INTERNACIONALES: BRUCE KLINGNER

Corea del Norte comienza 2020 con la amenaza de un 'Big Bang'

Pues, no; Corea del Norte no lanzó un misil balístico intercontinental el 25 de diciembre...

06 de Enero de 2020


Pues, no; Corea del Norte no lanzó un misil balístico intercontinental el 25 de diciembre, conforme lo predijeran algunos observadores, perturbados por las recientes pistas de la nación asiática en torno de un 'obsequio de Navidad' para los Estados Unidos.

Pero tampoco hemos de respirar tranquilos. Pyongyang, después de todo, culminó el año con una estridente y novedosa amenaza, 'prometiengo un nuevo sistema de armamento estratégico'.

Kim Jong-Un, Corea del NorteKim Jong Un anunció que ya no exhibirá atado a su promesa, realizada frente al presidente estadounidense Donald Trump, de no ejercitar pruebas nucleares con misiles balísticos. En lugar de ello, Corea del Norte anticipó que 'reformularía sus esfuerzos a una acción real que haría pagar a los EE.UU. por las sanciones padecidas por nuestro pueblo'.

Las demandas del régimen, incluyendo el fin de ejercicios militares y el fin de la comercialización de armamento Made in USA a Corea del Sur, han sido inaceptables para Washington. Pyongyang descartó los llamados de EE.UU. al diálogo, a modo de ganar tiempo, y expresó que tomaría la iniciativa, antes que esperar a que la situación mejore.

Pyongyang continuará transitando el sendero de la escalada, ya sea de manera incremental o inmediata, pero lo hará a modo de maximizar el impacto y de conseguir peso de negociación en el terreno diplomático. El régimen bien podría llevar a cabo pruebas de misiles de alcance medio e intermedio, previo a hacerlo con misiles balísticos intercontinentales -o antes de realizar más pruebas nucleares.

Entendidos en tecnología misilística especulan si acaso Corea del Norte podría probar un novedoso ICBM, posiblemente de combustible sólido.

El plenario norcoreano de cuatro jornadas de duración por el Día del Trabajador subrayó que Estados Unidos y el sistema de sanciones internacionales han sido 'crudos y peligrosos' para la economía nacional. Sin embargo, el régimen prometió no volver a 'regatear con la seguridad y la dignidad del Estado', describiendo el actual concierto como un 'duelo entre la autoconfianza y las sanciones'.

Mike Pompeo, Secretario de Estado americano, reaccionó con cautela ante la última misiva norcoreana, expresando que mantiene esperanzas de que el régimen no incurra en acciones provocativas. En efecto, Pompeo aclaró que, por primera vez desde que Trump prometió cancelar los ejercicios militares aliados a gran escala, a cabio de la promesa de Kim de abstenerse de realizar pruebas nucleares y con misiles balísticos -en rigor, un acuerdo pobre, dado que un total de once resoluciones de Naciones Unidas ya le han prohibido a Corea del Norte ejercitar ningún tipo de prueba nuclear ni con misiles, sin importar el alcance de los vectores.

Si acaso Kim cumple con su amenaza de lanzar un misil balístico intercontinental o ICBM, ello consignaría un duro golpe a las afirmaciones compartidas por la Administración Trump sobre Corea del Norte. Luego de la cumbre de 2018 en Singapur, Trump había dicho: 'La amenaza norcoreana ha llegado a su fin', y que Pyongyang estaba 'desnuclearizándolo todo'.

Asimismo, Trump había calificado a su relación con Kim como el mayor logro de su Administración en materia de política exterior. Por su parte, Mike Pompeo ha afirmado en reiteradas oportunidades que Kim había acordado abandonar sus arsenales nucleares y de misiles de una manera completa, verificable e irreversible, a tono con las exigencias de Naciones Unidas.

En diciembre pasado, Trump minimizó el potencial provocador del comportamiento norcoreano, declamando: 'Kim no desea anular su relación especial con el presidente de los Estados Unidos, como tampoco desea interferir con la elección presidencial americana de noviembre próximo'.

El mandatario estadounidense respondió al comunicado compartido por el plenario político de Corea del Norte, enfatizando que mantiene una buena relación, aunque insistiendo en que Kim 'cumpla con su palabra'.

En rigor, Corea del Norte no ha tomado medida alguna para desnuclearizar su arsenal, rechazó la descripción de progreso compartida por EE.UU., y continuó construyendo misiles y armas nucleares.

Durante 2019, Corea del Norte lanzó un total de 26 missiles, la cifra más alta de violaciones contra resoluciones de Naciones Unidas jamás ejercitadas por el régimen, en tanto informó sobre cinco nuevos sistemas de armamentos que amenazan a las fuerzas surcoreanas, japonesas y estadounidenses estacionadas allí.

La Administración Trump debería bocetar un curso de acción, en medio de un eventual cuadro de sobrereacciones y de subestimaciones frente a una eventual prueba norcoreana de misiles balísticos intercontinentales. Estados Unidos no deberá retomar la retórica relativa a 'furia y fuego', como tampoco iniciar ataque alguno contra Corea del Norte en razón de que éste país cruce alguna frontera tecnológica, conforme estas medidas solo contribuirán al inicio de una guerra a escala total contra una nación nuclear, lo cual conduciría a un resultado con masivas bajas.

En igual sentido, la Administración deberá rechazar cualquier llamado al alivio de sanciones, a cambio de un acuerdo fallido y parcial.

Washington deberá poner fin a su recurrente política de realizar concesiones a Corea del Norte. La política de 'máxima presión' de la actual Administración americana jamás fue, en rigor, máxima.

Desde acontecida la cumbre de Singapur, Trump ha restringido la implementación de leyes estadounidenses, ha debilitado la capacidad de réplica de los aliados, ha hecho a un lado la concreción de delitos de lesa humanidad, y ha prestado oídos sordos a las reiteradas violaciones norcoreanas contra resoluciones de Naciones Unidas.

En lugar de ello, la Administración Trump debería incrementar la presión contra Corea del Norte y contra naciones e individuos del extranjero que asistan a ese país en sus programas nucleares y misilísticos. Washington deberá implementar una estrategia abarcativa compuesta por disuasión militar, contención, presiones, refuerzo del imperio de la ley, y confontar las violaciones de Pyongyang contra los derechos humanos.


La amenaza nuclear norcoreana lejos está de llegar a su fin. Sin embargo, el tomar las medidas citadas podría ayudar a la Administración a consolidar logros concretos en torno de esa meta.



Artículo original, en inglés, en éste link

 

Sobre Bruce Klingner
Es Analista Senior en Investigación para el Centro de Estudios Asiáticos de la Fundación Heritage. Publica periódicamente análisis y escritos sobre Corea del Norte, Corea del Sur, Japón y temáticas de seguridad en la región. Klingner se desempeñó veinte años en la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA). Fue jefe de la estación de la CIA en Corea en el bienio 1993-1994.