Ecuador: es necesario reestructurar la deuda

El gobierno ecuatoriano exige que 'paguen los que más tienen', porque se exhibe hoy en la disyuntiva de aumentar impuestos o endeudarse más. Por principio, se trata de una falsa disyuntiva dado que, aún si se llegase a recaudar los $500 millones que estiman obtener -producto de la nueva alza de impuestos-, ello solo cubriría entre un 5% y un 6,4% de las necesidades de financiamiento que se estima tiene el gobierno de cara a 2020 (esto es, $7.695 millones; si se materializan los ingresos de $2.000 millones por concesión o venta de activos estatales; o $9.695 millones si ell no sucede, cosa que es probable, conforme este año, no se materializaron los ingresos de $1.000 millones por idéntico concepto). Mientras tanto, pocos hablan de reestructurar la deuda, particularmente aquella con el principal acreedor individual, China.

Ahora mismo, Ecuador se asoma al precipicio de 2020-2023, años en que, de acuerdo a estimaciones de la Fundación Ecuador Libre, el servicio de la deuda consumirá el 40,8% de los ingresos del Estado. Solo en 2020, el servicio de la deuda ($7.701 millones) consumirá un 34% de los ingresos. Un Estado que destina cerca de la mitad de lo que ingresa para cumplir con su deuda es, sencillamente, inviable.

El gobierno podría evitar hacer más daño aumentando los impuestos, reestructurando la deuda con Pekín y otros acreedores. Un estudio reciente -preparado por el Kiel Institute for the World Economy-, concluye: 'Alrededor de la mitad de los préstamos de la República Popular China en el extranjero a países en vías en desarrollo están ‘escondidos'’'. Destaca el trabajo que, a gobiernos de países de ingresos bajos, China suele prestarle a tasas de mercado, y respaldando los préstamos con petróleo.

El estudio completa: 'En promedio, para el top 50 de los que recibieron los préstamos directos de China, la deuda ha llegado a constituir más de 16% del PIB en 2017'. Ecuador se encuentra entre este top 50 y, dentro de América Latina, es la nación más endeudada.

Adicionalmente, el estudio explicita que, desde el año 2000, Pekín ha tomado parte en al menos 140 reestructuraciones y condonaciones de deuda con gobiernos y entidades públicas de países en vías de desarrollo, y en aquellos considerados como mercados emergentes.

Para Ecuador, es relevante la reestructuración consolidada por la República del Congo a mediados de este año. El acuerdo de la reestructuración de la deuda de Congo con China comprendía que Congo cancelaría un tercio del stock de la deuda a lo largo de tres años ,y obtendría una extensión de 15 años para pagar los 2/3 restantes, a una tasa de interés promedio de 1,75%, todo lo cual reducía el servicio de la deuda con la República Popular China a la mitad. Un acuerdo similar en el caso de Ecuador, que incluyere la liberación del petróleo empeñado a China, cerraría la brecha de financiamiento igual o más que el aumento de impuestos, transparentaría la comercialización de petróleo, y lograría esto sin desalentar aún más el crecimiento económico.

Una reestructuración de la deuda proporcionaría un alivio importante e inmediato, aunque todavía quedarían pendientes las reformas estructurales que devuelvan el gasto público a niveles sostenibles. Normalmente, la iniciativa para reestructurar no proviene del acreedor, sino del deudor.

¿Por qué no lo ha hecho el gobierno en Quito?