ECONOMIA INTERNACIONAL: ROBERTO CACHANOSKY

Argentina: el problema no es la deuda, sino la política económica populista

Siguiendo el trabajo de Carmen Reinhart, de la Universidad de Harvard...

10 de Diciembre de 2019

 

Siguiendo el trabajo de Carmen Reinhart, de la Universidad de Harvard, desde 1827 hasta ahora, la Argentina cayó nueve veces en default. El primer período fue entre 1827 y 1857; el segundo, entre 1890 y 1893; el tercero, en 1951; el cuarto, entre 1956 y 1965; el quinto, entre 1982 y 1993; el sexto, en 1989; el séptimo, entre 2001 y 2005. Acto seguido, tuvo lugar el episodio protagonizado por el magistrado estadounidense Thomas Griesa, y el noveno sería el actual, con el reperfilamiento de la deuda -lo cual no es otra cosa que un default, pero utilizando otro término.
 
Alberto Fernández y equipoEl gran debate económico de hoy en día invita a considerar si la Argentina hará una negociación compulsiva de la deuda pública, o si acaso recurrirá a una negociación amigable, en la que solicitará un tiempo de gracia. Se ha debatido si conviene el modelo uruguayo, o algún otro de renegociación de la deuda; pero lo cierto es que, en el actual contexto de nivel de deuda y de elevada tasa de interés, lo más probable es que haya que renegociar la tasa a niveles tan bajos que hacen impensable que pueda llegarse a buen puerto, por ese lado.
 
 
Composición de la deuda
 
Martín Guzmán, flamante ministro de Economía y Hacienda, presentó en Ginebra, en un debate sobre la deuda organizado por las Naciones Unidas durante noviembre pasado, un paper en el cual describe la cuestión de la deuda. La presentación, que constó de 26 páginas, puede sintetizarse de la siguiente manera: a efectos de poder pagar la deuda, la economía debe crecer, aunque reconoce que, para crecer, es necesario pagar la deuda. Por lo tanto, propone que esperen a la Argentina durante un par de años, porque ahora puede ser diferente, ya que el país, por alguna causa que desconocemos, en esta oportunidad crecerá y será competitiva, pudiendo hacer frente a la deuda. Fin del corazón del paper.
 
En rigor, esa exposición nada tiene de diferente a lo que proponía Cambiemos al momento de asumir, en 2015. Sus funcionarios también creían que se iba a crecer por arte de la buena onda y el entusiasmo, lo cual llevaría a un escenario de lluvia de inversiones. Sin embargo, la sequía de inversiones duró cuatro años, y el país arribó a una catástrofe económica.
 
Una vez más, cabe destacar que la crisis de la deuda es, apenas, el síntoma de la enfermedad. Es la fiebre de la infección, y la infección es consecuencia de un Estado que sistemáticamente gasta más de lo que recauda y se endeuda, a efectos de financiar ese exceso de gasto. No comparto la visión de que la Argentina no crece porque se endeuda.
 
Deuda bruta de la República Argentina, Deuda externaEn cualquier caso, el endeudamiento público complica más el escenario, pero la causa fundamental de la falta de crecimiento es la ausencia de instituciones confiables que atraigan inversiones. Ello equivaldría a un nivel de gasto público austero, con un sistema tributario sencillo de liquidar y pagable por el contribuyente, una legislación laboral que incentive la contratación de mano de obra, respeto por los derechos de propiedad, menos regulaciones, una economía integrada al mundo, etcétera.
 
Tales son las reglas de juego para crecer, pero la dirigencia política argentina está empeñada a llegar al poder para luego conseguir votos repartiendo subsidios, planes sociales y puestos públicos a diestra y siniestra. Ese festival de populismo eleva el gasto público hasta niveles que ahogan al sector privado con presión impositiva; a continuación, se recurre al impuesto inflacionario y, posteriormente, al endeudamiento, cuando no a alguna confiscación de ahorros en los bancos.
 
Es evidente que, si el Estado aumenta el gasto público, en algún momento los recursos no alcanzarán; y, si se toma deuda para financiar el déficit, el gasto se incrementará en forma automática, en virtud de la carga representada por los intereses de la deuda. Esto se vio en reiteradas oportunidades. Y, conforme no se genera superávit fiscal primario para pagar los intereses, no solo se renueva la deuda tomada, sino que se toma luego más deuda para pagar los intereses, hasta que acontece el escenario de default.

 
El problema de la Argentina es el populismo
 
De tal suerte que el problema grave que hoy registra la República Argentina no es la deuda pública; ni siquiera es ésta la problemática más urgente. El verdadero problema es contar con una dirigencia política que deje de hacer populismo y presente un discurso que, al menos, atraiga la atención de los inversores y los seduzca y que, junto con ese discurso, presente un plan económico que vaya desarmando este Estado elefantiásico, con impuestos descomunales y regulaciones insólitas.
 
En rigor, el problema pasa por las reglas de juego y por el discurso de una dirigencia política que espanta inversiones con sus dichos. La deuda se resolverá más fácilmente, al compartirse un discurso que muestre -pero en serio- un camino de crecimiento con un plan coherente, ejecutado por personas de trayectoria que inspiren confianza en los inversores. No solo habrán de inspirar confianza el Presidente de la Nación y la dirigencia política en su conjunto, sino que su equipo de trabajó requerirá de gente con suficiente prestigio para, inicialmente, modificar las expectativas negativas de los agentes económicos.
 
En síntesis, todo parece indicar que el nuevo gobierno apuntará todos sus cañones económicos a analizar el modo en que resolverá la problemátca de la deuda. En realidad, éste debería ser el último paso de un plan económico. En primer término, debería formularse una propuesta con la meta de desarmar el actual sistema, el cual condujo a la decadencia que se contempla hoy con asombro, como si se tratase de un castigo divino o de mala fortuna -en lugar de exponérselo como es, a saber, como un esquema en donde ha reinado la más absoluta impericia en la gestión de numerosas Administraciones.


 
Sobre Roberto Cachanosky

Profesor titular de Economía Aplicada en el Master de Economía y Administración de ESEADE, y profesor titular de Teoría Macroeconómica en el Master de Economía y Administración de CEYCE. Columnista de temas económicos en el diario La Nación (Argentina). Publica regularmente en el reconocido sitio web Economía Para Todos.