INTERNACIONALES: PHILIP GIRALDI | REALPOLITIK

Estados Unidos: los neoconservadores, llamados a unirse al nuevo gobierno

Donald Trump tuvo grandes problemas en sus campañas de 2016 y 2020, a raíz de los autoproclamados conservadores...

13 de Noviembre de 2020


Donald Trump tuvo grandes problemas en sus campañas de 2016 y 2020, a raíz de los autoproclamados conservadores que marcharon abrazados a la consigna #NuncaTrump (#NeverTrump), presumiblemente en oposición a las intenciones del actual presidente de poner fin -o de, al menos, morigerar- el rol estadounidense en las guerras de Oriente Medio y Asia. En general, esos individuos son descriptos como neoconservadores, pero la etiqueta suele ser un elemnto distractivo, por cuanto podría ser catalogado, de modo más certero, como progresistas pro-guerra, dado que se exhiben mucho más cercanos a los Demócratas que a los Republicanos, en el tratamiento de temáticas sociales. Por estas horas, calientan motores, mientras la nueva Administración Joe Biden se prepara para hacerse cargo del gobierno.

Estados Unidos, Fraude electoral, Neoconservadores, Hillary Clinton, Victoria NulandSin dudas, algunos neoconservadores se mantienen junto a los Republicanos, contándose entre ellos al muy controvertido Elliott Abrams, quien inicialmente se opuso a Trump, pero ahora es el personaje central a la hora de lidiar con Venezuela e Irán. Según se ha comentado, la reconversión de Abrams tuvo lugar cuando éste se percató de que el entonces nuevo mandatario se abrazó genuinamente a la recurrente hostilidad contra Irán, tal como fuera ejemplificado en la clausura del Plan Abarcativo de Acción Conjunta (JCPOA) y el asesinato del general iraní Qassem Soleimani en Bagdad. John Bolton también era un neoconservador implantado en la Casa Blanca, aunque él hoy se presenta como un enemigo del presidente, tras ser despedido; y también publicó un libro de su autoría.

Aún cuando los neoconservadores del #NuncaTrump no tuvieron éxito al momento de intentar obstaculizarlo en 2016, han mantenido su relevancia, al reposicionarse más cerca del Partido Demócrata, espectro de donde emergieron en los años setenta, en el despacho del Senador de Boeing, Henry 'Scoop' Jackson. Un número de ellos iniciaron sus carreras políticas allí, y entre los mismos también se cuenta al neoconservador Richard Perle.

Nada tendría de descabellado sugerir que el movimiento neoconservador ha renacido hoy, aunque su enemigo es hoy el poco confiable Partido Republicano bajo control de Trump, antes que Saddam Hussein o el ayatolá Khomeini, tiempo atrás. La transición también ha sido empujada por un cambio más agresivo registrado entre los propios Demócratas, con el RussiaGate y otros relatos sobre 'interferencia extranjera', que se endilgan al fracaso de los Demócratas en 2016. Dada esa recíproca hostilidad evidenciada hacia Trump, las puertas de los medios otrora progresistas se han abierto ahora de par en par, para recibir a pretendidos 'expertos' en política exterior que desean 'restaurar una suerte de heroica política de seguridad nacional y exterior'. Elliot A. Cohen y David Frum son columnistas de primer renglón en el medio the Atlantic, mientras que Bret Stephens y Bari Weiss trabajaron juntos en el New York Times previo a la renuncia de Weiss. Jennifer Rubinwhien en 2016 escribió: 'Es hora de tratar un tema de índole moral: si acaso Trump es el diablo reencarnado', es columnista regular en The Washington Post, mientras que tanto ella como William Kristol aparecen con frecuencia en la cadena MSNBC.

El principio unificador que vincula a numerosos neoconservadores partidarios del Estado de Israel es, por cierto, la defensa incondicional de Tel Aviv y de todo lo que su gobierno hace, lo cual los lleva a respaldar una política americana de supremacía militar global, que ellos entienden, inter alia, fungirá como paraguas de seguridad para el Estado judío. En el mundo post 11 de septiembre, The Weekly Standard -publicación neoconservadora por antonomasia- inventó el concepto de 'islamofascismo', para justificar las guerras interminables en Oriente Medio, desarrollo que ha puesto fin a la vida de millones de musulmanes, destruyó al menos a tres naciones, y le ha costado al contribuyente estadounidense más de US$ 5 billones. La conexión israelí también ha resultado en el respaldo, de parte de los neoconservadores, de una agresiva política exterior contra Rusia, dado su involucramiento en Siria, y también ha llevado a los reiterados llamados americanos a atacar a Irán, y a destruir a Hezbolá en el Líbano. En la Europa Oriental, la ideología neoconservadora y sus ideólogos han buscado, agresviamente, la 'promoción de la democracia' que, de manera no casual, siempre ha sido el objetivo político exterior del Partido Demócrata.

Los neoconservadores están involucrados en un sinnúmero de fundaciones, en donde la más prominente es la Fundación para la Defensa de las Democracias (FDD), financiada por empresarios multimillonarios de origen judío. FDD es liderada hoy por el ciudadano canadiense Mark Dubowitz, y se ha informado que el grupo recibe instrucciones de parte de funcionarios en la embajada israelí en Washington. Otros destacados espectros neoconservadores son el American Enterprise Institute (AEI), que hoy le sirve de base a Paul Wolfowitz, y la Escuela para Estudios Internacionales Avanzados (SAIS) en la Universidad Johns Hopkins. La oposición neoconservadora ha trabajado contra Trump en los últimos cuatro años, pero se ha tomado su tiempo y ha consolidado novedosas alianzas, esperando para lo que percibían como el inevitable cambio de régimen en Washington.

Esto ha llevado a los neoconservadores a hacerse de posiciones de relevancia en agencias vinculadas a la Defensa y la Inteligencia, que próximamente se confirmarán. En apuntes pasados sobre el revival de los neoconservadores, quien esto escribe ha calificado al nuevo mundo que aquéllos intentan modelar como 'Kaganato de Nulandia', tomado el nombre de dos prominentes aspirantes a neoconservadores, Robert Kagan y Victoria Nuland.

Robert fue uno de los primeros en subirse al vagón del #NuncaTrump ya en 2016, cuando respaldó la candidatura de Hillary Rodham Clinton, y al ofrecer una ponencia en un acto recaudatorio para la campaña en favor de la mencionada. Allí, la emprendió contra la tendencia 'aislacionista' del Partido Republicano auspiciada por Donald Trump. Su esposa, Victoria Nuland, quizás es más conocida que él. Ella fue la fuerza impulsora de todo esfuerzo tendiente a derribar al presidente ucraniano Viktor Yanukovych. Yanukovych, un conocido autócrata corrupto, irónicamente llegó al puesto luego de registrarse elecciones libres. Nuland, por entonces Secretaria de Estado para Asuntos Europeos y Asiáticos en el Departamento de Estado, ofreció amplio apoyo para las manifestaciones ciudadanas de la Plaza del Maidán que se oponían al gobierno de Yanukovych, y ese esfuerzo incluyó apariciones en medios, donde ella misma se mostró repartiendo galletitas a los manifestantes, alentándolos a que mantuvieran la protesta.

Protegida de Dick Cheney y Hillary Clinton, Nuland propició abiertamente un cambio de régimen en Ucrania, respaldando sin tapujos a los opositores al gobierno, a pesar del hecho de que Washington y Kiev mantenían relaciones ostensiblemente amistosas. Sus esfuerzos cobraron forma en un presupuesto de US$ 5 mil millones, aunque acaso ella haya alcanzado la fama por su lenguaje grosero al referirse al potencial rol europeo a la hora de administrar la turbulencia social que ella y el think tank National Endowment for Democracy habían ayudado a crear. El reemplazo del gobierno en Kiev solo fue el preludio de una aguda ruptura y de un conflicto que escaló, intentando luego Moscú resguardar los intereses rusos en Ucrania -particularmente en Crimea.

Y, más allá del cambio de régimen en sitios tales como Ucrania, el entonces presidente Obama no tuvo empacho cuando llegó la hora de disparar las primeras salvas en geografías como Libia y Siria, asesinando incluso a ciudadanos estadounidenses bajo el empleo de aeronaves no tripuladas (UAVs o drones). Por su parte, Joe Biden está llamado a heredar a muchos funcionarios de carrera de la Casa Blanca de Obama, todos los cuales están muy predispuestos a considerar a los neoconservadores como camaradas de ruta en la nueva Administración. Se espera que los archiconocidos halcones se hagan de puestos en la Administración Biden, contándose entre ellos a Anthony Blinken, Nicholas Burns, Susan Rice, Valerie Jarrett, Samantha Power y, más importante de todos, la neoconservadora Michele Flournoy, quien fuera citada como probable Secretario de Defensa. Pero no habría que descartar a Hillary Clinton. Según se sabe, Biden recibe informes sobre Oriente Medio de parte de Dan Shapiro, ex Embajador ante Israel, quien hoy reside en el Estado judío y trabaja para un think tank subsidiado por Tel Aviv, el Instituto para Estudios de Seguridad Nacional.

En ningún pasillo del posible circuito de la política exterior de Joe Biden se detecta a individuos que se resistan al ideario del intervencionismo global para defender pretendidos objetivos humanitarios, ni aún cuando éstos conduzcan a una nueva guerra fría frente a competidores como Rusia o China. De hecho, Biden en persona se abraza a perspectivas en extremo belicistas a la hora de referirse a una relación apropiada con Moscú y Pekín, 'afirmando que él defiende a la democracia contra sus enemigos'. Este expresionismo de Biden es recurrente, de tal suerte que aún Donald Trump podría ser catalogado, no sin razón, como el candidato de la paz en la reciente elección. Declaró Trump, en oportunidad de la Convención Republicana del mes de agosto, 'Joe Biden invirtió toda su carrera tercerizando sus sueños y los sueños de los trabajadores estadounidenses, reemplazando sus puestos de trabajo por puestos en el extranjero, abriendo sus fronteras y enviando a sus hijos e hijas a combatir en guerras extranjeras interminables, guerras que nunca llegaron a su fin'.


 

Publicado originalmente en Strategic Culture Foundation (Estados Unidos)
Sobre Philip Giraldi

Especialista en contraterrorismo; ex oficial de inteligencia militar de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos de América (CIA). Se desempeña como columnista en medios estadounidenses, y como Director Ejecutivo en el Council for the National Interest. Giraldi es colaborador frecuente en Unz.com, Strategic Culture Foundation y otros. En español, sus trabajos son sindicados con permiso en El Ojo Digital.