POLITICA ARGENTINA: MATIAS E. RUIZ

Horacio Rodríguez Larreta, el 'Franquero de Medianoche': de sueños truncos y manzanas marchitas

Horacio Rodríguez Larreta, jefe de gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires...

02 de Septiembre de 2020

 

La lealtad es simplemente una cuestión de fechas.
 
Armand Jean du Plessis, cardenal de Richelieu, primer ministro de Francia

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Los políticos son iguales en todas las partes: prometen construir un puente donde ni siquiera hay río.
 
Nikita Serguéievich Khrushchev, primer secretario del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética


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Horacio Rodríguez Larreta, jefe de gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, está lejos de transitar el sendero más auspicioso de su gestión. Gentilezas de la cuarentena eterna implementada en su oportunidad por el Presidente Alberto Angel Fernández -a la sazón, 'amigo' del jefe comunal porteño-, numerosas proyecciones han sentenciado que el desmoronamiento de la recaudación en la Ciudad merodeará los AR$ 75 mil millones proyectados, con chances de superar holgadamente esa nada desdeñable cifra.

Horacio Rodríguez Larreta, Progresismo, Socialismo, Izquierda argentinaNaturalmente, el abismo recaudatorio conduce de inmediato a la retracción de la Caja y, a su vez, ello suele redundar en serias dificultades para cualquier aspiración política a futuro -trátese de Larreta, o de quien sea. Así las cosas, no solo en la ciudad capital de la República Argentina sino también en incontables distritos, la perpetuación del confinamiento consignó un inédito proceso de destrucción de empleo. En consecuencia, y en el caso de la Ciudad, los porteños se han inclinado por ahorrarse el pago de impuestos y tributos, reorientando sus consumos hacia lo indispensable, como ser la compra de alimentos. En simultáneo, el derrumbe de la industria automotriz -otro subproducto de la cuarentena- derivó en un escenario de recursos reducidos para la Gestión Larreta. Agréguese a ello la cesación en el pago de patentes y de tributos redundantes e ilegítimos como VTV, 'grabado de cristales y autopartes', y otras poco elegantes ingenierías financieras diseñadas para soliviantar la 'caja chica'. Sin lugar a dudas, habrá menos fondos para destinar a la 'Casa Trans' y a 'políticas de género' -coloridos experimentos, obviamente pagados por los castigados contribuyentes porteños, con los que Rodríguez Larreta ha apuntalado la transversalidad progresista de su polimórfico andamiaje político. Allí, una de las cabezas más visibles es Maxi Ferraro, legislador porteño que responde a Elisa Carrió, y quien recientemente manifestara su beneplácito por el 'cupo trans' para la Admnistración Pública Nacional, implantado por decreto presidencial. Pequeña prueba de que, en este aspecto, no se evidencian fisuras, sino un esquema de coerción con pretensiones de unanimidad discursiva, efectiva y de gasto serial.

De aquí que el jefe de gobierno comparta hoy en público un semblante azotado por el cansancio y la fatiga -a contramano de quienes pensaban que el novedoso look barbado podría emparentarse con un formulismo mercadoctécnico. No contaba ya Rodríguez Larreta con una salud envidiable; su afección neurológica -si ha de tomarse como creíble lo exteriorizado por observadores inquisitivos- ha empeorado. Para cualquier dirigente, todo retroceso de la caja suele venir acompañado por menos horas de sueño; tres por jornada, en el caso de referencia.

En el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, el imperativo categórico por estas horas vigente ordena recortar gastos, a cualquier precio. Proveedores y contratistas del microestado porteño se exhiben en franco estado de rebelión: la Ciudad avanza hacia un proscenio en el que ya no podrá pagarles (¿default?); no obstante ello, los adjudicatarios de obras de infraestructura (repavimentado de calles y avenidas, destrucción y reparación sistemática de veredas, allí donde no es necesario) continúan en lo suyo, proyectando que planteos judiciales futuros les permitirán recuperar bastante más de lo invertido, merced al arrastre inflacionario-devaluatorio. Casi una táctica 'buitre', opinaría el progresismo de moda. Incidentalmente, otra ominosa espada de Damocles pende sobre la cabeza del larretismo: si la tutela del Banco Interamericano de Desarrollo terminare en manos del furibundo candidato anticastrista estadounidense Mauricio Claver-Carone, eso significará el certificado de defunción para el financiamiento de una extendida colección de bocetos progresistas para la Ciudad, apalancada al extremo en créditos concedidos por ese organismo.

Paralelamente, una perspectiva popularmente aceptada refiere que Rodríguez Larreta funge como gestor de un conglomerado comercial variopinto, del cual hace partícipes a viejos conocidos. Así fue que, por ejemplo, el jefe comunal gestionó, a través del Banco Ciudad, la entrega del valioso predio del Tiro Federal Argentino al Grupo Werthein -controlantes del retirado magistrado Rodolfo Canicoba Corral-; la subasta cerró en una adjudicación de módicos AR$5.600 millones hacia noviembre de 2018, cuando todo pronóstico macroeconómico propiciaba una marcada devaluación de la moneda nacional (aproximadamente, US$ 40 millones al considerarse el tipo de cambio hoy vigente). Para infortunio de Larreta, y muy a pesar de haber incurrido en una ingeniosa aunque arbitraria concatenación de tropelías, no pudo replicar esa actuación junto al supermercadista Alfredo Coto y a siniestros sindicalistas que se oponían a Armando Cavalieri, a la hora de intentar arrebatarle Parque Norte al Sindicato de Comercio (tema tratado aquí). Un faraónico proyecto de hipermercado, acompañado de otro multimillonario proyecto de real estate, fueron a parar al basurero.

Con la Ciudad inmersa en el servomecanismo de confinamiento eterno, ya en el mes de abril de 2020, el GCBA fue protagonista central de un macabro y desaprensivo 'enjuague' -si ha uno de atenerse a cierta jerga política- que remató en una adquisición de barbijos vencidos en 2016 por parte del Ministerio de Salud porteño, dirigido por Fernán Quirós y con la destacada participación de su número dos, Daniel Ferrante, mediando Felipe Miguel -jefe de gabinete del gobierno de la Ciudad. El periodista investigador Nicolás Pizzi desnudó, en un desarrollo notable desde Infobae, una intrincada trama de complicidades ingeniada a base de pretendidos empresarios, firmas que vieron la luz de la noche a la mañana, contactos políticos y negativas plausibles pero inverosímiles a ritmo de carcajada. Una lectura veloz pero concienzuda sobre el particular concluirá que ni Quirós ni Miguel podían desconocer la maniobra. Ninguno de ambos fue imputado en la justicia; tampoco nadie del GCBA ha pagado con condenas. 

No obstante, Rodríguez Larreta no solo incurre en brumosos entrepreneurships a título personal; también utiliza como proxies a miembros de su propia familia. En distintas asociaciones, el alcalde porteño se las ha arreglado para favorecer con roles protagónicos en kioscos transversales a su señora esposa y reputada wedding planner Bárbara Diez, a su media hermana Ximena Vallarino Alfaro Díaz Alberdi, a su hermano Augusto y a la pareja de éste, Julieta Spina. Otro sustancioso subcapítulo -en su momento develado por el sitio web independiente El Disenso- conduce a un examen de los pormenores del emprendimiento hotelero Midas Hotel Management S.A., que involucra la participación de la Alfaro Díaz Alberdi en tándem junto a Víctor Santa María (polémico dirigente del sindicato SUTERH) en la explotación comercial del Hotel Octubre 2 en Puerto Iguazú, Provincia de Misiones. Incidentalmente, la sociedad comercial Midas incorporaría luego a su directorio a Agustina Olivero Majdalani, manager en la Corporación Antiguo Puerto Madero, e hija de la ex Señora Ocho (Operaciones) de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI, o ex SIDE). Amén de cierta imposibilidad a la hora de sopesar el retorno sobre la inversión que hace a la ecuación financiera del proyecto, el apartado incorpora un inocultable valor agregado para el análisis. A todas luces, la proximidad de Santa María (controlante del vector panfletario en permanente extinción que lleva el rótulo de Página 12, nacido de un afán inversionista pergeñado por Enrique Gorriarán Merlo en el lejano 1987) con el larretismo consolida la presunción de que el interdicto retórico del kirchnerismo con el jefe de gobierno porteño no es más que una vaga simulación. Más se enturbia la atmósfera cuando Elisa Carrió -autoproclamada acérrima guardiana de la República, confesa admiradora -real o presunta- de Eugenio Raúl Zaffaroni y vieja socia política del ex guerrillero  binacional Humberto Tumini, de CV erpiano- sale a respaldar abierta y públicamente a Rodríguez Larreta. En simultáneo también, el Presidente Alberto Angel Fernández elabora una sospechosa confrontación con el jefe comunal, criticándolo; aunque aferrándose a una reversión de los teoremas políticos clásicos: dirigentes que exhiben una imagen negativa en ascenso terminan favoreciendo a quien critican.


El progresismo y su hermano gemelo, la socialdemocracia, en su formulación kirchnerista o su variante carrioísta (Daniel Lipovetzky, el ya citado Ferraro, Fernando Sánchez, Karina Banfi, Silvia Lospennato, Brenda Austin, Carla Carrizo -salida de la Facultad de Ciencias Sociales USAL, como Gabriela Michetti y otros prominentes activos del Grupo Sophia-, etcéteras), necesitan de Horacio Rodríguez Larreta, como depositario y continuador de sus programas. Sin embargo, esa confluencia no necesariamente habrá de quedar relegada a la arena filosófico-política, sino que deberá hacerse extensible al territorio de los negocios. De aquí que, a la postre y mediando una exploración que perfore más allá de la superficie, actores aparentemente enfrentados tomen parte del mismo convite de presentación comercial agonal. Sin importar se trate de la captura discrecional de fondos estatales desde la cooptación puestos políticos emparentados con las 'políticas de género' (en la práctica, un delito de defraudación pública) o de la participación accionaria en opacos emprendimientos turísticos que fácilmente podrían aproximarse al lavado de activos, el desenlace remite a una conclusión ineludible: todos son lo mismo. Para algunos, el proceso de destrucción económica derivado del confinamiento exacerba el carácter agravado de esta extraordinaria asociación ilícita; se trata de la dirigencia disfuncional de siempre, acostumbrada a parasitar a un colectivo de contribuyentes fastidiados por la crisis económica, mientras la primera acrecienta su colección de privilegios en medio de un extenso piélago de impunidad.


Cruzado, rodilla en tierraFinalmente, es probable que el Presidente Alberto Fernández haya esquematizado un borrador que sirviera para poner fin la repetida dialéctica Cristina Kirchner versus Macri que mantiene al país como eterno rehén y que, en tal virtud, se haya respaldado en Horacio Rodríguez Larreta a criterio de quebrar ese ecosistema. Esa prerrogativa, sin embargo, se caracteriza por un fundamental yerro de diagnóstico, a saber, que el propio Larreta ya ha decidido ponerle fin a su ambición presidencial. Desgastado física y psíquicamente por la cuarentena -valga la ironía-, el jefe de gobierno también ha acusado el duro golpe de la recesión, a consecuencia del confinamiento: la caja se ha diluído sin remedio, y este fenómeno se ha hecho extensivo al arcón financiero destinado a esfuerzos de campaña. La crueldad del laberinto político de propia factura ha depositado a Rodríguez Larreta en un solitario promontorio en el que carece de chances legales para reelegirse en la Ciudad de Buenos Aires, al tiempo que mantiene un áspero enfrentamiento con su vice Diego Santilli -la ex pareja de éste, Nancy Pazos, podría arrojar luz sobre el asunto. Por si ello no fuera poco, el jefe comunal porteño acaba de resignar ante Mauricio Macri la posibilidad de disputarle el liderazgo del espectro partidario Juntos por el Cambio. Días atrás, así se lo hizo saber en una conversación telefónica. La respuesta del ex presidente fue la esperada: 'Horacio, quedáte tranquilo. No te vas a quedar afuera'. Voces retozonas interpretarán que se asiste hoy al epílogo de un cajero de excelencia. Acaso como tenue solaz o devaluado consuelo para su sueño trunco, Larreta ha definido que su continuador en la jefatura de gobierno será su jefe de gabinete Felipe Miguel; en efecto, el ya mencionado encargado en las sombras de la Operación Barbijo. En apariencia, el nudo gordiano de la dirigencia se ha vuelto un clásico: ya casi nadie queda a quién recurrir; solo mustias figuritas repetidas, de bordes gastados.

Como en Ricardo III, célebre tragedia de William Shakespeare, 'El Invierno de Nuestro Descontento', la figura de Don Horacio es confrontado con los espectros ante los que siempre pudo sobrevivir... hasta ahora al menos. En la noche previa a su batalla decisiva, las apariciones poblaron las pesadillas del intrigante monarca inglés, anticipándole su derrumbe y una derrota total. Al momento del combate, ya sin margen para la acción, solo podía ofrecer su 'reino por un caballo'. La inferencia espejada no sería la más idónea para quien supo oficiar como triunviro del PAMI de la Alianza y, hasta hace menos de un año, obtenía fácilmente su reelección como jefe de gobierno en primera vuelta. Larreta creía tener asegurado su rol de caballo, pero de Troya, como rostro visible de un agotado e ineficiente sistema de falsa bandera -carrera sin perdedores en la que a veces se juega a ser oficialista y otras, a ser opositor.

Empero, los disgustos para el mortificado alcalde de la Ciudad Opulenta bien podrían no terminar aquí. Fisgones y espectadores circunstanciales han reparado en las visitas que, en persona y a altas horas de la madrugada, Horacio Rodríguez Larreta ha realizado a distintas reparticiones policiales en el distrito que regentea, algunas de ellas, estratégicas en razón de su locación. No escasean los testigos socarrones que mencionan la existencia de grabaciones en audio y video para certificarlo -material con potencial para eventuales episodios de extorsión. Si bien se desconocen los motivos para esos curiosos periplos, hay quienes han tomado como ejemplo el término 'marroquinería', prestado de Jorge Asís. La peripecia ha servido para rebautizar al partenaire comercial de Bárbara Diez como el 'Franquero de Medianoche', en lógica referencia al centinela nocturno de las agencias de seguridad privada dedicadas a la custodia de consorcios.

Menos indaga Dios, y perdona.



Post Scriptum: de próxima aparición; Grupo Sophia, La Cofradía.


 

Sobre Matias E. Ruiz

Es Analista en Medios de Comunicación Social y Licenciado en Publicidad. Es Editor y Director de El Ojo Digital desde 2005.