INTERNACIONALES: PHILIP GIRALDI | REALPOLITIK

Estados Unidos, y lo que no se habla: guerra y paz, salud y empleos; nada importante

Al atenderse a las cadenas de televisión, o al leer sobre los eventos tratados en los matutinos...

04 de Octubre de 2020

 

Al atenderse a las cadenas de televisión, o al leer sobre los eventos tratados en los matutinos, uno pareciera transportarse a un universo alternativo en donde nada parece tener sentido. El ciclo de las noticias -orientado por la necesidad de obtención de lucro- es, conforme ha de admitirse, se presenta como un paupérrimo mecanismo a la hora de comprender qué es lo que verdaderamente sucede. Sin embargo, tener que tolerar siete días completos de elogios para Ruth Bader Ginsburg difícilmente puede vincularse a los temas que en rigor enferman al país, particularmente cuando se toma nota sobre los múltiples millones de dólares que ella ganó mientras se desempeñaba como magistrada, y lo propio sucede con otra serie de poco gratos aspectos de su carrera, los cuales han sido cuidadosamente hechos a un lado.

Estados Unidos, Debate presidencial, Joe Biden, Donald Trump, EncuestasUn amigo de quien esto escribe, general retirado del Ejército de los Estados Unidos, me compartió un valioso comentario varios días atrás, observando que, cuando se trata de asuntos políticos y de patrones de votación, la denominada 'mayoría silenciosa' es, en efecto, muy silenciosa. Lo que él quiso decir es que muchos ciudadanos estadounidenses que suscriben a perspectivas conservadoras y poco populares, no responderán con honestidad ante las consultas de encuestadoras al referirse a sus intenciones de voto. Esto es particularmente cierto al atenderse a la campaña de Donald Trump, la cual es destrozada sistemáticamente por los medios de comunicación y presentada por el Partido Demócrata como una amenaza contra la democracia estadounidense. Por cierto, a Biden -en comparación- todo se le perdona, incluyéndose su muy frecuente faux pas y sus lapsus mentales. En otras palabras, Trump está siendo emboscado, al ser retratado como una persona que ejercita una toma totalitaria de los Estados Unidos, lo cual llevaría a numerosos votantes a no expresar abiertamente que respaldarían al actual presidente, en desmedro de Biden.

Mi amigo general sugería que las encuestas en torno de la próxima elección podrían estar más que erradas. Yo agregaría a ello que la liviandad que uno podría esperar de los debates presidenciales, que también son planteados para que los aspirantes no traten temáticas que en realidad interesan. Sin embargo, las encuestas revelan dos cosas. En primer lugar, que existe una falta de confianza en la integridad de los dirigentes políticos en todo andarivel, y, en segundo orden, que el empleo y los servicios de salud son las principales preocupaciones para prácticamente cualquier variable demográfica, conforme impactan de manera directa en la calidad de vida de las personas.

Tal como ha de admitirse, la salud es un tema complejo, dado el hecho de que el sistema estadounidense debería ser reformulado, a partir de una considerable intervención de parte del gobierno. El muy respetado magazine médico británico The Lancet publicó recientemente el trabajo intitulado  'Evaluación de la cobertura universal de salud, basada en el índice de cobertura efectiva de los servicios en 204 países y territorios'. Reveló el estudio que, sin representar ello sorpresa para nadie, Estados Unidos cuenta con el servicio de salud más caro del planeta, cotizado en US$ 9 mil por persona cada año mientras que, en simultáneo, retorna pobres resultados frente a cualquier otra nación industrializada. Los gastos médicos son, de hecho, una causa principal de bancarrota individual para los ciudadanos estadounidenses.

A la postre, ¿qué comunican los dos partidos políticos en relación a la salud? Los Republicanos desean poner fin al Obamacare, y reemplazarlo con algo que nunca describen del todo, mientras que los Demócratas insisten en su propósito de mantener Obamacare en su lugar, al tiempo que culpan al presidente por la réplica oficial frenet al coronavirus. Y eso es todo. Hay demasiadas culpas desplegadas por todas partes en lo que concierne al COVID-19, mientras que, en rigor, Obamacare es un programa equivocado. Es bueno para el gobierno lograr que Usted pague la cuenta, pero cualquier persona que haga frente a sus propios costos y seguros verá que los mismos se han cuadruplicado desde que el citado programa se volvió activo. Sin embargo, se ha convertido en una mina de oro para la industria del cuidado de la salud, la cual hoy entiende que puede cobrar lo que quiera, y el atribulado cliente deberá pagar esas cifras. El hecho de que no exista una regulación efectiva de los servicios de salud se debe a que el denominado Big Pharma y otros proveedores han corrompido por completo al Congreso a través de donaciones, para asegurarse de que el altamente redituable status quo se mantenga vigente.

Y, cuando cabe hablar de esa otra gran preocupación, 'La Economía', la cual remite a la variable Empleo, ambos partidos tienen menos para decir aún, habida cuenta de que han conspirado para destripar a la infraestructura industrial y de manufacturas en los Estados Unidos.

Otro aspecto -valorado por quien esto escribe- que los principales partidos han silenciado es la cuestión de la Política Exterior, la cual involucra también a la Seguridad Nacional, variable de importancia que ninguna encuesta de opinión ha destacado. Ambos espacios políticos promocionan duros papers que versan sobre el respaldo a los aliados -entre ellos, primero está Israel-, confrontar con Rusia y China, y mantener a las principales fuerzas militares del planeta. Más allá de estos aspectos, todo se vuelve vago. Recientemente, hemos aprendido de una fuente poco confiable, conocida como Bob Woodward, que el presidente Trump buscaba asesinar al presidente sirio Basher al-Assad, pero que fue convencido de lo contrario. En efecto, Trump sancionó la eliminación del general iraní Qassem Soleimani, alguien a quien el Secretario de Estado y el propio jefe de Estado describieron como 'el principal terrorista del mundo', algo manifiestamente incierto. ¿Es el asesinato de líderes extranjeros un territorio en el que Estados Unidos se propone involucrarse? ¿Por qué nadie habla de ello?

Y, lugo, están las 'guerras calientes' que hoy se combaten en Siria, Irak, Somalia y Afganistán. Ninguna de estas guerras se han beneficiado de una declaración de guerra planteada oficialmente por el Congreso, y le han costado billones de dólares a los contribuyentes estadounidenses. ¿No debería existir alguna discusión sobre este particular? Tampoco se menciona a las guerras económicas de 'máxima presión' desatadas contra Venezuela, Cuba, Siria e Irán. Estas 'guerras' han puesto fin a la vida de, colectivamente, miles de civiles, y han hecho nada para optimizar la seguridad de los Estados Unidos. ¿No deberían Trump y Biden tratar este tema, acaso?

En lugar de conversaciones, hemos asistido a reiteradas acusaciones y a numerosas sentencias sobre lo peligroso que sería ver a uno de los dos victoriosos en noviembre, todo ello respaldado en pensamientos de sofá, centrados en el 'Y qué pasaría si...'. Pero lo que el público estadounidense necesita, particularmente esa mayoría silenciosa, es un plan viable para contar con un sistema de salud decente y sustentable, como el que se ve en gran parte del mundo. Y, finalmente, cualquier nuevo gobierno también debería actuar de manera decisiva para obstaculizar y desafiar a los intereses externos, a criterio de que empleos manufactureros puedan volver a radicarse en territorio estadounidense. Por sobre todo, Estados Unidos necesita de la paz, tras diecinueve años de diseminar caos en todo el globo. Hemos de poner fin a las guerras, y de regresar nuestras tropas a casa. Háganlo, ahora.


Artículo original, en inglés, publicado originalmente en el sitio web Strategic Culture (Estados Unidos)

 

Sobre Philip Giraldi

Especialista en contraterrorismo; ex oficial de inteligencia militar de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos de América (CIA). Se desempeña como columnista en medios estadounidenses, y como Director Ejecutivo en el Council for the National Interest. Giraldi es colaborador frecuente en Unz.com, Strategic Culture Foundation y otros. En español, sus trabajos son sindicados con permiso en El Ojo Digital.