ECONOMIA INTERNACIONAL: MANUEL SANCHEZ GONZALEZ

¿Consigna el coronavirus el final de la globalización?

El COVID-19 ha afectado al bienestar de la mayoría de los países del concierto internacional...

30 de Julio de 2020

 

El COVID-19 ha afectado al bienestar de la mayoría de los países en el concierto internacional, de un modo que carece de precedentes. El costo humano ha sido espectacular en términos de muertes, así como en lo que respecta a aflicciones a la salud y desasosiego. En su amenaza, la agresividad del virus ha dejado al descubierto fragilidades, cuyos antídotos no han sido desarrollados oportunamente, a pesar de las repetidas advertencias de especialistas sobre el riesgo de una gran pandemia.
 
Coronavirus, Costo económico, Pandemia, COVID-19El costo económico del coronavirus ha sido también descomunal, tras haber propiciado una recesión cuya profundidad seguramente rebasará las ocurridas en casi un siglo. Parte de la contracción ha provenido de las medidas que han restringido los flujos internacionales.
 
Específicamente, algunas naciones han decretado el cierre de sus fronteras al tránsito de las personas, han prohibido las exportaciones de ciertas mercancías, como medicinas y equipo médico, y han invitado a sus empresas a regresar las operaciones externas a su territorio, entre otras iniciativas.
 
Tales disposiciones, aunadas a la caída de la actividad económica interna, se han reflejado en un desplome inusitado del comercio mundial, el turismo, la inversión extranjera y la migración.
 
La contención de las relaciones internacionales ha llevado a algunos observadores a concluir que la pandemia podría significar el final de la globalización. Sin embargo, este augurio se ha alimentado de algunos señalamientos que no resisten un escrutinio a fondo.
 
Un argumento sostiene que la globalización se ha desprestigiado porque la interconexión entre las naciones ha permitido el contagio del virus. Sin dudas, la globalización siempre ha tenido sus detractores, como son los sectores amenazados con la competencia internacional.
 
No obstante, numerosas epidemias brotaron siglos antes de la intensificación de la globalización. En cambio, ésta ha permitido aumentar la prosperidad mundial mediante el acceso amplio a una gran variedad de bienes y servicios, incluyendo los medios de salud que eventualmente permitirán dominar el padecimiento.
 
Otro argumento estipula que la globalización 'ha ido demasiado lejos', al hacer depender la producción de las cadenas de suministro globales, las cuales pueden quebrarse ante eventos como la pandemia, poniendo en peligro la disponibilidad de artículos esenciales, como los medicamentos.
 
De esta manera, han cobrado fuerza las visiones a favor de la autosuficiencia 'estratégica' de ciertos sectores, por motivos de seguridad nacional o de salud púbica. Este razonamiento tiene la limitante de que puede usarse arbitrariamente para casi cualquier segmento de la economía, por ejemplo, el alimentario.
 
Con independencia de estas aseveraciones, deviene en virtualmente imposible que el coronavirus extinga a la globalización. La interconexión internacional abarca numerosos aspectos, incluyendo la transmisión de conocimientos y tecnología que han sido la clave para el progreso. Los motores subyacentes seguirán presentes, como el interés de las empresas de buscar métodos de producción cada vez más eficientes.
 
Lo que parece más probable es que el mundo entre a una fase de menor internacionalización. Históricamente, ello ha tenido lugar ante choques extraordinarios de naturaleza económica o geopolítica.
 
El caso más evidente fue la interrupción de la primera gran ola de globalización, iniciada en 1870 con la modernización de los medios de comunicación, y concluída abruptamente en 1914 con la Primera Guerra Mundial.
 
El período entre guerras derivó en una retracción considerable de la globalización, medida con la razón de comercio a PIB mundiales, la cual comprendió la gripe española, la Gran Depresión y el movimiento generalizado hacia el proteccionismo.
 
Un caso más reciente ocurrió con la segunda gran fase de internacionalización, que arrancó en 1945, se intensificó desde los años noventa del siglo pasado, con la caída del comunismo y el ingreso de China a la Organización Mundial de Comercio, y se paralizó a partir de la crisis financiera de 2008-2009.
 
El retroceso reciente de la globalización se ha visto influenciado por un reverdecer del nacionalismo en algunas latitudes, y por la guerra comercial entre los Estados Unidos de América y la República Popular China.
 
Una reducción de la globalización implicaría, como principal costo, restringir el potencial de crecimiento económico mundial. El ascenso del proteccionismo afectaría más severamente a los países en vías de desarrollo, cuyos bienes y servicios se encarecerían notablemente.
 
México debería prepararse ante este escenario potencialmente adverso. Si bien el T-MEC puede apoyar en algún grado la continuación de la integración regional, la menor interconexión global necesariamente limitaría las posibilidades de avance para todos.

 
Publicado originalmente en El Financiero (Ciudad de México)
Sobre Manuel Sánchez González

Manuel Sánchez González se desempeñó en el puesto de subgobernador del Banco de México, y autor del libro Economía Mexicana para Desencantados (Fondo de Cultura Económica). Publica periódicamente en el sitio web en español del think tank estadounidense The Cato Institute (Washington, D.C.).