INTERNACIONALES: PETER BROOKES

Homicidio de Fakhrizadeh aumenta preocupaciones en torno del programa nuclear de Irán

Se asiste hoy a un nutrido debate en torno al asesinato, registrado pocos días atrás, del infame científico...

09 de Diciembre de 2020

 

Se asiste hoy a un nutrido debate en torno al asesinato, registrado pocos días atrás, del infame científico nuclear iraní Mohsen Fakhrizadeh, a quien algunos consideraban la principal figura del programa atómico de ese país. No obstante, queda poco margen para el debate, al apuntarse el hecho de que el homicidio del personaje -perpetrado en las calles de una ciudad iraní- mantiene relación con las preocupaciones frente a la dirección que cobraba el programa nuclear de la República Islámica -y al involucramiento del citado científico en el mismo.

Irán, Homicidio del científico nuclear Mohsen FakhrizadehCierto actor doméstico o extranjero, probablemente, Israel, duplicó esfuerzos para montar un sofisticado ataque contra el vehículo a prueba de balas de Fakhrizadeh, quien se trasladaba en un convoy el 27 de noviembre; el evento involucró armas de fuego y explosivos. Semejante ataque necesariamente remite a un esfuerzo significativo -y a un compromiso de igual magnitud-, al ejecutarse en un Estado policial como Irán.

Mientras que aún se desconocen -y acaso jamás se sepan- las motivaciones detrás del magnicidio, informes recientes invitan a aumentar las citadas preocupaciones.

En efecto, y de acuerdo a un informe presentado en el mes de noviembre por parte de la Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA), organización de Naciones Unidas responsable por el monitoreo del programa nuclear iraní, Teherán ha violado flagrantemente el Plan Abarcativo de Acción Conjunta (JCPOA) de 2015, en no pocos apartados:

 

  • En torno de los 2.443 kilos, el stock de uranio de bajo enriquecimiento se sitúa hoy en 12 veces la cantidad permitida bajo el citado convenio (que es de 203 kilogramos). El uranio de bajo enriquecimiento puede ser potenciado para obtener cantidades de uranio altamente enriquecido, necesario para el desarrollo de armas nucleares.
  • Asimismo, Teherán también enriquece uranio al 4.5%, cifra superior al límite tolerado de 3.67%, y convenido en el acuerdo nuclear. Previamente, Irán había enriquecido uranio al 20%, multiplicando las preocupaciones en torno de su capacidad para producir uranio de alto enriquecimiento, del 90%, para ser eventualmente empleado en armas. 
  • En su complejo subterráneo de Natanz, Irán ha comenzado a instalar más centrifugadoras que las permitidas por el acuerdo. Esta novedad habilitaría a Irán a producir más cantidades de material fisible, rápidamente.
  • En igual sentido, el régimen continúa eludiendo su responsabilidad, al no lidiar con las preocupaciones de la AIEA en torno de sus actividades nucleares, y frente al material hallado en instalaciones no declaradas. Esta maniobra obstruccionista llama a preguntarse seriamente por los compromisos de no-proliferación iraníes, y también frente a sus intenciones.

Entonces, ¿qué significan estos datos?

De acuerdo a un análisis, como mínimo, esto significa que el 'punto crítico' de Irán -esto es, el lapso que le demandaría producir la cantidad suficiente de material fisible para construir una bomba hoy mismo- se ubica entre los tres y cuatro meses para obtener su primer arma, y entre cinco y medio meses para producir una segunda.

Naturalmente, el programa nuclear iraní había previsto que el tiempo que a Irán le llevaría consolidar ese objetivo sería de un año o más, si Teherán hubiese cumplido en un ciento por ciento con los requisitos del convenio atómico, previo a que las restricciones impuestas al enriquecimiento de uranio expiraran.

Sin embargo, al tomarse en consideración el informe cuatrimestral de la AIEA, ese lapso podría ser mucho menor.

El recorte en los tiempos permitiría a Irán apresurarse en la construcción de un arma nuclear en secreto, previo a que las partes integrantes del convenio nuclear (Rusia, China, el Reino Unido, Francia y Alemania), y otras partes interesadas como los Estados Unidos, Israel y los Estados del Golfo, puedan descubrirlo. O, más importante, reaccionar frente a semejante desarrollo.

Por cierto, Irán declama que su programa nuclear observa objetivos pacíficos. Pero la muerte del citado científico atómico, en conjunto con el informe AIEA de noviembre, consignan que el programa nuclear de esta nación podría -una vez más- comportar otra naturaleza, no necesariamente pacífica.



Artículo original, en inglés

 

Sobre Peter Brookes

Es Analista Senior en temáticas relativas a seguridad nacional en la Fundación Heritage, Washington, D.C. En la actualidad, Brookes ejerce su tercer período como miembro designado en el congreso estadounidense de la Comisión de Revisión de Seguridad y de Economía entre Estados Unidos y la República Popular China. Anteriormente, se desempeñó en la Administración del ex presidente George W. Bush como secretario adjunto de Defensa para Asuntos de Asia y del Pacífico, en donde fue responsable por la política de Defensa de EE.UU. de 38 países y cinco alianzas bilaterales en el continente asiático.