ESTADOS UNIDOS: ANDY BIGGS Y TED BUDD

La cruzada del impeachment terminará perjudicando a la izquierda

Conforme gana vigor la temporada en favor del impeachment...

03 de Diciembre de 2019

 

Conforme gana vigor la temporada en favor del impeachment y los representantes del Partido Demócrata insisten en la senda de la autodestrucción, vale preguntarse si acaso esa propuesta tiene salida para ellos.
 
Adam Schiff, Nancy PelosiPrevio a que Donald Trump obtuviera la nominación para competir para la presidencia por el Partido Republicano, individuos en ciertos espacios de poder iniciaron su faena contra el actual presidente, ya desde tiempos de campaña, casi siempre en privado. Los Demócratas y la izquierda estadounidense se unieron en ese casmino, involucrándose en ese curso ya desde hace más de tres años.
 
Públicamente, los Demócratas han invertido esfuerzo en esta tarea, desde el día en que Trump resultó elegido en las elecciones presidenciales. Ha sido apropiadamente documentado, por ejemplo, que Al Green (Representante Demócrata por el estado de Texas) expresó su deseo de destituir al presidente, luego de transcurrir pocos meses desde que Trump llegó a la Oficina Oval.
 
Acto seguido, Hillary Clinton echó mano del fraude que versa sobre la 'connivencia con Rusia' para explicar lo que para ella era inexplicable, a saber, el hecho de que los votantes estadounidenses rechazó su candidatura, inclinándose por la del outsider Donald J. Trump.
 
Desde entonces, los objetivos principales de los Demócratas fueron, en primer lugar, remover al presidente de su puesto y, si esa iniciativa fracasaba, declarar ilegítima a la presidencia de Donald Trump, a partir de la pretendida influencia extranjera en los comicios de 2016.
 
En el ínterin, canales de comunicación y medios afines a los Demócratas reforzaron la narrativa de la interferencia rusa. En el mientras tanto, núcleos de izquierda explotaron el accionar de movimientos de resistencia y de Antifa, a los efectos de motorizar turbulencia política. Algunos profesores universitarios incluso alentaron a sus estudiantes a expresar su furia, ante la derrota de Hillary Rodham Clinton, y la victoria de Trump.
 
La primera de las ideas citadas cobró mayor fuerza, aún cuando no era la mejor de ellas. A lo largo del tiempo, ideas similares se incorporaron a esa narrativa, no porque eran el camino correcto, sino porque eran la primer opción a mano, y porque los Demócratas se vieron a sí mismos encerrados en ese sendero -aún cuando propuestas más adecuadas surgieran en el intermedio.
 
Y aquí estamos ahora. Transcurre el 2019, y los Demócratas se han comprometido a su meta de eyectar de su puesto al presidente Donald Trump; si eso falla, se esforzarán por depositarlo en una ciénaga.
 
Es ciertamente tonto buscar la remoción de un presidente, cuando el pueblo se acerca a decidir en las urnas, en menos de un año. Y, a pesar de los más sólidos esfuerzos del Partido Demócrata a la hora de arrojar acusaciones contra el jefe de Estado, Trump ve incrementada su popularidad en todas las encuestas conocidas.
 
Otros estudios de opinión incluso explicitan que el públic desprecia la idea del impeachment.
 
Esta semana, el Comité de Asuntos Judiciales de la Cámara de Representantes consultará a numerosos profesores universitarios de Derecho, a efectos de informar al cuerpo colegiado, y para que aquéllos ofrezcan alguna justificación para la destitución. Adam Schiff (Demócrata por California; en la foto, junto a Nancy Pelosi) y presidente del Comité de Inteligencia, ha sugerido que podría convocar a testigos adicionales.
 
Cada vez que el legislador Schiff ha llevado testigos bajo la promesa de compartir revelaciones sorprendentes, el esfuerzo le ha salido mal. Al día de hoy, los Demócratas esperan toparse con algún tipo de evidencia sólida para argumentar en favor de la destitución.
 
Sin embargo, los Demócratas deberían prestar atención a las alarmas que comienzan a sonar, provisto que su proposición de impeachment no observa un carácter bipartidista ni bicameral, y siendo que la oposición contra la destitución sí contabiliza posturas desde ambos partidos y ambas Cámaras. Los hechos consignan ruidosamente que el Partido Demócrata marcha hacia un horizonte que los depositará en el precipicio.
 
¿Por qué, entonces, los referentes Demócratas insisten en esa vía?
 
Es probable que crean que el costo político que les traerá vergüena a corto plazo y que desmoraliza a su base electoral, sea demasiado alto. N obstante, presos de la obcecación, siguen adhiriendo al curso elegido, el cual es -desde todo punto de vista- descuidado, si el objetivo es apelar a un público más amplio en los Estados Unidos.

Esto no terminará bien para ellos.


* Andy Biggs, Legislador por Arizona en la Cámara de Representantes del Congreso de los Estados Unidos; Ted Budd, Legislador por el estado de Carolina en la misma Cámara

Artículo original, en inglés, en éste link