denuncia por pago de sobresueldos en el Congreso), intimó a obtener en 24 horas la aprobación del contrato de Edelap. El bonaerense Daniel Basile sentenció que no le parecía lógico que el Congreso tomara parte en tal aprobación. Lo justo sería que Alberto Fernández utilizara los "superpoderes" oportunamente otorgados para confirmar semejante contrato (y así evitar que el Congreso pagara los costos políticos si la cuestión se saliera de madre). O bien Urtubey o bien Graciela Camaño -curiosamente, harto dócil para la oportunidad- no dudaron en sugerir que los superpoderes de Alberto Fernández estaban sufriendo "el efecto de la kriptonita verde", o que sencillamente se estaban desgastando. En definitiva, se autorizó a Basile a faltar de la sesión donde los otros fueron a levantar sus brazos y cumplir con los pedidos de Alberto Fernández. Pero lo interesante del caso es que la historia de AES no es la única que se toma como ejemplo a la hora de buscar el origen de las versiones de corrupción a la moda kirchnerista. Telefónica, Edenor, Edesur y Monsanto son protagonistas de los diálogos relacionados con las coimas o retornos que la "nueva política" exhibe por estos tiempos. Tal vez no haya que esperar mucho para conocer los detalles profundos de esta práctica non-sancta a la que la ciudadanía argentina ya se ha acostumbrado... y cualquiera sea el Presidente de turno.
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