LA COLUMNA DE JORGE ASIS EN EL OJO DIGITAL: REFLEXIONES SOBRE LA LIBERACION DE LA POLEMICA EX FUNCIONARIA

María Julia Alsogaray, la libertad de una presa política

En general, es una noticia estupenda, cuando un preso político recupera la libertad. Que María Julia era, hasta hoy, una virtual presa política, lo demuestran todos aquellos que, para explicar las razones de su irritante libertad, se obstinan en difundir las más precarias visiones conspirativas.

21 de Julio de 2010
Porque suelen ser muy cómodas. Pueden ajustarse perfectamente los hechos a la exacta medida de la propia interpretación. Por lo tanto, como meros víctimas de la acumulación informativa, abundan los que siempre quieren descubrir alguna razón oscura. Por la infinita capacidad para la elaboración de fantasías, no pueden percibir el encanto de los hechos banales. Ocurre que, en la sociedad del espectáculo, condicionada por el vulgarismo mediático, finalmente se impone, siempre, la síntesis de las imágenes. Y con una facilidad estremecedora se asiste al formidable desfile de los lugares comunes. Que se deslizan, a través de dadores voluntarios del rumor, con la contundencia de razonamientos incuestionables. Ante todo, referirse a la libertad de María Julia Alsogaray, significa hablar de la arbitrariedad humillante de su prisión. Humillaciones que María Julia supo soportar con una entereza conmovedora, mientras asistía a la declinación lenta de sus padres. Con la sociedad global en contra, y apenas acompañada de un fuerte núcleo familiar, y algunos pocos amigos, los suficientes. Y precisamente son las teorías justificatorias que intentan explicar su libertad, y que se divulgan con el cinismo elitista de los informados, las que consolidan la idea efectista del comienzo : Que en el fondo, la señora María Julia Alsogaray fue una presa política. Porque, ¿quién no escuchó que a María Julia la habían dejado sola? Que estaba presa porque la corporación política, que contaba con un misterioso sistema de protección, la había abandonado. Un lugar común repetido hasta el hartazgo, que dejaba mal parada a la justicia y legitimaba la idea de su prisión política. O la interpretación mayoritaria, frecuentada por innumerables de argumentación estructurada, que no vacilaban en difundir, en mesas, off the record, que la señora María Julia Alsogaray estaba presa, en el fondo, por no ser peronista. Aceptaban entonces mansamente lo que no podían admitir. Que más allá de devaneos jurídicos, había que tratarla simplemente como una presa política. Y hay otros razonamientos peores, que apuntan a un sistema de venalidad judicial que ni siquiera debería ser esgrimido. Las razones incuestionablemente políticas de su detención, al fin y al cabo, también están presentes cuando se intenta explicar el logro justamente repentino de su libertad. Ahora, los que saben, los conspiradores permanentes prefieren divulgar que la señora María Julia Alsogaray se encuentra libre porque arregló con el gobierno de Kirchner, para enlodarlo a Menem. ¿Quién no lo escuchó? O que la libertad es el precio "por haber prendido el ventilador". Sin ir más lejos, del conglomerado de periodistas que se amontonaba hace un rato en la casa de Junín, salió una pregunta para Alvarito, su hermano. ¿Su hermana está libre porque prendió el ventilador? Sugerir imbecilidades semejantes significa aceptar que, en definitiva, aquí nadie cree en la justicia. Que muy poco tiene que ver, en su caso emblemático, la justicia con fluor, con la que tantos se lavan los dientes. La cuestión es que la señora María Julia Alsogaray está otra vez al acecho. Que se la bancó, con la sublime arrogancia de la dignidad. Y que sus contreras, ahora, se la banquen.
Jorge Asís Digital