INTERNACIONALES: LUKE D. COFFEY

Estados Unidos y la necesidad de mantener tropas en Alemania

Hace pocos días, el presidente estadounidense Donald Trump anunció planes...

30 de Junio de 2020

 

Hace pocos días, el presidente estadounidense Donald Trump anunció planes con miras a reducir la cifra de soldados estadounidenses en Alemania a 9.500 -llevándola, aproximadamente, a un 28% de su fuerza actualmente desplegada en ese país.

Bases de Estados Unidos en AlemaniaDurante mucho tiempo -y no sin razón-, Trump ha interpuesto reclamos en torno a la falta de inversión alemana en materia de defensa, citando el mandatario este dato como fundamento para su decisión.

Aún con los ínfimos niveles de inversión en defensa ejecutados por Alemania, la remoción de las tropas americanas en este momento denigraría el significativo esfuerzo que la Administración Trump ha protagonizado, en pos de optimizar la defensa colectiva de Europa -al tiempo que recortaría todo esmero por promocionar la seguridad transatlántica.

Durante su primer período de gobierno, hasta ahora, Trump ha potenciado la presencia militar en suelo europeo. Ahora mismo, hay más tropas desplegadas en modo permanente en el Viejo Continente, más equipo en stock, más tropas en bases de avanzada desplegados en geografías tales como Polonia, más patrullaje en el Mar Negro, más fuerzas en rotación en suelo europeo, y más ejercicios de entrenamiento que en épocas de la Administración Obama.

Incluso con los recortes implementados por Trump en el presupuesto de la Iniciativa para la Disuasión Europea (European Deterrence Initiative) para los años fiscales 2020 y 2021, la inversión en esa iniciativa es considerablemente superior a la registrada durante el gobierno anterior.

Amén de propiciar la presencia militar estadounidense en Europa, la Administración Trump ha consolidado un notable éxito, alentando a los aliados de la Organización del Atlántico Norte a que inviertan más fondos en defensa.

Como resultado, la inversión de OTAN en defensa continúa evidenciando una curva ascendente. Conforme se expresara en el reciente informe anual OTAN, 'el 2019 consignó el quinto año consecutivo de crecimiento en la inversión para la defensa para los aliados de Europa y para Canada, registrándose un crecimiento del 4.6% en términos reales, desde 2018 a 2019'.

Mientras tanto, Trump tiene sus razones al referirse a Alemania. Esta nación invierte apenas el 1-3% de su PBI en defensa -guarismo que se sitúa muy por debajo del estándar del 2%. En los últimos años, los militares alemanes se han visto forzados a entrenar con palos de escoba en lugar de rifles, y con vehículos civiles en lugar de tanques. En un punto, Alemania contaba con sólo cuatro jets Eurofighter operativos (Y, sí; ha leído Usted bien: cuatro aviones -y no escuadrones!).

Este escenario es ciertamente triste, considerándose que Alemania es la economía más grande de Europa. Sin embargo, y sin importar qué tan paupérrimo sea el nivel de inversión germana en defensa, ello no es justificativo para retirar activos estadounidenses de su geografía.

La creencia más corriente refiere que las fuerzas militares estadounidenses están en Europa para resguardar a los aliados europeos, y que esa inversión es financiadas por los contribuyentes estadounidenses; y es una percepción errónea. En primer lugar, las tropas americanas se hallan desplegadas en Europa para resguardar los intereses de seguridad de los Estados Unidos.

Naturalmente que la presencia de fuerzas estadounidenses en suelo europeo contribuye a la defensa colectiva de los aliados en ese continente, pero esto es consecuencia de -y no la razón primordial- mantener una presencia robusta. No hay que mirar sólo a Europa para comprenderlo; sino que es menester posar la mirada en su derredor.

Desde el Artico hacia el Levante, desde el Magreb hacia el Cáucaso, Europa es una de las principales rutas de tránsito hacia el mundo. Esta región también cuenta con las vías marítimas comerciales más importantes del globo, los más notables recursos energéticos, y zonas de alto tránsito para la actividad comercial en general.

El grueso de estas regiones exhiben un extenso historial de inestabilidad, y un potencial para inestabilidad futura que podría afectar directamente a los intereses económicos y de seguridad de los Estados Unidos, y de sus aliados.

Las bases estadounidenses en Europa proporcionan al liderato político de los EE.UU. flexibilidad y opciones en un mundo multipolar y peligroso. Las imponentes atalayas ocupadas por el personal estadounidense de servicio en suelo europeo ya no son las fortalezas de la Guerra Fría; hoy, ofician como bases de operaciones de avanzadas (FOBs) para el siglo XXI. Estados Unidos necesita contar con las herramientas necesarias, a efectos de reaccionar en pos de la defensa de sus intereses.

La novedosa Estrategia para la Defensa Nacional, desarrollada por el Departamento de Defensa, considera crítica la necesidad de contar con la suficiente cantidad de fuerzas estacionadas, a tiro para el combate y como elemento disuasorio.

Algunos de los aliados más antiguos y cercanos de los Estados Unidos están en Europa. EE.UU. comparte con esta región un sólido compromiso en la defensa del Estado de derecho, de los derechos humanos, del libremercado, y la democracia. Mucho de este ideario -cimientos sobre los que los Estados Unidos fueron fundados- han sido importados a suelo estadounidense por emigrantes europeos durante los siglos XVII, XVIII y XIX. En el curso del siglo XX, millones de ciudadanos estadounidenses combatieron -y sacrificaron sus vidas- por una Europa libre y segura.

Una Europa estable, segura y económicamente viable hace al interés más directo de los Estados Unidos de América. Durante más de setenta años, la OTAN y la presencia militar americana en Europa han contribuído a la estabilidad europea, aspecto que ha beneficiado tanto a estadounidenses como europeos.

Las economías de Europa, junto con la de EE.UU., suman aproximadamente el 50% de la economía mundial. Estados Unidos y Europa son, recíprocamente, el principal socio de negocios del otro. EE.UU. y Europa son, también recíprocamente, principales inversores en uno y otro bloque. Todo lo aquí descripto redunda en invaluables beneficios para la economía de los Estados Unidos y, extensivamente, para el trabajador americano promedio.

Rusia se empeña en deshacer este ecosistema de estabilidad, amenazando a los miembros de OTAN y a los intereses estadounidenses en la región.

En 2014, Rusia empleó fuerza militar para modificar las fronteras en Europa, por primera vez desde 1945, cuando invadió Ucrania. Conforme lo expresa la Estrategia para la Defensa Nacional, 'Rusia busca restaurar su status de gran potencia, estableciendo esferas de influencia en la periferia de sus fronteras', y ésta es la 'principal amenaza existencial para los Estados Unidos'.

Mientras que se han conocido informes que, desde los medios de comunicación, cifran que podrían desplegarse más soldados estadounidenses en Polonia, esto en modo alguno reemplaza la eventual remoción de casi diez mil soldados estacionados en Alemania. En lugar de plantearse un escenario de 'o lo uno, o lo otro', Estados Unidos debería incrementar sus tropas en Polonia, al tiempo que mantiene a sus activos en territorio alemán.

La presencia militar estadounidense en Europa disuade a los adversarios de los EE.UU., fortalece a los propios aliados, y resguarda los intereses estadounidenses.

Ya fuere preparando a las fuerzas estadounidenses y aliadas y desplegarlas hacia un escenario de crisis regional, respondiendo a algún incidente humanitario en la región, la historia ha probado que EE.UU. puede, de manera rápida y efectiva, proyectar su poderío, y reaccionar ante lo inesperado -recurriendo a sus capacidades de avanzada en suelo europeo.

La reducción de esa capacidad solo logrará debilitar a los Estados Unidos en el concierto internacional. Los intereses económicos y de seguridad de los EE.UU. exigen la continuidad de una Europa estable, y la presencia militar americana allí garantiza la consecución de ese objetivo. Estados Unidos debería mantener, o incluso aumentar, la actual cifra de fuerzas en Europa. El Congreso deberá trabajar para obstaculizar cualquier esfuerzo contrario en ese sentido.



Artículo original, en inglés

 

Sobre Luke Coffey

Desarrolla artículos relacionados con la relación especial entre Estados Unidos y Gran Bretaña, en la Fundación Heritage (Washington, D.C.). Se concentra específicamente en temas de Seguridad y Defensa, incluyendo el rol de la OTAN en la Unión Europea y en materia de seguridad transatlántica. Previo a desempeñarse en Heritage, Coffey sirvió en el ministerio de defensa británico como consejero especial al entonces secretario de Defensa, Liam Fox. Sus trabajos también son publicados en español en el sitio web The Daily Signal.