INTERNACIONALES: ARMSTRONG WILLIAMS

La conspiración del 'Deep State' contra Donald Trump

Como nación, Estados Unidos supo maravillarse frente al razonamiento moral del Dr. Martin Luther King...

17 de Octubre de 2019

Como nación, Estados Unidos supo maravillarse frente al razonamiento moral del Dr. Martin Luther King, el cual ayudó a sobreponernos a un profundo estado de inercia, en el seno del establishment de los derechos civiles -generalmente, conservador-, que favoreció el incrementalismo antes que la abierta rebelión.
 
King declamaba entonces que había un sistema opresivo tan arraigado en la sociedad estadounidense, que no habría acción legal útil para desafiar a esa injusticia. Como resultado, adoptó una nueva y radical estrategia: la desobediencia civil no-violenta.
 
Donald Trump, Andrzej Duda, Polonia, Deep StateSu razonamiento se fundamentó no ya en la ley humana, sino en una de orden superior: 'Tal como es erróneo emplear medios inmorales para consolidar objetivos morales' -dijo King en una carta remitida desde la prisión de Birmingham-, 'es igual de erróneo, o quizás aún peor, el recurrir a métodos morales para preservar fines de carácter inmoral'.
 
El presidente estadounidense Donald Trump, haciendo hoy frente a un evento igualmente histórico, afirma exactamente lo mismo.
 
El furor del impeachment ha alcanzado una connotación febril tanto en los medios de comunicación como en Capitol Hill. Numerosos pedidos desde el poder legislativo versus Trump, los cuales en mayoría proceden del Partido Demócrata, están ganando momentum.
 
Sin embargo, muchas de las supuestas 'revelaciones' y 'argumentos' empleados como justificativos para aquéllas presentaciones de destitución, han provenido de fuentes anónimas y de pretendidos informantes en el seno de la Administración y la comunidad de inteligencia.
 
La oportunidad de ese esfuerzo es, a todas luces, sospechosa.
 
La más reciente controversia ha tenido que ver con el despido, por parte del presidente, del ex consejero nacional de seguridad John Bolton. Asimismo, otro aspecto de la historia hace a la decisión de Donald Trump de retirar la totalidad de los activos militares estadounidenses presentes en Siria.
 
Por otro lado, los pecadillos personales y las pequeñas ofensas de Trump son, simplemente, eso: pequeños y pobres justificativos que buscan eyectar al presidente, recurriéndose a la medida extrema del impeachment.
 
Y la razón más probable para explicar la magnitud del rencor acumulado es, quizás, que las 'infracciones' acometidas por la política exterior del presidente han perjudicado a una particular amalgama de intereses, presentes éstos en las fuerzas armadas estadounidenses y en el conjunto de las comunidades de la inteligencia. Es revelador, acaso, que los medios masivos de comunicación -los mismos que acecharon hasta el hartazgo al ex presidente George W. Bush a raíz de sus guerras- la emprendan contra Trump con semejante furia, dado el esfuerzo presidencial en resguardar a los Estados Unidos de América frente a esa misma trampa.
 
El cénit de la fiebre contra la ortodoxia de Trump ha alcanzado tal crescendo, que referentes del Partido Republicano 'a mitad de camino', incluyéndose allí a Rudy Giuliani y a Devin Nunes, ex presidente de la Comisión de Inteligencia en la Cámara de Representantes, han tomado la palabra para defender al jefe de Estado, evocando un obscuro complot ejercitado por el 'Deep State' o 'Estado profundo' americano.
 
En rigor, nadie sabe quiénes son los miembros de eso organización en las sombras conocida como 'Deep State', como tampoco nadie menciona nombres. Amén de ello, ese circuito parece acechar a presidente en cada esquina.
 
¿Acaso no suena incongruente ese lamento, viniendo de un partido político que controla la mitad del Congreso, parte de la Casa Blanca, y que ha designado al grueso de los miembros de la Corte Suprema de los Estados Unidos? ¿Cómo es posible que el terreno de juego del presidente pueda exhibir semejante control de poder político y, al mismo tiempo, mostrarse acechado por personajes ocultos tras bambalinas?
 
La respuesta es, antes que banal, nefasta. El 'Deep State' se oculta a plena luz del día. No se trata de un grupo clandestino, sino de una actitud de moda.
 
Muchos de nuestros ciudadanos y nuestras propias instituciones han adoptado el incrementalismo como lingua franca. La misma inercia que hizo que líderes de los derechos civiles se opongan al nuevo enfoque radical de King, el cual llevó a un cambio social, se opone a los esfuerzos de Trump con miras a transformar el marco geopolítico estadounidense. 
 
Los intereses hoy inmersos en la recurrencia del militarismo, la inmigración laxa, un comercio internacional injusto para los EE.UU. y el indetenible endeudamiento temen que la nueva orientación propuesta por Donald Trump asfixie sus conatos de riqueza e influencia. El diseño de un nuevo curso de acción podría forzar al doloroso realineamento de valores y prioridades pero, a la postre, deposita a los Estados Unidos de América en la dirección correcta.
 
En particular, dos aspectos diferenciados aunque interrelacionados de la política pública bajo Trump parecen haber irritado a ese consorcio. Se trata de la estratégica alianza entre los EE.UU. e Israel y de nuestra dependencia frente al Golfo Pérsico en lo que respecta al comercio de petróleo. Ambas ataduras nos han empujado a un sórdido País de las Maravillas compuesto a base de guerras, endeudamient e injusticia -todo lo cual nos ha costado caro, y es muy poco lo que nos ha representado como beneficio. 
 
En el curso de la construcción de poder a nivel global, nos hemos inflingido daños a nosotros mismos, sin mencionar a los millones de ciudadanos en Oriente Medio que ven ampliados sus padecimientos, inmersos en guerras en apariencia interminables.
 
El presidente George Washington, en los albores de su retiro, supo advertir frente a este mismísimo escenario. Dijo el ex mandatario: 'Nada resulta más esencial que las permanentes e inveteradas antipatías hacia naciones específicas, y que el apego apasionado en favor de otras, lo cual debería hacerse a un lado (...) El país que se inclina por un tercero en desmedro de otros, a partir de un odio o una cercanía habituales es, de alguna manera, un país esclavo. Y es esclavo de la animosidad o del afecto, con lo cual alcanza para alejar a ese país de sus deberes y de sus intereses'.
 
Estados Unidos ya no está en capacidad de hacer de fuerza policial en Oriente Medio; y no puede permitirse el ser arrastrado a ridículas batallas intestinas que tienen lugar entre sectas religiosas variopintas, con la pobre meta de afirmar sus derechos sobre la energía del Golfo. 
 
Al resguardar a los Estados Unidos frente a apegos innecesarios -trátese de antipatías o de alianzas-, el presidente Donald Trump parece mantenerse fiel a su promesa de poner en primer lugar a los intereses estadounidenses, por encima del resto.
 
El esfuerzo de esos intereses arraigados en torcer el esfuerzo del presidente prueba el carácter pernicioso de nuestros apegos. Ya fuere debido a una infiltración intrapartidaria o debido a la rebelión personificada en un núcleo de partisanos del golpe de Estado en el Partido Demócrata, hemos llegado a traicionar nuestra promesa, aferrándonos al poder en desmedro del pueblo.
 
Los serioes delitos constitucionales argumentados contra el presidente de los Estados Unidos merecen ser considerados en su debido contexto. Sin existir ese contexto, el contenido de lo argumentado fenece en un mero pretexto.
 
Ya los Demócratas le han dado un mordisco a la manzana, a partir de la extensa investigación de Robert Mueller; ese aspecto ha sido investigado e informado, sin hallarse allí siquiera una prueba significativa contra Trump. Ahora mismo, ese grupo intenta destituír a Trump por medio de una investigación de impeachment que se exhibe extrañamente disruptiva, dada la cercanía de una elección presidencial que fácilmente podría decidirlo todo. 
 
Al confrontar en forma directa con el Congreso, Trump prueba que no tiene intención de esconderse. Abiertamente, el presidente plantea una obligada pregunta: ¿de veras se propone Estados Unidos salir victorioso?


Artículo original, en inglés, aquí

* El autor, Armstrong Williams (Twitter: @ARightSide), es columnista en The Daily Signal (Estados Unidos), y conductor de su propio programa de radio, con llegada nacional.